Las Bienaventuranzas y la Fundación de la Iglesia

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Las Bienaventuranzas

Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que buscan la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.

La voluntad de Jesús es reunir a un nuevo pueblo de Dios

Jesús no quería limitarse a reunir una simple comunidad que diera continuidad a sus enseñanzas. Su intención era construir un nuevo pueblo de Dios en la Nueva Alianza. Jesús escoge como fundamento de la comunidad a 12 discípulos. Los 12 ¿tenían algún significado de este número? Para un judío de la época era una señal inequívoca: 12 fueron los hijos de Jacob y 12 las tribus de Israel. Con este gesto, Jesús indica que el pueblo de Dios.

Jesús enseña el Padre Nuestro

Los discípulos piden a Jesús una oración propia. Él les transmite entonces el Padre Nuestro, la oración de los hijos de Dios. Expresa el designio amoroso del Padre Nuestro, que llama a los seres humanos a compartir su vida como una gran familia.

La iglesia nace de la Eucaristía, en la que se hace presente el sacrificio de la nueva alianza.

La función de la iglesia fue un proceso, desde que comenzaron a llamarse discípulos en el inicio de su vida pública, hasta el día de Pentecostés. No obstante, si hubiera que fijar un día decisivo, este sería sin duda el de la Última Cena. El antiguo pueblo y el antiguo culto quedan sustituidos por el nuevo pueblo y nuevo culto. La comunidad reunida en torno a Cristo es la comunidad que se reúne en torno a la Eucaristía, memoria de Cristo y de su misterio pascual: su pasión, muerte y resurrección.

Los bienes compartidos: La Palabra y los Sacramentos

El bien que comparte la comunidad cristiana es la salvación que Cristo ha ganado. Esta salvación llega por dos cauces La Palabra de Dios: Cristo encomendó a sus apóstoles la misión de ser sus testigos, de anunciar el Evangelio a todas partes. Les prometió la asistencia del Espíritu Santo que los llevaría a la verdad completa, garantizando la fidelidad de la iglesia a su mensaje.


Los Sacramentos: Jesús no quiere que los apóstoles se limiten a anunciar la salvación; quiere que la realicen. El Dios de la resurrección les confirió la capacidad de reconciliarse con Dios, de perdonar pecados en el sacramento de la penitencia, antes de la Ascensión les confió el bautismo. De esta manera, Jesús aseguró su presencia y su acción constante entre los suyos.

Tema 6

Depositarios y anunciadores de la salvación. La revelación divina alcanza su plenitud en Cristo y finaliza con la muerte del último apóstol. La revelación se transmite a la Iglesia en dos modos: Con la tradición, que es la transmisión viva de la revelación en la historia, y con la Sagrada Escritura, que es la misma revelación puesta por escrito. La misión de la Iglesia hace posible que la revelación llegue a todo hombre y mujer. Resulta imprescindible la presencia de una palabra autorizada que interprete meramente los contenidos de la fe. Esta función es propia del magisterio, que puede desempeñarse bajo varias modalidades:

Magisterio solemne o extraordinario: realizado por un concilio que es la reunión de todos los obispos y el papa. Magisterio ordinario y universal: desempeñado por los obispos dispersos por el mundo en comunicación con el papa. Magisterio ordinario: semejante a la anterior, pero cuando enseñan algo siempre tenderá a hacerlo de manera infalible y definitiva.

La función de asignar es ejercida por los obispos, en unión con el obispo de Roma. El papel del Papa en este servicio a la verdad es fundamental. La misión confiada a Pedro por Jesús y transmitida a sus sucesores tiene dos aspectos primordiales: Ser fundamento visible de unidad: Solo en comunión con Él puede un obispo ejercer su magisterio auténtico y verazmente.

Confirmar en la fe: El Ministerio del Sucesor de Pedro es ante todo un servicio a la fe de sus hermanos para que puedan profesarla verdadera y auténticamente.

Los ministros ordenados, servidores de sus hermanos

Entre todos sus seguidores, Jesús escogió a los doce y les encargó la misión de servir a los demás. Dios llama también hoy a algunos fieles cristianos para servir a todos mediante el sacramento del Orden. En el orden existen 3 grados: Los obispos, que son los sucesores de los Apóstoles. El papa, sucesor de San Pedro y obispo de Roma. Los presbíteros, llamados comúnmente sacerdotes, y los diáconos, constituyen los otros 2 grados y ayudan a los obispos en su tarea. Como el resto de los miembros del pueblo de Dios, los pastores de la Iglesia buscan la santidad. Jesús les encomienda celebrar los sacramentos para todos los fieles, enseñar la Palabra de Dios con autoridad y guiar a la Iglesia hacia Dios. Esta manera específica de participar en la tarea de Cristo se llama ministerio.


Ministerio sacerdotal: los miembros de la Jerarquía administran los sacramentos

Ministerio profético: transmitir la Palabra de Dios guardada fielmente, interpretar las Escrituras y aplicarlas a la actualidad. El Ministerio regio o pastoral: Jesucristo, rey del Universo, guía a su pueblo, y a través de la jerarquía hace presente su misión en la tierra. Su ley es la ley del amor.

Tema 7

San Juan Pablo II

El 16 de octubre de 1978 fue elegido papa el cardenal arzobispo de Croacia, Karol Wastylan. San Juan Pablo II fue un papa que marcó la vida de las personas a través de sus muchos viajes y encuentros. Dos documentos de gran relevancia: el código de derecho canónico, que recoge las normas por las que se rige la iglesia, y el catecismo de la iglesia católica, en el que se condensa y se explica toda la doctrina de la fe. San Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005. Su fama de santidad era tal, que fue canonizado en 2014, tan solo 9 años después de su muerte.

Hacia una cultura del encuentro

A San Juan Pablo II le sucedió uno de sus colaboradores más cercanos, el cardenal alemán Joseph Ratzinger, con el nombre de Benedicto XVI. Benedicto XVI renunció al papado en 2013 por motivos de edad. Fue elegido papa el cardenal arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio. El papa Francisco es el primer papa americano de la historia.

Conclusión

La palabra del Santo Cardenal John Henry Newman cobra todo sentido: La iglesia no ha envejecido, es una verdad valiente que no puede envejecer jamás. Medicina salvadora de Cristo: El camino de la felicidad en esta vida y en la futura.

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