Características del Método Descartes y Regla

El método será un conjunto de reglas, ciertas y fáciles, tales que todo aquel que las observe no tomará nunca algo falso por verdadero y, sin ningún esfuerzo inútil, seguirá siempre aumentando su conocimiento. Hay que establecer algo firme y duradero, un nuevo orden para el propio pensamiento; un orden inalterable, duradero, que perdure en los siglos venideros sin posibilidad de volver a caer en el error, tanto en las ciencias como en la filosofía, especialmente, ya que la filosofía no ha progresado por el camino seguro de la ciencia.

El método consiste en una serie de reglas para emplear correctamente las operaciones de inducción y deducción, fundamentales de la razón.

REGLA I

No aceptar como verdadera cosa alguna si no sabemos con certeza que lo es. La evidencia se define por caracteres.

Con esta regla, lo que pretende Descartes es dotarnos de un principio o criterio de certeza que nos lleve a la verdad.

REGLA II

Dividir cada una de las dificultades que examinare en tantas partes como fuese posible y cuantas requiriese su mejor solución. Método que Descartes denomina análisis o resolución, y que tiene por objeto facilitar el conocimiento de las naturalezas simples reduciendo paso a paso proposiciones complicadas a las que son más simples.

REGLA III

Ascender por deducción de los elementos simples al conocimiento de lo complejo. Es la síntesis que, partiendo de la captación intuitiva de las naturalezas simples, llega al conocimiento de todas las cosas cognoscibles.

REGLA IV

Examinar con cuidado la cadena deductiva para estar seguros de que no se ha omitido nada ni se ha cometido error alguno. Es lo que Descartes denomina enumeración o comprobación.

¿Descartes criterio de certeza? El requisito que utiliza Descartes para conocer la verdad o certeza es la evidencia. Algo es verdadero si estoy cierto de ello. El problema filosófico fundamental será el problema de la certeza. ¿Cómo puedo yo estar cierto de algo? Descartes obtiene el criterio de verdad a partir de la primera verdad descubierta con el ejercicio de la duda metódica. Lo que garantiza la verdad de la proposición “pienso, luego existo” es su claridad y distinción, por lo que podemos aceptar como “una regla general que todas las cosas que percibo muy clara y distintamente son verdaderas” (Tercera Meditación). No porque la belleza es percibida por los sentidos y los sentidos nos engañan, la belleza es subjetiva y no puede tener criterio válido. No porque en nuestra sociedad existen unos criterios de belleza que dividen en dos grupos a aquellas personas que los cumplen y a las que no. Aunque tenemos que decir que este criterio no está guiado por la razón, sino por los impulsos sexuales, por los sentidos del hombre o mujer.

¿Por qué necesita Descartes demostrar la existencia de Dios? Tenía que demostrar la existencia del mundo mismo que ya había sido puesto en duda, y para hacerlo recurre a demostrar la existencia de Dios y una vez que ha conseguido demostrar su existencia, entonces, a través del principio de veracidad divina conseguirá demostrar la existencia del mundo mismo. La demostración de la existencia de Dios la plantea Descartes de tres formas distintas:

La primera a través de las ideas innatas (que están en nosotros desde el momento mismo del nacimiento). Si en nosotros habita la idea de Dios como lo perfecto e infinito es gracias a las ideas innatas y estas están en nosotros porque es Dios quien las ha introducido en nosotros.

El segundo argumento se basa en mi propia existencia. ¿A qué se debe? No se puede deber a mí mismo, ni a que haya existido siempre, ni a una causa menos perfecta. Luego he de buscar la respuesta definitiva en Dios.

El tercer argumento: si mi mente es capaz de pensar en un ser infinito y perfecto, ha de pensarlo también como existente, pues de lo contrario le restaría perfección. Luego, a partir de la idea de perfección, se deduce la existencia misma del ser divino.