Arte Rupestre Ibérico: Cantábrico y Levantino

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Ambas imágenes corresponden a manifestaciones de arte rupestre ibérico pertenecientes a distintos periodos de la Prehistoria peninsular. La primera es uno de los conjuntos de bisontes más importantes de la Cueva de Altamira (Santillana del Mar, Cantabria), encuadrado en el denominado 'arte cantábrico', y dicha imagen se localiza en la 'Gran Sala de los Polícromos'.

Se trata de una pintura de los cazadores recolectores del Paleolítico Superior, en concreto atribuible al periodo Magdaleniense, con una cronología que abarca entre el 20.000 y el 15.000 a.C. Otros ejemplos del arte cantábrico: Tito Bustillo (Asturias), El Castillo (Cantabria) y Santimamiñe (País Vasco).

La segunda representación es una escena de caza propia del llamado 'arte levantino', en concreto es la escena principal de la 'Cacería de Ciervos', localizada en la Cueva de los Caballos de Valltorta (barranco de Valltorta, en Tirig, Castellón). La cronología de esta representación artística es objeto de polémica, pero la mayor parte de los autores lo sitúan entre en el Mesolítico (la más antigua sobre el 6000 aC). Otros ejemplos del arte levantino resultados: Cueva de la Araña (Valencia), Barranco des Gascons (Teruel) y Abrigo Tigia binumoo de Cogull (Lleida).

En la primera imagen (correspondiente a la pintura cantábrica) podemos contemplar la 'Gran Sala de los Polícromos', localizada en el interior de la Cueva de Altamira.

Ha sido denominada la Capilla Sixtina del arte cuaternario, y todo el conjunto de la cueva contiene un gran conjunto de bisontes, aproximadamente una veintena, de gran tamaño y generalmente bicromos y grabados. Hay una gran cierva, dos caballos y varios signos. También aparecen en la sala algunas manos en negativo moradas, varios caballos y bisontes en negro y un gran conjunto de grabados con ciervos, signos y varios antropomorfos. Sin embargo, en la imagen solamente se observa dos series de bisontes superpuestos. Los primeros delineados en negro y representados únicamente a partir del contorno, y los segundos policromados mediante el empleo combinado de pigmentos negros y distintos tonos de rojo. Dichas tonalidades se obtienen de la mezcla de sustancias naturales (carbón, óxido de hierro) con grasa animal o resinas vegetales que funcionaban como aglutinante. Es un magnífico ejemplo del arte paleolítico, en el que los animales desempeñan un papel protagonista, frente a otros motivos de menor frecuencia como los signos. Como se observa en el ejemplo, no configuran escenas claras y aparecen distribuidos en distintas direcciones. A veces dan la sensación de que los animales flotan en el aire, al carecer de superficies de apoyo. Se trata siempre de representaciones naturalistas, sin embargo, algunos aparecen representados en detalle y otros están sólo esbozados, las irregularidades del techo de la cueva se integran en la composición, confiriendo al conjunto una fuerza de gran valor expresivo.

En la segunda imagen (referente a la pintura levantina) se representa la 'Cacería de Ciervos', representada en un abrigo (cueva natural poco profunda), y se observa una escena de caza colectiva, en la que una serie de arqueros se enfrenta a una manada ciervos, ciervas y cervatos, a juzgar por el tipo de cornamentas que se pueden observar en la imagen. Reúne las características propias del arte levantino, como el uso de un solo color para las figuras, en este caso el rojo, la tendencia a la esquematización de las figuras representadas, a pesar de lo cual es un arte con gran capacidad narrativa y dinamismo. Especial atención merece aquí la figura humana, en la que no aparece ningún rasgo distintivo que las individualice, ni personal, ni jerárquico, tampoco aparecen ornamentos, ni adornos, como ocurre en otros ejemplos del mismo arte. Lo que destaca, sin duda, es la utilización de formas sinuosas que dota a los personajes de gracilidad, dinamismo y movimiento.

Ambas pinturas, separadas por miles de años, reflejan realidades culturales muy distintas. La primera está realizada en el interior de una cueva, en un contexto oscuro que debe iluminarse para ser visto y escasamente transitable. No parece que fueran concebidas para su exhibición pública. Las segundas, sin embargo, aunque también reflejan un universo cazador-recolector, se realizan en abrigos abiertos y poco profundos, característicos del Mediterráneo hispano, ámbito geográfico donde se localiza el arte levantino.

Estas pinturas han sido objeto de interpretaciones muy diversas y controvertidas, que todavía siguen siendo objeto de estudio por los expertos. Actualmente, el arte paleolítico como el de Altamira se interpreta como la manifestación artista es un chamán en trance que usa la cueva como un espacio de conexión con el mundo de los espíritus. Investigadores como Clottes y Williams han desgranado los argumentos que propician esta lectura. En el caso del arte levantino se desconoce su significado, pero se afirma que narra el proceso de transformación de las últimas comunidades cazadoras-recolectoras hacia un nuevo mundo dominado por la agricultura y la ganaderia. prácticas chamánicas. Estamos, por tanto, ante el arte de los últimos cazadores de Iberia.

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