Conceptos Fundamentales de la Filosofía de Kant: Una Exploración Detallada
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Conceptos Fundamentales de la Filosofía de Kant
Intuición
Experiencia inmediata de conocimiento. Kant solo admite la intuición sensible o percepción.
En su sentido ordinario o vulgar, esta palabra se refiere a un conocimiento oscuro, generalmente referido a los acontecimientos futuros; sin embargo, en filosofía utilizamos esta noción para referirnos a una relación cognoscitiva privilegiada: frente al conocimiento de una cosa que no tiene a su base una experiencia inmediata de ella (por ejemplo, el conocimiento puramente conceptual), la intuición es el modo de conocimiento en el cual el objeto conocido se encuentra presente, "en persona", ante el sujeto que lo conoce. Kant admite la intuición empírica o sensible (sensación), pero no la intuición intelectual.
Entendimiento
Facultad de los conceptos y los juicios.
Gracias a esta facultad somos capaces de conceptualizar o utilizar conceptos para comprender lo que se da a la percepción. Además de conceptos empíricos, Kant cree que en el Entendimiento hay doce conceptos puros cuyo origen no está en la experiencia; estos conceptos reciben el nombre de categorías.
Fenómenos
Los fenómenos constituyen el objeto de nuestro conocimiento; no son las cosas en sí mismas, sino solo tal y como a nosotros se nos presentan, las cosas ya sometidas a la estructura de nuestras facultades cognoscitivas: al tiempo y el espacio como formas a priori de la Sensibilidad y a las categorías del Entendimiento.
Son fenómenos psíquicos todo aquello que se da a la Sensibilidad o percepción interna (sentimientos, actos de voluntad, recuerdos, pensamientos, en suma, nuestra vida psíquica no interpretada en términos metafísicos, es decir, no interpretada en términos de propiedades del alma); son fenómenos físicos todas las cosas que se ofrecen a la percepción o Sensibilidad externa (plantas, seres inertes, animales, ...).
Una de las tesis características del Idealismo Trascendental es que el conocimiento humano no puede alcanzar las cosas tal y como puedan ser ellas mismas, sino solo tal y como se nos muestran a nuestras facultades cognoscitivas, y por lo tanto influidas o mediatizadas por la propia estructura de dichas facultades.
Idealismo Trascendental o Crítico
Título con el que se caracteriza la filosofía kantiana.
Kant utilizó la expresión "idealismo trascendental" para designar su propia filosofía y distinguirla del idealismo de Berkeley. Lo esencial de esta doctrina es la afirmación de que el conocimiento humano solo puede referirse a los fenómenos y no a las cosas en sí mismas. Esta tesis implica, en primer lugar, que en la experiencia de conocimiento el psiquismo humano influye en el objeto conocido, y, en segundo lugar, la afirmación de los límites del conocimiento humano. El idealismo filosófico se contrapone al realismo filosófico, teoría según la cual la experiencia de conocimiento no influye o determina al objeto conocido, sino que en ella el objeto se muestra sin distorsiones esenciales a la mente que lo conoce. Muchos autores creen que el idealismo kantiano es una forma sofisticada de subjetivismo y de relativismo.
Ideas
Conceptos de la razón referidos a objetos que nunca pueden ser percibidos. Los propone la naturaleza misma de la razón y son trascendentes porque superan los límites de toda experiencia. Son alma, mundo y Dios.
Las ideas son representaciones puras –no empíricas– de la Razón, se generan como consecuencia del peculiar funcionamiento de esta facultad cognoscitiva (la búsqueda de lo incondicionado o fundamento último de los fenómenos) y constituyen el objeto tradicional de la metafísica: el alma, el mundo y Dios. No tienen un uso constitutivo, sino regulativo: aquello a lo que se refieren (el alma, el mundo como totalidad y Dios) no puede ser objeto de conocimiento (la metafísica no es posible como ciencia), pero sirven como elementos reguladores y directivos de la actividad científica.
LAS IDEAS DE LA RAZÓN, SU ORIGEN Y LÍMITES | |||
Lo incondicionado en el ámbito de | |||
el sujeto | lo múltiple del objeto en el fenómeno | todas las cosas en general | |
Tipo de unidad | la unidad absoluta o incondicionada del sujeto pensante | la unidad absoluta de la serie de las condiciones del fenómeno | la unidad absoluta de la condición de todos los objetos del pensamiento en general |
Realidad en la que obliga a pensar | la condición o fundamento último de los fenómenos internos o vida psíquica | la condición o fundamento último de los fenómenos externos o cosas físicas | la condición o fundamento último de todos los fenómenos (tanto psíquicos como físicos) |
Disciplina a la que da lugar | psicología racional | cosmología racional | teología racional |
Idea | alma | mundo | Dios |
Tipo de silogismo falaz | paralogismo | antinomias | argumentos falaces |
Aunque los objetos a los que se refieren estas ideas no se muestran en la experiencia de conocimiento, no podemos rechazarlos absolutamente, pues tienen un importante papel en la explicación de la experiencia moral.
Libertad
Capacidad de los seres racionales para determinarse a obrar según leyes de otra índole que las naturales, esto es, según leyes que son dadas por su propia razón; libertad equivale a autonomía de la voluntad.
La razón teórica no puede demostrar la existencia de la libertad, pues solo es capaz de alcanzar el mundo de los fenómenos, mundo en el que todo está sometido a la ley de causalidad, y por lo tanto en el que todo ocurre por necesidad natural. Sin embargo, desde la perspectiva de la razón práctica, y si queremos entender la experiencia moral, cabe la defensa de la existencia de la libertad: si en sus acciones las personas están determinadas por causas naturales, es decir, si carecen de libertad, no podemos atribuirles responsabilidad, ni es posible la conducta moral; de este modo, la libertad es la ratio essendi (la condición de la posibilidad) de la moralidad, a la vez que la moralidad es la ratio cognoscendi (lo que nos muestra o da noticia) de la libertad.
Materia
En el ámbito del conocimiento, la materia es el conjunto de sensaciones; en el caso de los imperativos, la materia es lo mandado.
Este término aparece frecuentemente en Kant contrapuesto a la noción de forma, y particularmente en relación con los elementos constitutivos de los fenómenos. En la “Estética Trascendental” nos pide Kant que distingamos entre aquello que es consecuencia de la influencia de las cosas sobre nuestra Sensibilidad y que llama sensaciones (la materia), y el modo en que nuestro psiquismo organiza dichas sensaciones imponiéndoles una forma: las formas a priori de la Sensibilidad, el tiempo y el espacio.
Pero los términos materia/forma también tienen importancia en el ámbito de la ética: en todo imperativo cabe distinguir aquello que dicho imperativo ordena realizar (o prohíbe) y el modo peculiar de ordenar dicha acción, es decir, si lo hace de forma universal o si lo hace de forma particular: el mandato “debes coger el Metro” tiene como materia la instrucción de coger este medio de transporte, y como forma el carácter particular de su validez, puesto que solo es un mandato para nosotros si queremos, por ejemplo, llegar pronto a una cita; el mandato categórico “no debes mentir” tiene como materia la orden de no mentir y como forma la universalidad, puesto que nos dice que nunca y bajo ningún concepto se puede mentir. En el caso de los imperativos hipotéticos caben las excepciones, pues mandan solo de forma condicional –particular y contingente– mientras que los imperativos categóricos mandan una acción de forma incondicional y su forma es la universalidad.
Metafísica
Disciplina filosófica que aspira al conocimiento de lo que se encuentra más allá de la experiencia, de lo trascendente (particularmente Dios y el alma humana).
La metafísica que Kant estudió y criticó es la desarrollada por el racionalista Wolff, quien básicamente dividió la metafísica en tres partes:
Psicología racional o estudio del alma;
Cosmología racional o estudio del mundo natural;
Teología racional o estudio de Dios.
La filosofía racionalista creyó que el hombre era capaz de alcanzar un conocimiento objetivo de lo metafísico a partir del ejercicio puro de su razón, sin ningún apoyo en elementos empíricos. Aunque al principio Kant aceptó este punto de vista, tras la lectura de la obra de Hume lo consideró inadecuado: pensó que las disciplinas antes citadas están sembradas de argumentaciones falaces, de raciocinios dialécticos o sofísticos; en la “Crítica de la Razón Pura” concluyó que el conocimiento científico no puede ir más allá de la experiencia, más allá de lo que se ofrece a la percepción, por lo que la metafísica nunca será posible como ciencia, ya que sus objetos son trascendentes, están más allá de la experiencia. El conocimiento es una síntesis o reunión de concepto e intuición, y de lo metafísico tenemos concepto, pero nunca podremos tener una intuición o percepción.
Sin embargo, la metafísica no es una construcción humana arbitraria: Kant pensó que, dado el peculiar funcionamiento y naturaleza de nuestra Razón, era inevitable que los filósofos pensasen en Dios y el alma humana; estas entidades no son invenciones caprichosas, sino que están “propuestas por la naturaleza misma de la razón”. Su valoración de lo metafísico fue tan elevada que sus reflexiones éticas culminan en la afirmación de la necesidad de creer en lo metafísico, y a dichas entidades se refieren los postulados de la razón práctica. Ciertamente, de dichos postulados no se puede tener propiamente conocimiento, pero sí “fe racional”. Como él mismo dice, tuvo que renunciar al conocimiento de estas cuestiones para dejar paso a la fe.
Noúmenos (o Cosa en Sí)
Las cosas en sí mismas, fuera de su relación con nuestro modo de intuirlas o percibirlas; no son objeto de nuestros sentidos, ni por lo tanto de nuestro conocimiento.
Para Kant no cabe un conocimiento de la realidad nouménica, pero es posible acceder a dicha realidad mediante la experiencia moral; por ejemplo, aunque solo podemos conocernos a nosotros mismos como seres sometidos a la causalidad dominante en el ámbito de los fenómenos –es decir como no libres–, tenemos que pensarnos también como libres si queremos aceptar la posibilidad de una conducta sometida a imperativos categóricos, –es decir, una conducta moral–.
Razón
En un sentido general, la Razón es la facultad formuladora de principios. Se divide en Razón Teórica y Razón Práctica.
No se trata de dos razones distintas, sino de dos usos de la misma y única razón. Cuando dichos principios se refieren a la realidad de las cosas, cuando utilizamos la Razón para el conocimiento de la realidad, estamos ante el uso teórico de la Razón (o Razón Teórica); cuando dichos principios tienen como objeto la dirección de la conducta, la Razón tiene un uso práctico (Kant la llama Razón Práctica). En su uso teórico la Razón genera juicios y en su uso práctico imperativos o mandatos. En un sentido más restringido y en el contexto de la "Crítica de la Razón Pura", la Razón es la facultad de las argumentaciones, es la facultad que nos permite fundamentar unos juicios en otros, y que junto con la Sensibilidad y el Entendimiento compone las tres facultades cognoscitivas principales que Kant estudia en la “Crítica de la Razón Pura”.
TIPOS DE RAZÓN | ||||
Tipo de Razón | Obra que la estudia | Se refiere a | Tipo de proposición a la que da lugar | Hecho básico al que da lugar |
Razón | “Crítica de la Razón Pura” | el conocimiento del ser | juicios | hecho teórico |
a priori (universales y necesarios) | a posteriori (particulares y contingentes) | |||
Razón | “Crítica de la Razón Práctica” | el deber ser | mandatos | factum de la moralidad |
a priori: imperativos categóricos | a posteriori: imperativos hipotéticos |
REVOLUCIÓN COPERNICANA EN FILOSOFÍA | ||
Revolución | En astronomía | En filosofía |
Problema a explicar | el movimiento aparente de los astros | el conocimiento a priori |
Antes de la “revolución” | la Tierra en el centro del Universo y el Sol girando a su alrededor | el sujeto llega al conocimiento cuando se somete a las cosas;
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Consecuencia | no se puede explicar el movimiento aparente de los astros | no se puede explicar el conocimiento a priori |
Después de la revolución | el Sol en el centro del Universo y la Tierra girando a su alrededor | el sujeto impone características a las cosas que se van a experimentar; Sujeto ————› Objeto |
Consecuencia | se puede explicar el movimiento aparente de los astros | se puede explicar el conocimiento sintético a priori |
Revolución Copernicana (o Giro
Copernicano) En Filosofía
Revolución filosófica propuesta por Kant para entender cómo es posible el conocimiento sintético a priori. Da lugar al Idealismo Trascendental.
Kant explica el cambio que supone su filosofía en la concepción del conocimiento basándose en una analogía con la revolución copernicana. En astronomía, Copérnico comprendió que no se podía entender el movimiento de los objetos celestes con la tesis según la cual la Tierra está en el centro del Universo y el Sol y los demás objetos celestes giran a su alrededor, comprendió que para entender el movimiento de los objetos celestes era necesario cambiar la relación poniendo al Sol en el centro y suponiendo que es la Tierra la que gira a su alrededor. Kant considerará que en filosofía es preciso una revolución semejante a la copernicana: en filosofía el problema consiste en explicar el conocimiento sintético a priori; la filosofía anterior a Kant suponía que en la experiencia de conocimiento el Sujeto cognoscente es pasivo, que el objeto conocido influye en el Sujeto y provoca en él una representación fidedigna. Con esta explicación podemos entender, en todo caso, el conocimiento empírico, pero no el conocimiento a priori pues lo extraordinario de este último es que con él podemos saber algo de las cosas antes de experimentarlas, es decir, antes de que puedan influir en nuestra mente. Kant propone darle la vuelta a la relación y aceptar que en la experiencia cognoscitiva el Sujeto cognoscente es activo, que en el acto de conocimiento el Sujeto cognoscente modifica la realidad conocida. Según Kant, podemos entender el conocimiento sintético a priori si negamos que nosotros nos sometemos a las cosas, si aceptamos que son más bien las cosas las que se deben someter a nosotros: dado que para conocer un objeto antes ha de someterse a las condiciones de posibilidad de toda experiencia posible, es decir a las condiciones formales –a priori– impuestas por la estructura de nuestras facultades cognoscitivas, es posible saber a priori alguno de los rasgos que ha de tener cuando esté presente ante nosotros, precisamente los rasgos que dependen de dichas condiciones. Por ejemplo, a priori no podemos saber nunca si la figura que vamos a ver en la pizarra es un triángulo, ni las características contingentes de dicha figura (como su tamaño, su forma concreta, ...) pero sí podemos saber a priori que si es un triángulo ha de poseer todas las propiedades descritas por la geometría, ya que –según Kant– éstas son una consecuencia de la peculiar estructura de nuestra mente, y a ellas se debe someter todo objeto del cual podamos tener experiencia. Estas ideas las resume Kant con la siguiente frase: sólo podemos conocer a prioride las cosasaquello que antes hemos puesto en ellas. En resumen, el giro copernicano hace mención al hecho de que sólo podemos comprender el conocimiento a priori si admitimos que sólo conocemos los fenómenos y no las cosas en sí mismas o noúmenos, si admitimos el Idealismo Trascendental como la filosofía verdadera.
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Influencias
La filosofía kantiana es la culminación del pensamiento moderno pues en ella se cruzan de un modo profundo y original las tres principales corrientes de esta época: el Racionalismo, el Empirismo y la Ilustración. En su juventud Kant aceptó las tesis racionalistas más importantes de Wolff (seguidor a su vez de la tradición cartesiano-leibniziana), hasta que, según nos cuenta el mismo Kant, la lectura de Hume le “despertó del sueño dogmático”. Sin embargo, y a pesar de sus críticas a este movimiento, no es difícil destacar algunas ideas principales de la “filosofía crítica” del Kant maduro afines al racionalismo; este es el caso de su creencia en la posibilidad de un conocimiento estricto (los juicios sintéticos a priori), un conocimiento extensivo, pero también universal y necesario, aunque en la filosofía de nuestro autor referido únicamente a los meros fenómenos; o la tesis de que no todos los elementos que intervienen en el conocimiento tienen su origen en la experiencia empírica, pues hay elementos a priori, que los racionalistas llamaron “ideas innatas”, y que fueron entendidos por Kant no como contenidos de conocimiento sino como estructuras aprióricas, y no referidos a objetos sino a la forma que todo objeto ha de tener para que la podamos experimentar, a la estructura del mundo.
Por su parte, el empirismo dejó también una clara huella en Kant, y no únicamente porque Hume le llevó a rechazar las pretensiones de la “filosofía dogmática” del racionalismo. Por ejemplo, es claradamente afín al empirismo su afirmación de que la experiencia no permite extraer universalidad ni necesidad, (así, de la experiencia sólo podemos obtener enunciados particulares y contingentes, juicios que Kant llamará sintéticos a posteriori); o su tesis de que el conocimiento se puede referir sólo a lo que se da a los sentidos, siendo lo que esté más allá de los sentidos incognoscible y de imposible tratamiento científico; la consecuencia de esta tesis será la afirmación de que no es posible la metafísica como ciencia, como conocimiento estricto (aunque Kant afirma que el mundo moral abre la puerta a la relación del hombre con lo metafísico).
Respecto del tercer gran movimiento intelectual de la época, la Ilustración, Kant, con su obra Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración?, se convirtió en el más importante representante de esta corriente en Alemania. Su huella está presente en aspectos muy diversos de su filosofía, empezando, por ejemplo, en la idea ilustrada de la importancia de la razón, tanto como guía para el conocimiento de la realidad como para la práctica moral, o en el optimismo que lleva a considerar que esta facultad es el instrumento adecuado para emancipar al hombre de los errores de la tradición. Pero debemos citar también a dos ilustrados que definitivamente influyeron en nuestro autor: Newton, pues su teoría física le llevó a Kant a considerar que existe el conocimiento sintético a priori e intentar comprender cómo es posible este conocimiento tan excelente respecto del mundo físico, o su visión mecanicista del mundo natural que fomentó en Kant la creencia en la existencia de leyes deterministas respecto del mundo natural y, por lo tanto, la consideración de que el hombre, en tanto que pertenece a este mundo, no es libre (en la medida en que es un mero fenómeno). Y Rousseau, pensador que le mostró la existencia de un orden distinto al físico, el valor de la moral y del mundo del espíritu y la libertad necesaria en el hombre para poder participar de este mundo moral. Las dos obras principales de Kant (Crítica de la razón pura y Crítica de la razón práctica) se pueden entender como expresión de su preocupación por mostrar cómo el hombre pertenece a dos mundos, el de la Naturaleza (determinista) y el del Espíritu (ámbito de la libertad), y cómo ésta doble pertenencia es posible.
En cuanto a las influencias de los pensadores más lejanos, cabría señalar a Platón y sus “Ideas”, que en un sentido algo modificado están presentes también en las llamadas por Kant “ideas puras” de la razón (alma, mundo, Dios), y el concepto de Sumo o Supremo Bien y su relación con los postulados de la razón práctica, entre los que se encuentra la inmortalidad del alma, que guarda cierto parecido con uno de los argumentos utilizados por Platón para demostrar la inmortalidad del alma. O, finalmente, el pensamiento estoico y su estricto sentido del deber, tan lejano a una concepción hedonista y tan del gusto del rigorismo kantiano.