Las causas de la Segunda Guerra Mundial

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Las causas de la Segunda Guerra Mundial

La política expansionista de la Alemania Nazi

La primera consecuencia del acceso de Hitler al poder fue el abandono de Alemania de la Sociedad de Naciones (SDN) en 1933. Siguiendo los pasos de Japón, que había atacado a China y había sido condenado por la SDN, la política de la Alemania nazi para crear el Gran Reich y conquistar su espacio vital consiguió imponerse en Europa mediante hechos consumados, dejando sin respuesta a las potencias democráticas.

Alemania procedió a la anexión del Sarre. Pocas semanas después, impulsó el rearme de la sociedad alemana, estableció el servicio militar obligatorio y creó una fuerza aérea. En marzo de 1936, inició la remilitarización de Renania. Hitler había quebrantado el Tratado de Versalles sin que las democracias reaccionaran.

La debilidad de las democracias

La Guerra Civil Española facilitó la aproximación de Hitler y Mussolini, ya que ambos apoyaron a los militares sublevados contra la Segunda República Española (2REP). Esto ayudó a forjar la alianza política e ideológica del bloque fascista. En octubre, se formalizó el Eje Roma-Berlín y un mes después, Japón firmó con Alemania el Pacto Antikomintern contra la URSS.

La Guerra Civil Española evidenció la debilidad de las democracias, que propugnaron una política de no intervención. La falsa neutralidad fue una clara muestra de la actitud temerosa de los estados occidentales ante el apoyo nazi a Franco.

Hitler se aprovechó de la división política en Gran Bretaña entre conservadores y laboristas, y en Francia, entre el Frente Popular de Léon Blum y la derecha tradicional. Gran Bretaña, dirigida por Neville Chamberlain, fue la abanderada de la política de apaciguamiento respecto a Hitler, lo que significaba que no se opondría frontalmente a la acción nazi con la esperanza de que, una vez satisfechas sus aspiraciones de unificación germánica, cesaría su política expansionista. Francia aceptó esta política, considerando que Hitler podía ser un aliado útil frente a la URSS y el comunismo.

Esta política permitía ganar tiempo para intensificar la industria de guerra británica, especialmente la construcción de buques y aviones, así como las innovaciones tecnológicas como los radares. La posición de Chamberlain fue interpretada por Hitler como una actitud de tolerancia a su programa expansionista.

El Anschluss y el primer expansionismo nazi

En marzo de 1938, las tropas alemanas ocuparon Austria. Hitler forzó un referéndum que permitió la incorporación de Austria al Reich. Semanas después, procedió a la ocupación de los Sudetes, en Checoslovaquia. Ninguna de estas acciones suscitó claras reacciones adversas por parte de las democracias.

Fue Hitler quien tomó la iniciativa política y, en septiembre de 1938, convocó a los jefes de gobierno de Gran Bretaña, Francia e Italia a la Conferencia de Munich. Los reunidos aceptaron la ocupación de Alemania de los Sudetes y su integración en el Reich a cambio de garantías de no agresión en el futuro. Parecía que la teoría del apaciguamiento había evitado el conflicto abierto, pero una nueva agresión de Hitler contra Checoslovaquia, que provocó su desaparición como Estado, implicó la quiebra de esta política.

Hitler se anexionó el enclave de Memel en Lituania, al mismo tiempo que Mussolini consolidaba su presencia en el Mediterráneo ocupando Albania. Además, ambos jefes estrecharon su alianza política y militar con el Pacto de Acero (1939), ante la alarma de las democracias. La agonía de la paz era irreversible.

El estallido de la guerra en Europa

El siguiente horizonte del expansionismo nazi fue Polonia, pero Hitler era consciente de que la invasión de esta nación podía provocar la reacción occidental debido a las alianzas de Polonia con Francia y Gran Bretaña. Por eso, convencido de que no era posible mantener una guerra en dos frentes, Hitler llevó a cabo un acercamiento táctico a la URSS con el fin de conseguir su neutralidad militar en caso de producirse un conflicto occidental.

Los soviéticos veían con preocupación el avance alemán y no esperaban contar con ninguna ayuda si eran invadidos. Stalin optó por el Pacto germano-soviético de no agresión. Este pacto permitía evitar temporalmente el conflicto entre ambas potencias, enemigas ideológica y políticamente, e incluía unas cláusulas secretas de reparto de Polonia y de reconocimiento del control de la URSS sobre Finlandia, Letonia, etc.

La invasión nazi de Polonia se desarrolló a partir de la reclamación de Hitler sobre la ciudad libre de Danzig. La negativa del gobierno polaco, que contó con el apoyo francés y británico, fue la excusa que utilizó Hitler para iniciar la invasión de Polonia el 1 de septiembre de 1939. El día 3, Francia y Gran Bretaña declararon la guerra a Alemania. La Segunda Guerra Mundial había comenzado.

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