Células T colaboradoras y linfocitos B: funciones y activación
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Células T colaboradoras o T4
Estas células no tienen actividad citotóxica y no matan células infectadas o patógenos directamente. En cambio, controlan la respuesta inmune dirigiendo a otras células para que realicen estas tareas.
Las células T colaboradoras expresan receptores de células T que reconocen antígenos ligados a moléculas HLA presentes en macrófagos u otras células como los linfocitos B.
La activación de una célula T colaboradora hace que ésta libere citoquinas (interleucinas, interferón…) que influyen sobre la actividad de muchos tipos de células:
- A) Activan macrófagos.
- B) Activa a las NK.
- C) Activan a linfocitos B.
Células T reguladoras o supresoras:
Regulan la intensidad de la reacción, los linfocitos T supresores inhiben todos los linfocitos T y B.
Linfocitos B
El linfocito B posee en su membrana receptores específicos que son anticuerpos, capaces de reconocer antígenos específicos. Cada linaje de células B expresa en su superficie un anticuerpo diferente.
La activación del linfocito B generalmente (no siempre) requiere de la ayuda del linfocito T. Cuando el anticuerpo de la membrana se une específicamente al antígeno, el complejo antígeno/anticuerpo pasa al interior del linfocito B donde es procesado y descompuesto en péptidos. El linfocito B muestra entonces estos antígenos peptídicos en su superficie unidos a moléculas del HLA. Esta combinación de HLA/antígeno atrae a un linfocito T colaborador que tenga receptores específicos para reconocer al antígeno. La célula T libera entonces citoquinas y activa así al linfocito B, transformándose en célula plasmática productora de anticuerpos específicos contra ese antígeno.
Los anticuerpos (Ac) o inmunoglobulinas (Ig) son proteínas que participan en la defensa contra virus, bacterias y parásitos mayores. Circulan por la sangre y penetran en los fluidos corporales donde se unen específicamente al antígeno que provocó su formación.
Sus cadenas tienen dos porciones: variable y constante. La porción variable es la encargada de reconocer al antígeno y de unirse a él. La porción constante es donde se une el anticuerpo a los receptores celulares y al complemento.
Hay cinco tipos: Ig M, Ig G, Ig A, Ig D e Ig E que se diferencian en estructura, momento de la infección en el que aparecen, actividad y lugar donde se encuentran (sangre, leche, saliva, etc.).
REACCIÓN ANTÍGENO ANTICUERPO
La función del anticuerpo es neutralizar al antígeno. ¿Cómo lo hace?
- a) Precipitación: Al unirse antígenos y anticuerpos solubles forman agregados insolubles que precipitan, lo que inactiva a los antígenos.
- b) Aglutinación: El anticuerpo se une a antígenos situados en la superficie de una célula. Como los anticuerpos tienen dos puntos de unión, los microorganismos forman agregados y ya no pueden infectar otras células.
- c) Neutralización: Anticuerpos situados en la membrana plasmática bloquean la acción de los antígenos contra la célula. Así, los antígenos no se pueden unir a las células y matarlas.
- d) Opsonización: El conglomerado antígeno-anticuerpo puede ser fagocitado por los macrófagos o por las Natural Killer. Las moléculas del Complemento pueden estimular, al unirse al complejo formado por antígenos y anticuerpos, la fagocitosis por parte de los macrófagos.