El Carlismo y el Ascenso del Liberalismo en la España del Siglo XIX

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Proclama Carlista y Contexto Histórico

El texto que nos ocupa es de naturaleza histórico-narrativa. Su autor es Antonio Pirala, historiador y político español de ideología liberal progresista. Pirala fue secretario de la Casa Civil del rey Amadeo I y gobernador civil de varias provincias. El documento, en forma de discurso, está dirigido a la ciudad de Álava y probablemente fue leído antes de 1833. En él, se exhorta a los ciudadanos a defender a Carlos V como legítimo rey.

Antes de su muerte, Fernando VII se enfrentó a un problema sucesorio debido a la Ley Sálica, que impedía a las mujeres heredar el trono. Al tener una hija, Isabel, promulgó la Pragmática Sanción, que permitía la sucesión femenina. Esta decisión fue el detonante de las Guerras Carlistas.

Las Guerras Carlistas: Un Conflicto Ideológico y Territorial

Pocos días después del fallecimiento de Fernando VII, estalló la Primera Guerra Carlista (1833-1839), un conflicto que no solo era dinástico, sino también ideológico, enfrentando a los partidarios del absolutismo (carlistas) con los defensores del liberalismo. Los liberales contaron con el apoyo de la burguesía, parte de la nobleza y las clases populares urbanas. Los carlistas, por su parte, fueron respaldados por parte del clero, la vieja aristocracia y, en algunas zonas, por el campesinado y los artesanos.

La Primera Guerra Carlista tuvo especial incidencia en el País Vasco, Navarra, Aragón y Cataluña. Esto se explica por dos motivos principales:

  • En estas regiones, la defensa de los fueros, que se oponían al centralismo liberal, era una cuestión fundamental.
  • La estructura de la propiedad de la tierra, repartida en explotaciones familiares y comunales, se veía amenazada por las leyes fiscales liberales.

La guerra fue larga y destructiva. La muerte del general carlista Tomás Zumalacárregui en 1835 y las divisiones internas entre los carlistas condujeron a la rendición de las tropas carlistas, comandadas por el general Maroto, ante el general Espartero en el verano de 1839. Este acto se conoce como el Abrazo de Vergara. Carlos se exilió a Francia y, aunque el carlismo no desapareció, se mantuvieron los fueros vascos y navarros.

Sin embargo, esta derrota no supuso la extinción del carlismo, que resurgió a lo largo del siglo XIX. Entre 1846 y 1849 se desarrolló la Segunda Guerra Carlista, y entre 1872 y 1876 tuvo lugar la Tercera.

El Ascenso del Liberalismo en España

El liberalismo es una corriente de pensamiento que defiende la libertad individual, la soberanía nacional y la existencia de una constitución que legitime los poderes. Los liberales aspiraban a la eliminación del Antiguo Régimen y a la construcción de una sociedad basada en los principios liberales: libertad de pensamiento y expresión, derecho a la propiedad privada, establecimiento de códigos legales como una constitución, división de poderes y tolerancia religiosa (aunque inicialmente solo se permitía el catolicismo).

El liberalismo en España tiene sus raíces en la Constitución de 1812, que se basaba en la soberanía nacional, la división de poderes, la igualdad ante la ley y la monarquía constitucional. Esta constitución se aplicó durante el Trienio Liberal (1820-1823) y sirvió de modelo para constituciones posteriores. Sin embargo, fue durante la regencia de María Cristina cuando el liberalismo comenzó a consolidarse. Ante la amenaza carlista, María Cristina se vio obligada a apoyarse en los liberales para asegurar el trono a su hija, la futura Isabel II.

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