El Barroco y la Contrarreforma: Transformaciones religiosas

Barroco

Una vez finalizado el concilio, una nueva labor se imponía a la nueva iglesia que había surgido de él: implantario. Todo esc llevaba su tiempo e insignes figuras como Carlos Borromeo o el papa Pío IV, que fundó el seminario romano y nombró una comisión que velara por la aplicación del concilio; el papa Gregorio XIII, que siguió velando por la formación de los sacerdotes implantando veintitrés seminarios y creando la Universidad Gregoriana.

Durante la Edad Media la religiosidad popular no estaba centrada en el culto a los santos o a la Virgen, sino en el culto al Cristo humano, sobre todo en la Pasión (de ahí la gran abundancia de reliquias relacionadas con la pasión de Jesús y de crucifijos) y una religiosidad inculta donde ocupaba un puesto destacado la creencia en el diablo y sus enviados: las brujas, los turcos y los judíos.

En aquellos países en los que se consolida la reforma protestante, la religiosidad había sufrido profundas transformaciones con la desaparición del culto a la Virgen y a los santos, a la devoción por la Eucaristía y a las peregrinaciones.

Las nuevas ideas surgidas del concilio y el espíritu de Contrarreforma

habían difundido una reafirmación de lo católico frente a las ideas protestantes que seguían su curso en los países centroeuropeos. Así, la piedad popular comenzó a manifestarse en forma de procesiones, en la celebración de la fiesta del Corpus Christi, en la difusión de una mayor devoción por la Virgen y el rosario, se promueven las peregrinaciones a los santuarios marianos, así como se va a poner un mayor énfasis en la pompa y la magnificencia y se incrementa el espíritu festivo, aumentando considerablemente las novenas y celebraciones. Nacen y se difunden devociones como el Sagrado Corazón o la consagración del mes de mayo a María. Hay un énfasis en el papel de los santos y la importancia de las imágenes religiosas que los protestantes habían desvirtuado y desposeído de su valor e importancia.