El Bienio Progresista y el Gobierno Unionista en España (1854-1863): Reformas y Política

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El Bienio Progresista (1854-1856)

El autoritarismo del gobierno moderado provocó la oposición y el levantamiento de los demás liberales, defraudados con la actuación gubernamental. El pronunciamiento de Vicálvaro, liderado por el moderado O'Donnell, dio lugar a la fundación de un nuevo partido centrista: la Unión Liberal. Este partido elaboró el Manifiesto de Manzanares, en el que se exigía el cumplimiento de la Constitución de 1845. La presidencia recayó en manos de Espartero, y O'Donnell convocó elecciones según la legislación de 1837, lo que permitió a progresistas y demócratas acceder a las Cortes. El gobierno intentó restaurar los principios del progresismo, restableciendo la Milicia Nacional y la ley municipal, que permitía la elección directa de alcaldes. Además, se preparó una nueva constitución en 1856 que, sin embargo, no llegó a ser promulgada. Esta constitución establecía la igualdad de poderes entre el Senado y el Congreso.

Reformas Económicas

La acción de mayor trascendencia fue el plan de reformas económicas en defensa de los intereses de la burguesía, con el objetivo de impulsar el desarrollo económico. Las acciones más importantes fueron la reanudación de la desamortización y la extensión de la red ferroviaria.

  • Desamortización de Madoz (1855): Afectó a los bienes propios y comunales, con el fin de conseguir recursos para la Hacienda Pública. Gran parte de los recursos obtenidos se destinaron a la construcción de la red ferroviaria.
  • Ley General de Ferrocarriles (1855): La construcción de líneas de trenes benefició esencialmente a los capitales extranjeros, que acudieron en abundancia al mercado español.

Crisis y Fin del Bienio

Las medidas reformistas del bienio no lograron remediar la crisis de subsistencias, lo que movilizó al pueblo en las revueltas de 1854 y provocó huelgas obreras. El malestar social condujo a un levantamiento campesino. El gobierno presentó la Ley de Trabajo, que introducía algunas mejoras y permitía las asociaciones obreras, pero la situación ya había provocado una grave crisis. La creciente conflictividad social y las discrepancias dentro del gobierno entre progresistas y moderados llevaron a la dimisión de Espartero. La reina Isabel II confió el poder a O'Donnell, quien reprimió duramente las protestas.

El Gobierno Unionista (1856-1863)

Liderado por O'Donnell, el gobierno unionista intentó el equilibrio político entre moderados y progresistas. Se consiguió una relativa estabilidad política interior, acompañada por una etapa de prosperidad económica debido a las inversiones ferroviarias. Se revitalizó el parlamentarismo.

Política Exterior

La política exterior fue activa, buscando recuperar el prestigio internacional. Se llevaron a cabo tres campañas principales:

  • Expedición a Indochina (1858-1863): No se obtuvieron beneficios significativos.
  • Intervención en México (1861-1862): Tampoco se lograron resultados positivos.
  • Campañas militares en Marruecos (1859-1860): Se obtuvieron algunas victorias y se amplió la presencia española en el norte de África.

Fin del Gobierno Unionista

El unionismo fue incapaz de afrontar la oposición de los moderados y de la propia Corona. O'Donnell presentó su dimisión, y la reina entregó el poder a los moderados.

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