Características de las ideas de Platón

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No todo terminó ahí ya que fue Platón, discípulo del difunto Sócrates, quien continuó y amplió su teoría de los conceptos universales. La teoría de Platón, denominada Teoría de las ideas, fue su principal núcleo de pensamiento. Así, su hipótesis se basaba en el dualismo ontológico (dos realidades) y en el idealismo. En primer lugar duplicaba la realidad, dividiéndola en dos mundos totalmente opuestos: el primero era el mundo sensible, en el que se habitaba y donde se producían los cambios. El segundo era el mundo inteligible, donde se encontraban los conceptos de las ideas “en sí”, es decir, el verdadero significado de cada una de las cosas que se encontraban en el mundo sensible (belleza en sí, justicia en sí,…). A continuación explicaba el cómo físico para poder alcanzar el mundo de las ideas, mediante el cual explicaba el mundo sensible. Dividió los grados de conocimiento en dos, que a su vez se dividían en otros dos. El nivel más bajo de conocimiento era la imaginación, seguida de la creencia. En este primer escalón situaba Platón a la mayoría de la población, que era capaz de opinar sobre un tema pero no de saber si aquello que opinaban era verdaderamente cierto o no. En el segundo escalón situaba el pensamiento, basado en los objetos matemáticos para descifrar la verdad, que preparaban la mente para poder identificar objetos abstractos. El conocimiento era el grado de inteligencia más elevado, y permitía ver (con los ojos del alma) el mundo de las ideas y conocer los significados, en su sentido más elemental, de las cosas. Una de las obras más conocidas de Platón es el mito de la caverna, que se utiliza para explicar su teoría. En esta historia se nos cuenta cómo diversos hombres han estado encadenados desde su nacimiento, siendo obligados a mirar siempre en la misma dirección. Por delante de ellos se proyectaban sombras de objetos que representaban a los objetos reales (objeto real es un caballo, maqueta de un caballo es lo que se utiliza y la sombra de la maqueta del caballo es lo que se ve proyectado). En un momento dado, uno de los hombres es liberado y obligado a salir de la caverna en la que está, trabajo duro para él. Una vez fuera, y tras enormes esfuerzos para adaptar sus ojos (que provenían de la oscuridad) a la luz, poco a poco va descubriendo el verdadero conocimiento, el verdadero origen de las cosas que veía dentro de la caverna. Después entra de nuevo en la caverna y trata de contar a sus compañeros qué ha visto y tratar de guiarlos hacia la auténtica verdad. En este breve resumen, podemos identificar cómo el mundo sensible en el que vivimos sería el equivalente al interior de la caverna y el exterior de la misma, el que correspondería al mundo de las ideas. También podemos identificar los distintos grados de conocimiento, donde la imaginación y la creencia (ambos juntos denominados opinión) se situarían en las sombras que ven proyectadas los presos, y el pensamiento y el conocimiento (identificados como ciencia) en los objetos reales y verdaderos que se pueden observar fuera de la cueva. Platón consideraba que la educación que impartían los sofistas no era verdadera, ya que no mostraba el camino hacia la auténtica realidad, sino que enseñaba los conceptos corruptibles del mundo sensible. Él, por el contrario, utilizaba en sus libros un método llamado dialéctica, en que Sócrates conversaba con otra persona e iba planteando preguntas a las preguntas que su interlocutor hacía, hasta llevarlo al punto en que descubriría la verdad, basándose en la teoría de la reminiscencia que ya había planteado su maestro y apelando al absolutismo, la existencia de una única verdad absoluta e incuestionable. Hacía una distinción entre el cuerpo y el alma. El primero, cambiante, corruptible y temporal estaba obligado a permanecer en el mundo sensible y “ver” mediante los sentidos. Por otra parte, el alma estaba atrapada en el cuerpo por un periodo de tiempo, tras el cual volvería al mundo de las ideas y sería capaz de ver las ideas en sí de nuevo. Mientras tanto, había formas de “ver” el mundo de las ideas estando en la otra realidad, y éstas eran mediante el uso de la razón, que permitía ver objetos no perceptibles por los sentidos.

Y esto es, precisamente, lo que criticó Aristóteles sobre su teoría. Platón expresaba que había dos mundos en que se dividían las cosas, aunque jamás explicó qué relación existía entre ambos, cómo se relacionaban las ideas en sí con los objetos del mundo material. Así pues, Aristóteles definió las cosas como sustancias, una esencia unitaria formada por la forma (lo que es) y la materia (lo que puede ser). Teniendo todo esto claro, creó lo que se conoce como su teoría hilemórfica, que consiste en introducir el mundo ideal de Platón en nuestro propio mundo, sin tener la necesidad de duplicar la realidad. Opinaba que la esencia conjunta de todos los seres de un grupo era inherente a estos, y no se encontraba en otra realidad inalcanzable, así, aunque todas las mesas sean diferentes, hay una cualidad, una definición universal, que es el concepto de mesa. De esta manera, consiguió resolver el eterno problema del cambio, ya que explicaba cómo había partes que cambiaban en todos los seres (Heráclito) pero había otras que se mantenían constantes, invariables (Parménides).

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