Condiciones del conocimiento científico Kant

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4.1. Resumen del problema del conocimiento.
Kant en su análisis del conocimiento toma como modelo las ciencias, preguntándose qué le otorga su certeza, cuáles son sus condiciones de posibilidad, a fin de analizar si en la metafísica se dan tales condiciones.
La ciencia es un conocimiento universal y necesario, que precisa juicios sintéticos a priori. Las ciencias construyen los juicios sintéticos a priori mediante las formas a priori de la sensibilidad (el espacio y el tiempo)
, en el caso de las matemáticas y mediante las categorías, en el caso de la física.
Ahora bien, además, el conocimiento científico tiene como punto de partida la experiencia y es a los datos empíricos a los que se aplican espacio, tiempo y categorías, elementos aportados por el sujeto, que son a priori, que no proceden de la experiencia. Estos elementos a priori son los que condicionan y posibilitan todo nuestro conocimiento.
El análisis del conocimiento de Kant supone un cambio total de perspectiva, un “giro copernicano”.
Para Kant el sujeto al conocer no es pasivo o meramente receptivo sino que es activo, ya que el sujeto, aporta los elementos a priori del conocimiento, haciendo posible y determinando la realidad conocida.
Kant, concluye que el error de la metafísica es pretender aplicar las categorías del entendimiento a ideas como el alma, el mundo y Dios, como tales ideas no son fenómenos, no son realidades sensibles, la metafísica no es posible como saber científico.
Así, Kant distingue entre fenómeno y noúmeno

Fenómeno, es lo que aparece o se muestra es el objeto o la realidad, en tanto que es conocido; noúmeno es lo opuesto, lo que no aparece o se muestra, “noúmeno significa una cosa en la medida en que no puede ser conocida por medio de la intuición sensible”, por consiguiente el concepto de noúmeno queda como límite de la experiencia, como límite de lo que puede ser conocido. 

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El problema de Dios


En el uso práctico de la razón se encuentra también la contestación a la pregunta de qué es lo que le cabe esperar al hombre. Porque para explicar la existencia de la moral es necesario postular que el hombre es libre e inmortal y que existe un Ser Supremo, Dios, que garantiza que el cumplimiento del deber estará recompensado con la felicidad eterna.
El deber y la felicidad no pueden ser como dos líneas paralelas que nunca se encuentren; no tendría sentido que una vida virtuosa se quedara sin recompensa; sin embargo, de hecho, el cumplimiento del deber no está armonizado con la felicidad.Tiene que existir, por lo mismo, un ser que garantice que el cumplimiento del deber va a hacer al hombre feliz y este ser, sin el cual el deber no tendría sentido es Dios.
Dios, la inmortalidad y la libertad aparecen, en la filosofía de Kant, como exigencias de la moral, como “postulados” sin los cuales la moral, que existe, que es un hecho, carecería por completo de sentido. Las preguntas que segْn Kant preocupan al hombre, y no quedaban contestadas en la Crítica de la razَn pura, lo son en la Crítica de la razón práctica:
“¿qué debo hacer?”: cumplir con el deber que me impone la razَn, por respeto al deber mismo; “¿qué me cabe esperar?”: que mi alma no morirá y que después de esta vida será feliz en el cumplimiento perfecto del deber, felicidad que queda garantizada en Dios.

3. Líneas principales del pensamiento de Kant


Kant en su análisis del conocimiento toma como modelo las ciencias, preguntándose qué le otorga su certeza, cuáles son sus condiciones de posibilidad, a fin de analizar si en la metafísica se dan tales condiciones.
El análisis del conocimiento de Kant supone un cambio total de perspectiva, un “giro copernicano”.
Para Kant el sujeto al conocer no es pasivo o meramente receptivo sino que es activo, ya que el sujeto, aporta los elementos a priori del conocimiento, haciendo posible y determinando la realidad conocida.
Kant, concluye que el error de la metafísica es pretender aplicar las categorías del entendimiento a ideas como el alma, el mundo y Dios, como tales ideas no son fenómenos, no son realidades sensibles, la metafísica no es posible como saber científico.
Así, Kant distingue entre fenómeno y noúmeno

Fenómeno, es lo que aparece o se muestra es el objeto o la realidad, en tanto que es conocido; noúmeno es lo opuesto, lo que no aparece o se muestra, “noúmeno significa una cosa en la medida en que no puede ser conocida por medio de la intuición sensible”, por consiguiente el concepto de noúmeno queda como límite de la experiencia, como límite de lo que puede ser conocido. 
La razَn es única pero tiene dos usos:

La razón teórica y la razón práctica

La razَn teَrica es la se aplica al conocimiento de los objetos y la razَn práctica es la que empleamos para el análisis moral.
Kant, respecto al uso práctico de la razَn, defiende que la ética debe buscar los principios universales y a priori de la moral, de la acciَn libre.
La bondad o maldad de una acciَn reside exclusivamente en la intenciَn que la guía, en la buena voluntad del sujeto, y una acciَn está regida por la buena voluntad cuando es realizada por respeto al deber, sin tener en cuenta otros condicionantes o intereses.
El deber es definido por Kant como la necesidad de una acciَn por respeto a la ley.
El deber moral se expresa mediante imperativos o mandatos. Rechazando los imperativos hipotéticos por ser a posteriori y condicionados, Kant afirma que el imperativo moral debe ser categَrico y universal.
, Kant ha ofrecido diversas formulaciones del imperativo categَrico, la primera de ellas es: “Obra solo segْn una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal”.
También, Kant ofrece esta otra formulaciَn del imperativo categَrico:"Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio", esta formulaciَn destaca la obligaciَn de respetar a los seres humanos, porque, en tanto que seres racionales, tienen un valor absoluto:
son fines en sí mismos, no han de ser utilizados nunca como simples medios o instrumentos para otra cosa.
En la Crítica de la razَn práctica, Kant propone una vía de acceso a las ideas de la razَn: La libertad, la inmortalidad del alma y Dios son postulados, es decir, presupuestos o condiciones de posibilidad de la moral, abriendo así el camino de la creencia racional.

4. El problema del conocimiento


En su obra fundamental, Crítica de la razَn pura (1781), Kant examina el uso teَrico de la razَn (propio del conocimiento teَrico, especulativo) y elabora una teoría del conocimiento que intenta discernir lo que sabemos por experiencia y lo que el sujeto aporta al conocer, los elementos a priori del conocimiento.
4.1. Resumen del problema del conocimiento.
Kant en su análisis del conocimiento toma como modelo las ciencias, preguntándose qué le otorga su certeza, cuáles son sus condiciones de posibilidad, a fin de analizar si en la metafísica se dan tales condiciones.
La ciencia es un conocimiento universal y necesario, que precisa juicios sintéticos a priori. Las ciencias construyen los juicios sintéticos a priori mediante las formas a priori de la sensibilidad (el espacio y el tiempo)
, en el caso de las matemáticas y mediante las categorías, en el caso de la física.
Ahora bien, además, el conocimiento científico tiene como punto de partida la experiencia y es a los datos empíricos a los que se aplican espacio, tiempo y categorías, elementos aportados por el sujeto, que son a priori, que no proceden de la experiencia. Estos elementos a priori son los que condicionan y posibilitan todo nuestro conocimiento.
El análisis del conocimiento de Kant supone un cambio total de perspectiva, un “giro copernicano”.
Para Kant el sujeto al conocer no es pasivo o meramente receptivo sino que es activo, ya que el sujeto, aporta los elementos a priori del conocimiento, haciendo posible y determinando la realidad conocida.
Kant, concluye que el error de la metafísica es pretender aplicar las categorías del entendimiento a ideas como el alma, el mundo y Dios, como tales ideas no son fenَmenos, no son realidades sensibles, la metafísica no es posible como saber científico.
Así, Kant distingue entre fenَmeno y noْmeno

Fenَmeno, es lo que aparece o se muestra es el objeto o la realidad, en tanto que es conocido; noْmeno es lo opuesto, lo que no aparece o se muestra, “noْmeno significa una cosa en la medida en que no puede ser conocida por medio de la intuiciَn sensible”, por consiguiente el concepto de noْmeno queda como límite de la experiencia, como límite de lo que puede ser conocido. 

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