Comunicación Intercultural: ¿Puentes o Barreras?
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Un diálogo entre culturas implica un diálogo entre estructuras de pensamiento completamente distintas. Así pues, entre esos dos universos, autónomos e independientes entre sí, ¿es posible el entendimiento o se choca con la barrera ideológica interna e inherente al individuo?
El Término Diálogo
El término diálogo proviene de la yuxtaposición de dos términos griegos, dia (“a través de” o “mediante”) y logos (que abarca multitud de significados, todos ellos relacionados con “razón”, “entendimiento”, “lenguaje racional”). Entonces, desde el punto de vista etimológico, dialogar significa tender puentes que acorten las distancias entre dos individuos, culturas o grupos de opinión, a través del lenguaje y la razón. Debemos eliminar la distancia para llegar a una convicción racional. El diálogo se opone a las relaciones de poder, ya que estas son la relación entre desiguales (una de las partes se degrada). De un diálogo puede surgir el acuerdo (aunque no se llegue a este, existe la posibilidad); del poder, solo puede derivarse el sometimiento.
Consenso vs. Persuasión
El consenso (dialogante) es opuesto a la persuasión (inculturación), que implica imponer mediante violencia implícita o explícita la propia percepción. Por ejemplo, en la educación, la imposición de cultura, ideas, etc., podría ser un caso de violencia implícita.
- Modelo de consenso/convicción racional: sistema horizontal. Se dialoga y, a partir de la razón y argumentos, se puede cambiar de opinión.
- Modelo de persuasión: sistema vertical, basado en el poder del superior.
En el modelo de consenso (el dialogante), dos individuos pueden dialogar y llegar a un acuerdo si previamente existe un acuerdo de juicios, un pre-diálogo, un punto de partida común para poder empezar a dialogar. Si previamente no se tiene la misma percepción o forma de razonar, sus puntos de vista chocarán sin posibilidad de diálogo. No se trata de una mera diferencia de opiniones, sino de diferencias de juicios fundamentales, sistemas de ver la realidad completamente diferentes. Y este es el problema del diálogo entre culturas.
Entonces, ¿es posible que dos culturas con instrumentos de razón distintos se convenzan por medio de argumentos razonados y acepten una serie de valores? Ante esta pregunta hay dos posturas:
A/ Los que Niegan el Diálogo Intercultural (Culturalismo = Particularismo = Relativismo)
Esta postura implica la negación, por razones culturales, de un diálogo entre culturas. Los personajes más importantes del siglo XX que han defendido esta postura han sido O. Spengler (autor de la novela publicada en 1917 La decadencia de Occidente), y L. Wittgenstein (libro: Investigaciones filosóficas de 1953), quien formuló una nueva filosofía del lenguaje de corte pragmatista.
Estos teóricos opinan que:
- Existe un abismo entre culturas, ya que nuestra estructura de pensamiento (cultura, creencias, costumbres…) forma parte de nuestro ser, no nos podemos desprender de ella (nosotros somos parte del ambiente en que vivimos).
- La cultura es lo que nos constituye. Metafóricamente constituye nuestra carne y sangre. Es nuestra piel y no podemos salir de ella, no la podemos abandonar.
- Cada cultura es considerada como un átomo: son duras, están separadas, autosuficientes, impermeables…
- Constatan que las culturas son universos cerrados entre sí, incompatibles e incomunicables. La aproximación cultural conduciría a una inevitable colisión, ya que el concepto de “razón humana” no es universal, sino producto de un pueblo, un momento y una situación.
- Exteriormente: cada cultura es independiente de la otra (la occidental: de la islámica, de la helénica, de la mesopotámica…
- Interiormente: sí hay una evolución cultural. Una cultura sufre 4 procesos de evolución internos:
- Génesis (infancia de la cultura): periodo de formación
- Consolidación (adolescencia)
- Madurez (madurez de la cultura)