El Camino a la Democracia en España: Etapas Clave
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La Transición Española: De la Dictadura a la Democracia (1975-1978)
En 1975 comenzaba el reinado de Juan Carlos I en medio de un conjunto de dudas y dificultades. Sin embargo, en un período de tiempo relativamente corto, el pueblo español fue capaz de realizar el cambio desde el franquismo a un régimen constitucional democrático: es lo que se ha denominado la Transición a la Democracia.
Se puede decir que el panorama político español presentaba tres alternativas: la continuidad del régimen, la reforma del mismo y la ruptura con la dictadura.
El Gobierno de Adolfo Suárez y la Reforma Política
El rey optó por mantener como presidente del Gobierno a Arias Navarro, pero impuso como ministros a franquistas moderados, como Fraga y Areilza, y a políticos jóvenes aperturistas, como Suárez y Martín Villa. Así pues, el Gobierno se caracterizaba por la contradicción entre Arias y sus ministros: inmovilista el primero, reformistas los segundos. Una serie de acontecimientos –oleada de huelgas con la gravedad de la represión en Vitoria, sucesos de Montejurra– desacreditaron la imagen reformista del Gobierno (limitados derechos de reunión y asociación) y, especialmente, de Fraga, ministro de Gobernación. El rey pidió la dimisión de Arias Navarro el 1 de julio de 1976, y nombró presidente del Gobierno a Adolfo Suárez.
De entrada, Suárez se encontró con algunos problemas: sospechas por su pasado falangista, poco prestigio, falta de apoyo de Fraga y Areilza, etc. Pero el nuevo Gobierno pronto dio muestras de un cambio de talante: tibieza en la actuación policial, aprobación de la reforma del Código Penal que permitiría la legalización de los partidos (salvo el PCE), liberación de algunos presos políticos (pero dejando en prisión a la mayoría de los presos vascos), etc.
Pero la que iba a ser la pieza clave de la transición legal hacia la democracia fue el proyecto de Ley para la Reforma Política, que Suárez presentó al país en septiembre de 1976. El proyecto significaba el cambio hacia un sistema parlamentario y constituyente, a partir de las instituciones franquistas. Había sido redactado por Torcuato Fernández Miranda, presidente de las Cortes. Era un texto breve en el que se afirmaba la democracia y la soberanía popular, se entregaba a las Cortes –bicamerales y elegidas por sufragio universal– el poder legislativo, y se preveía un referéndum para la ratificación de la Ley.
El Suicidio de las Cortes Franquistas y el Referéndum
En noviembre, el texto de la Ley fue aprobado por las Cortes. La discusión fue tensa y dura, pero las presiones de los ministros y de los aperturistas, las promesas de poder participar en el nuevo régimen, de que no se les pedirían responsabilidades políticas y la convicción de muchos franquistas de que la batalla estaba perdida, acabaron por inclinar la balanza a favor de la Ley. Fue el suicidio de las Cortes franquistas. Ahora era necesario que el pueblo español la aprobase en referéndum. La consulta, que se celebró el 15 de diciembre de 1976, fue un éxito para el Gobierno: 77% de participación y 94% de síes frente a un 2,6% de noes. La oposición, que había pedido la abstención, abandonó las tesis rupturistas.
Legalización de Partidos y Sindicatos
Como ya se ha dicho, Suárez había iniciado negociaciones con la oposición, y fruto de ellas fue la legalización de los partidos políticos, salvo el PCE. Los franquistas intransigentes y la cúpula militar habían convertido su negativa a aceptar al PCE en un símbolo de la resistencia al cambio. Pero Suárez sabía que era necesario legalizar a los comunistas antes de las elecciones si quería que estas fueran legitimadas por la opinión pública española e internacional. Así, el 1 de abril se decretó la disolución del Movimiento, y el día 9 de abril se hizo pública la legalización del PCE. El Consejo Superior del Ejército emitió una nota acatando la decisión “por disciplina y patriotismo” y el ministro de Marina dimitió. Días después se legalizaban las centrales sindicales.
Primeras Elecciones Democráticas y Pactos de la Moncloa
Las primeras elecciones democráticas desde la guerra civil se fijaron para el 15 de junio de 1977. Ante ellas, las fuerzas políticas se fueron perfilando: en la derecha se había fundado Alianza Popular (AP), liderada por Fraga, y que, aunque reivindicaba el centro político, pasó a representar a los nostálgicos de la Dictadura. Suárez formó la Unión de Centro Democrático (UCD), que era una heterogénea coalición de liberales, democristianos, socialdemócratas y ex falangistas. En la izquierda, el PSOE consolidaba su posición con la ventaja del respaldo internacional. El PCE apenas tuvo tiempo de diseñar su campaña y lanzarse a la actividad legal. Para muchos seguía siendo un partido revolucionario pese al tono conciliador de sus dirigentes. A su izquierda, los diferentes grupos tenían escasas posibilidades de obtener representación.
Resultados Electorales y Formación de Gobierno
La campaña electoral se desarrolló con normalidad, pero con un clima de intensa politización de la población. En las elecciones triunfaron las dos opciones de centro-derecha (UCD) y centro-izquierda (PSOE), dejando como minorías significativas al PCE y AP, con los nacionalistas vascos y catalanes y el PSP a la zaga. La UCD consiguió una mayoría suficiente para formar gobierno en solitario.
Crisis Económica y Pactos de la Moncloa
El primer Gobierno democrático tuvo que enfrentarse a la grave situación económica desencadenada por la subida del precio del petróleo. En el verano de 1977, los indicadores son demoledores: inflación del 20% anual, aumento del paro (10% en 1979), déficit de la balanza comercial y de la de pagos, crisis industrial, etc. En estas circunstancias, el Gobierno propuso un pacto a todas las fuerzas políticas: los Pactos de la Moncloa, que se firmaron el 15 de octubre. En ellos se establecieron medidas económicas que comprometieron a todas las fuerzas sociales, incluidas patronal y sindicatos, iniciándose la recuperación y la contención de la inflación. También se incluyeron medidas sociales y políticas, como la reforma fiscal, el control de la Seguridad Social y un programa de inversiones públicas. Los Pactos de la Moncloa fueron vitales para avanzar en el proceso de normalización democrática.