Ciudadanía, liberalismo, comunitarismo y republicanismo: Un análisis comparativo
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El reto liberal
Construir una concepción ciudadana no es fácil. El reto liberal consiste en cómo hacer posible, a un tiempo, la defensa de las opiniones individuales (ética de máximos) y el compromiso cívico (ética de mínimos), algo que ya se vio al estudiar la ética cívica.
El liberalismo según Habermas
Habermas: El liberalismo defiende la primacía del individuo frente a toda opción holística o comunitarista. La tarea de las instituciones políticas será permitir que las preferencias particulares puedan coexistir. La democracia se convierte en un método para defender los intereses individuales. El liberalismo supedita, de este modo, el compromiso cívico a la realización de finalidades individuales. Habermas ha acusado al liberalismo de debilitar los procesos democráticos al separar tajantemente el ámbito público y el privado.
Fundamentos morales de la vida política
Fundamentos morales de la vida política: Rawls ha dado respuesta creando una concepción política de la justicia. Esta dice que, dado que vivimos en sociedades pluralistas, las distintas concepciones del bien deberían aceptar que la vida pública exige normas morales comunes con pretensión de validez universal. Estas normas pueden ser racionales.
Negación de la neutralidad del Estado
Negación de la neutralidad del Estado: El liberalismo sostiene un modelo de ciudadanía en el que el Estado debe mantenerse neutral ante cualquier opción de vida buena. Los comunitaristas se oponen frontalmente a esta tesis. Piensan que no es posible la realización de la justicia sin que esté guiada por un reconocimiento previo de lo que es bueno, como puede ser la igualdad de los seres humanos. La opción liberal por la neutralidad es una opción valorativa, no es neutra. Y además, entraña el riesgo de conducir a la sociedad a la apatía, al escepticismo, a la corrupción y a la violencia política.
El comunitarismo como humanismo cívico
El comunitarismo como humanismo cívico: El comunitarismo retoma la tradición del humanismo cívico y considera que una sociedad libre requiere de los ciudadanos sacrificio y disciplina. La motivación para la aceptación de este compromiso ha de proceder de la libre y voluntaria aceptación, por parte de los ciudadanos, de la empresa de mantener la ciudad, del amor a la propia identidad colectiva. Este compromiso recibe el nombre de patriotismo. El patriotismo es el vínculo con el que los ciudadanos se asocian en un proyecto político común compartido.
El republicanismo
Frente al liberalismo, que concibe a los seres humanos como voluntades soberanas y egoístas, y al comunitarismo, que los entiende como seres tribales, el republicanismo pone énfasis en la naturaleza interactiva de toda la vida social.
La libertad
La libertad no consiste en la ausencia de restricciones, sino en la garantía frente a la interferencia caprichosa de los demás. Esa garantía la proporciona la ley. La mejor forma de defensa frente a la dominación es un sistema jurídico e institucional que proteja la acción de la ciudadanía. Fuera de la ley no hay libertad. La ley crea libertad; no es una restricción que se acepta porque proporciona unos beneficios, como en el liberalismo, sino que la ley es constitutiva de la libertad.
Las aportaciones feministas al concepto de ciudadanía
Las aportaciones feministas al concepto de ciudadanía se pueden agrupar en dos bloques:
- La revisión de la filosofía política clásica, de la que se obtienen tres conclusiones:
- La tradición del pensamiento occidental se basa en una concepción política que excluye a las mujeres.
- Aunque el pensamiento apunta a la neutralidad, sus argumentos son solo aplicables a los hombres.
- El concepto "hombre" está asociado a la razón y cultura, que caracterizan la esfera pública; el concepto "mujer" se vincula a la emoción y naturaleza, que definen el ámbito privado.
- Teorías feministas marxistas y socialistas: Comparten la misma noción de naturaleza humana: algo creado mediante la interrelación dialéctica entre la biología, la sociedad humana y el entorno físico. Lo que crea los tipos humanos y psicológicos distintivos de cada sociedad es la praxis dominante de dicha sociedad. Las socialistas se centran en el capitalismo patriarcado y las marxistas en la explotación de clase.