El condicionamiento de la conducta emocional

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Introducción

John Watson. El condicionamiento de la conducta emocional [1930]

Experimentos iniciales

¿Cómo es posible que objetos que en un principio no suscitan emociones puedan hacerlo después, acrecentando así la riqueza y peligros de nuestra vida emocional? Al iniciar nuestros trabajos, nos sentíamos muy poco dispuestos a experimentar en este campo, pero resultaba tan imperiosa la necesidad de explorarlo, que finalmente resolvimos intentar establecer miedos en el niño y luego estudiar métodos prácticos para suprimirlos. Como primer sujeto escogimos a Alberto, hijo de una nodriza del Hospital Harriet Lane. Se trataba de un bebé extraordinariamente 'bueno', que había pasado toda su vida en dicha institución. Durante todos los meses que trabajamos con él, únicamente lo vimos llorar después de nuestros experimentos.

Reflejos condicionados

Antes de hablar de los experimentos de que nos servimos para establecer respuestas emocionales en el laboratorio, es preciso recordar la técnica de los reflejos condicionados. A fin de establecer un reflejo condicionado debe existir, en primer lugar, un estímulo fundamental que provoque la respuesta en cuestión. El paso siguiente es lograr que también la provoque algún otro estímulo.

Experimento con Alberto

Nuestro primer experimento con Alberto tenía por objeto condicionar la respuesta de miedo a una rata blanca. Mediante pruebas repetidas comprobamos, en primer término, que sólo los ruidos fuertes y la remoción de la base de apoyo provocarían dicha respuesta en este niño.

Apuntes de laboratorio

A continuación transcribimos nuestros apuntes de laboratorio que indican el progresivo establecimiento de una respuesta emocional condicionada:

Edad: once meses y tres días

1) De improviso se saca de una canasta (procedimiento usual) una rata blanca – con la cual el niño había jugado durante semanas-, la cual le es presentada. Alberto empezó por extender la mano izquierda para alcanzarla. En el preciso instante en que su mano tocó al animal, detrás suyo se golpeó bruscamente la barra. El niño saltó violentamente y cayó hacia delante, escondiendo la cara en el colchón. Sin embargo, no lloró.

Edad: once meses y diez días

1) De improviso se le presenta la rata sin ruidos. Se observó que la criatura la miraba fijamente, si bien al principio no manifestó ninguna tentativa de alcanzarla. Entonces el animal se acercó; ello suscitó un conato de alcanzarla, la retiró de inmediato. Empezó a mover la mano para tocar la cabeza del animal con el índice de su mano izquierda, pero la retiró bruscamente antes de que el contacto se estableciera. Resulta evidente, pues, que las dos estimulaciones que la semana anterior se suministró asociadas, fueron efectivas.

Conclusión

Esta prueba del origen condicionado de la respuesta de miedo sitúa nuestro estudio de la conducta emocional sobre una base científico-natural. Es una gallina de huevos de oro mucho más productiva que la estéril fórmula de James. Proporciona un principio explicativo que dará cuenta de la enorme complejidad de la conducta emocional adulta. Ya no necesitamos recurrir a la herencia para esclarecer la conducta.

Watson, J.B., El conductismo. Buenos Aires: Paidós, 1972 (4ª ed.) (pp. 156-158). Trad., O. Poli.

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