Comparaciòn entre Descartes y Hume

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En primer lugar, el contraste a realizar será en base a los conceptos de entendimiento, imaginación e ideas. Descartes en sus Meditaciones Metafísicas, asegura entre tantos otros planteamientos, que las ideas pueden ser clasificadas en tres tipos. Por una parte aquellas nacidas conmigo (ideas innatas), luego las extrañas o foráneas a mí (ideas adventicias) y por último las creadas por mí (ideas ficticias), cuyas concepciones lo llevan a proponer ideas innatas en el sujeto. Una realidad objetiva de las ideas, como Dios por ejemplo, no está en nosotros mismos y no es producto de aquellas imágenes o ideas ajenas a nuestro espíritu, concluyendo que no estamos solos en el mundo. Es así como prueba la existencia de Dios como un ser inmutable, eterno y omnipresente. No existimos sin Dios según Descartes, pues si nosotros mismos nos hubiésemos creado, carencia humana alguna seria inexistente transformándonos automáticamente en Dios. La concepción de la idea de Dios no es capaz de ser producida por nosotros mismos por dos razones: En primer lugar por ser una idea objetiva más allá de las limitaciones humanas y en segundo lugar por la nula capacidad de aumentar o disminuir dicha posibilidad, es decir, la idea de Dios. La mirada metafísica y dubitativa respecto a los paradigmas filosóficos contemporáneos a Descartes concluyen que el entendimiento de una idea no es igual a la imaginación de ella, pues el primero es la inspección del espíritu mismo y los cuerpos, siendo la imaginación producto del engaño de los sentidos (Genio Maligno), es decir, el mundo de las ideas tiene estricta relación con el alma y que más tarde Hume derribará con la inexitestencia de ella desde su rincón histórico.


Hume distintamente a Descartes en primera instancia define como concepto anterior a idea, el de impresión, como vivencias de presentaciones actuales, lo que oímos, sentimos, deseamos, etc. Dicho concepto nos llevará al de idea como la representación de una impresión o sensación anterior y aquella impresión es necesariamente coetánea a la existencia, es decir, debe ser actual. Es así como cada idea debe proceder necesariamente de una impresión. Sentir o desear es igual a impresión, impresión, a su vez, es igual a idea, impresión es, a su vez, igual a realidad, careciendo de realidad o existencia lo que no siguiese este cauce natural; existiendo aquí una de las tantas divergencias entre ambas exposiciones filosóficas. Si no existe impresiones que fundamente una idea determinada el concepto, para Hume, se define como ficticio, es decir imaginación para Descartes aunque claramente es utilizado con matices muy distintos, opuestos. El yo por otro lado es una idea ficticia únicamente en lo errático de atribuir al conjunto de impresiones e ideas del mí el nombre del yo, es decir, soy un conjunto de vivencias, impresiones e ideas y que se definen como mías sin embargo aquello no distingue al yo. La causalidad es algo similar dentro de los modelos de Hume definiéndola como asociaciones de ideas que se acoplan cuando son similares, en términos aún más simples surge una idea y luego otra que la acompaña por sucesión. Tengo la impresión X, luego la impresión Y pero no existe impresión alguna que las conecte, es decir, X no produce impulso que genere Y. Hume critica el precepto de ideas innatas en donde el hombre sería semejante a un papel en blanco cuyo contenido se llena con las impresiones. En momentos de mayor aflicción se recurre a la creencia, opuesto a lo que transmitía la metafísica de Descartes sobre la existencia de Dios. No existo yo, no existe dios, solo vivencias, impresiones e ideas llegando al apogeo en si del contraste buscado.

Otro concepto polémico es de substancia. La res extensa (cosa) o la substancia en la filosofía cartesiana se define como lo correcto existente y como forma completa debido a la no necesidad de factores ajenos a si misma para existir, como por ejemplo la concepción de un cuadrado (no necesita de otros factores para definirse a si mismo siendo como concepto la idea algo completo). Por otra parte Dios sería en este caso una substancia infinita puesto que los demás seres necesitan de Él convirtiéndonos en su extensión. Las bestias junto a los sujetos serían substancias finitas que no necesitan de nada más para existir, salvo Dios. El alma es pensamiento, entendimiento y el cuerpo es extensión correspondiéndole a cada substancia un atributo, una esencia, lo que las distingue clara y distintamente. El dualismo en la filosofía cartesiana es sin duda alguna una fuerte característica. El alma y el cuerpo no se necesitan mutuamente para existir como substancias. Aquí Hume despedaza el concepto fundamental en la teoría metafísica cartesiana (substancia) expresando en sus planteamientos que la substancia no posee impresión alguna, por ende no hay idea. Sino un término carente de significación. La substancia es solo un conjunto de percepciones particulares producto de la costumbre. El concepto de costumbre para Hume es crucial en el desarrollo de su filosofía siendo ésta la guía en la vida humana que indica la creencia de la repetición de algún acontecimiento pasado. El hábito y la costumbre generan como producto la creencia, siendo éstos los guías en el camino de la existencia basando la seguridad del futuro en estos criterios

He aquí dos iconos filosóficos que se sitúan en contextos históricos diferentes. Por un lado el empirismo inglés rechazaba el racionalismo y colocaba como fundamento la especulación. Durante la época cartesiana ciertos paradigmas se derribaban como el modelo geocéntrico y en el caso de Hume el modelo de newton era una ciencia empírica aceptada. El siglo XVII fue marcado por la dominación del materialismo sobre el espiritualismo. Durante el mismo siglo en Francia nace el racionalismo, encarnado por Descartes, que se difunde por todo Europa basado en que el punto de partida no eran los sentidos sino el espíritu humano. Más tarde el empirismo inglés, como se ha expresado anteriormente, se opone a la metafísica francesa. Descartes instala el racionalismo, la autonomía de la razón, en Europa continental. Luego el empirismo se extiende por Europa durante los siglos XVII y XVIII en donde Hume recibió la fuerte influencia de la ciencia newtoniana y de la aplicación experimental al estudio de la naturaleza humana, lo que sin duda alguna genera como producto el gran contraste entre una visión filosófica y otra. Descartes es el creador de un método científico deductivo, con fundamentos metafísicos durante la época moderna mientras que Hume lleva al empirismo a sus últimas consecuencias cuyo escepticismo se opone al racionalismo y el poder de la razón reconociendo los límites de ésta.


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