Comparación Descartes y locke

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Frente al Racionalismo y como reacción ante sus teorías, surge el Empirismo que es una corriente filosófica que se desarrolla a partir de la segunda mitad del Siglo XVII y cuyos principales representantes son Locke y Hume. Las principales teorías empiristas son las siguientes:

  1. El  Empirismo rechaza radicalmente el innatismo y afirma que no existen ideas ni principios innatos en el entendimiento. Con anterioridad a la experiencia nuestro entendimiento es como una página en blanco en la que no hay nada escrito. Esto significa que todo nuestro conocimiento procede de la experiencia. La experiencia marca el límite del conocimiento, es decir, no se puede ir más allá de la experiencia y sólo se puede estar seguro de aquello que se fundamenta en la experiencia.

  2. En cuanto al origen de las ideas, el Empirismo mantiene que las ideas más simples se basan directamente en la percepción sensible y las más complejas son construidas por la mente a partir de las más simples a través de mecanismos psicológicos de asociación y combinación. Esta teoría, que concibe las ideas en función de los procesos psíquicos de la mente humana, es denominada psicologismo.

  3. Basándose en el criterio de la experiencia como único fundamento del conocimiento, el Empirismo lleva a cabo una crítica radical a los conceptos metafísicos, como por ejemplo el concepto de sustancia.
    Para el Empirismo más radical nunca se puede ir más allá de lo dado por los sentidos, de modo que pone en duda todos los conceptos y principios en los que hasta ahora se había basado el conocimiento. En ese sentido el Empirismo conduce en muchas ocasiones, como por ejemplo en Hume, a una posición escéptica.

 Descartes está muy influenciado por el filósofo escéptico Montaigne, que es considerado como uno de los precursores del pensamiento moderno. De este autor toma la idea de la necesidad de la independencia y autonomía de la razón. Sin embargo, discrepa con él respecto al escepticismo, pues frente al escepticismo de Montaigne, Descartes dedica todo su esfuerzo a encontrar una certeza que precisamente le permita escapar del escepticismo.

 Descartes, al igual que Platón,  considera que el conocimiento matemático es el modelo a seguir por la filosofía en su búsqueda de la verdad. Para Platón, el conocimiento matemático o pensamiento discursivo estaba dentro de la episteme o verdadero conocimiento y era una especie de preparación para alcanzar la dialéctica o conocimiento supremo de la idea de Bien. Con las matemáticas el hombre sabio acostumbraba su razón a tratar con las ideas, preparándose así para acabar conociendo las ideas puras que era el objetivo último del verdadero sabio. Descartes también afirma en la parte II del Discurso del Método que tomó como modelo el método utilizado por los matemáticos para construir su propio método, de modo que éste en realidad es una imitación del método utilizado en lógica y matemáticas aunque superando sus posibles desventajas. Descartes afirma también que gracias al estudio de las matemáticas preparó su razón para conocer con posterioridad la verdad filosófica.


 En cuanto a la idea de infinito, Descartes discrepa respecto a los empiristas. Para éstos la idea de infinito es construida por la mente a partir de la idea de finito, por negación de los límites, siendo por tanto una idea facticia. En cambio, Descartes considera que la idea de finito presupone la de infinito, pues no es posible que lo más perfecto sea consecuencia y dependa de lo imperfecto. De ese modo, la idea de infinito no es facticia sino que es innata.


 Descartes utiliza el argumento ontológico para demostrar la existencia de Dios, argumento que fue formulado por primera por san Anselmo en el Siglo XI.


 En relación a la demostración de la existencia de Dios, Descartes critica a la escolástica y al Empirismo, pues considera que no se puede demostrar la existencia de Dios a través de la experiencia, pues Dios es un ser de naturaleza inmaterial al que sólo se puede acceder a través de la razón.


 En cuanto a la teoría de la sustancia, todos los filósofos racionalistas conceden una importancia fundamental a la noción de sustancia, entendiendo como tal todo aquello que existe de tal modo que no necesita de ninguna otra cosa para existir. En lo que discrepan los distintos filósofos racionalistas es en sus diversas teorías particulares sobre la sustancia. Así, Descartes pensaba que existían tres sustancias, Spinoza que sólo había una única sustancia y Leibniz consideraba que el número de sustancias era infinito.

 Tanto Platón como Descartes tienen una concepción dualista del ser humano, es decir, para ambos el cuerpo y el alma son sustancias diferentes, que no se necesitan la una a la otra para existir. Lo que yo soy, mi esencia consiste en el pensamiento.

 Descartes coincide con Platón al considerar que entre el alma o razón y el cuerpo o parte material del ser humano, existen unas realidades psíquicas intermedias a las que Platón denomina partes inferiores del alma (ánimo y apetito) y Descartes pasiones. Estas realidades surgen por el contacto entre lo puramente racional y lo físico, de modo que, aunque no tienen su origen en la razón pueden llegar a afectarla. Los dos coinciden en que la tarea del hombre sabio y prudente es dominar y someter estas partes inferiores del alma o pasiones a la razón.

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