El Barroco Español: Características, Estilos y Grandes Autores

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El Barroco, además de un periodo de la historia del arte, fue un movimiento cultural que se extendió en la literatura, la escultura, la pintura, la arquitectura, la danza y la música desde 1600 hasta 1750 aproximadamente.
El rasgo que suele definir, en forma más acertada, al movimiento Barroco es la lucha de contrarios. La oposición de elementos genera una tensión en la obra que la aleja totalmente de la armonía y del equilibrio renacentista. No es casual que el juego de opuestos constituya un rasgo casi definitorio, pues refleja las inquietudes existenciales por las que atravesaba el hombre del siglo XVII.
En estos tiempos, brillaron las "plumas" de Miguel de Cervantes, Luis de Góngora, Francisco de Quevedo, se representó el mejor teatro de Lope de Vega, famoso desde el reinado de Felipe II, y, como culminación, se vieron las obras de Calderón de la Barca.
El Barroco valoró la libertad absoluta para crear y distorsionar las formas, la condensación conceptual y la complejidad en la expresión. Todo ello tenía como finalidad asombrar o maravillar al lector. Dos corrientes estilísticas ejemplifican estos caracteres: el conceptismo y el culteranismo. Ambas son, en realidad, dos facetas de estilo barroco que comparten un mismo propósito: crear complicación y artificio. El Conceptismo: Consiste en utilizar muchas ideas con el menor número posible de palabras. Se basa en asociaciones ingeniosas de palabras, paradojas, antítesis, chistes y juegos de palabras. Su mayor representante fue Quevedo. El Culteranismo: Busca la belleza formal sin importar el contenido, sino la forma. Utiliza recursos expresivos como el hipérbaton, perífrasis y metáforas... Es un arte de minorías por su lenguaje oscuro; su mayor representante fue Góngora.

Temáticas en la Poesía de Quevedo

Metafísicos:

Frecuente en la época, se medita sobre la existencia. Deriva en buena parte de los libros ascéticos, desde una vista no estoica (persona que se rige por la serenidad, sin placeres ni ansias de poder ser libre). La brevedad de la vida, fugacidad del tiempo, aceptación de la muerte; estos son los temas habituales. El soneto es la forma común, se buscan comparaciones y metáforas de la vida cotidiana.

Morales:

Mayoría de sonetos, tono conminatorio, reflexión sobre las virtudes, vicios, riqueza, etc. También tiene perspectiva no estoica desde su visión ética.

Religiosos:

También sonetos, dedicados a paisajes o a personajes tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Se incluye un breve poema heroico en octavas dedicado a la resurrección. También se puede incluir una treintena de salmos que compuso a los 33 años con el título de Heráclito cristiano, que trata de una confesión de su vida anterior, compuesta en estrofas libres de endecasílabos y heptasílabos.

Circunstanciales:

Elogios, túmulos y epitafios de personajes del pasado y del presente. El género funerario se prestaba a la reflexión filosófica y moral. Son muy interesantes las silvas dedicadas al inventor de la artilleria, al descubrimiento de los restos de un rey, al reloj de arena, etc.

Amorosos:

Se incluye un ciclo, a la manera de Petrarca, dedicado a una desconocida dama con el título de Canta sola a Lisi. Quevedo intentó renovar la lírica amorosa renacentista por tres caminos distintos: 1. A través de una imaginería petrarquista: fuego, hielo, descripción de la dama, etc. 2. A través de neoplatonismos; 3. A través de una vuelta a la violencia afectiva del llamado amor cortés.

Satíricos:

Especial gusto por la sátira, podía desplegar con mayor libertad todos sus experimentos verbales y también poner de manifiesto por medio de la risa defectos de una sociedad. Cualquier ser animado, oficio, actitud, situación, puede ser objeto de sátira, habitualmente compuestas en sonetos, letrillas y romances. Los temas son muy variados.



Grandes Autores del Barroco Español

Luis de Góngora

(1561 en Córdoba - 1627) es, como sabemos, el adalid del culteranismo.

El carácter desabrido de Góngora, su incisividad satírica y la arrogancia con que se comportó como artista, le originaron abundantes enemistades. La más resonante fue la de Quevedo, tan agresivo como él, que profesaba una estética diferente (el conceptismo).

En la poesía de Góngora se advierten dos épocas:

Anterior a 1610 (la de “príncipe de la luz”), sus rasgos culteranos son mucho menores. Esta primera época fue siempre elogiada por la crítica.

Posterior a 1610 (“príncipe de las tinieblas”). A partir de esta época se acentúa grandemente su hermetismo. La crítica rechazó como abominable esta época, que fue rescatada al celebrarse el tercer centenario de Góngora (1927) por los jóvenes poetas de la Generación del 27.

Lope de Vega

Lope Félix de Vega Carpio nació en Madrid. Aunque su dedicación principal fue el teatro, cultivó todos los géneros de su tiempo, con la única excepción importante de la novela picaresca. Y así escribió obras líricas, épicas y dramáticas.

La lírica de Lope es muy rica y variada. Aparece:

  • Intercalada en obras dramáticas o novelescas; y
  • Constituye libros, como las Rimas, Rimas Sacras y Rimas Humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos.

Su inspiración es, por tanto, religiosa (y alcanza entonces cimas de espiritualidad dignas de los místicos del siglo anterior) y profana.

Los temas, en ambas vertientes, proceden de una fuerte motivación autobiográfica. Sus versos, a veces, eran crónicas poco disimuladas de sus amoríos.

Francisco de Quevedo

Francisco de Quevedo y Villegas nació en Madrid (1580).

La imagen que suele tenerse de Quevedo es la de un escritor chocarrero y procaz. Pero, aunque es cierto que escribió cosas de ese jaez, se le hace notoria injusticia al no reconocer que, además, es uno de los más grandes escritores españoles, como lírico, escritor político y severo moralista.

Como en Góngora, se da en él una disociación chocante entre el sarcasmo (desengañado, amargo) y la hondura (superior a la de Góngora) poética y de pensamiento.

Como sabemos, Quevedo es el ápice del conceptismo barroco. Este estilo procede a una gran condensación del pensamiento, y elabora conceptos (es decir, correspondencias y aproximaciones entre objetos muy diferentes) con un lenguaje aparentemente llano.

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