Arquitectura, Escultura y Pintura del Renacimiento Italiano: Características y Artistas

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Renacimiento: Características Generales

La arquitectura renacentista se divide en tres etapas: Quattrocento (siglo XV), Cinquecento (primer tercio del siglo XVI) y Manierismo (segundo tercio del siglo XVI). En la arquitectura renacentista italiana, destacan el palacio y la villa. El palacio, residencia de los nobles italianos, evolucionó con el tiempo. Alberti lo describía como una "ciudad en pequeño". Generalmente, son edificios cerrados con un patio interior. La villa es una pequeña vivienda campestre para los nobles. En el ámbito religioso, destacan los templos con planta de cruz latina que recrean el esquema basilical. Las plantas centrales se fusionan con las longitudinales. El espacio es diáfano, unitario e iluminado por una luz limpia y blanca. Se generaliza el uso del arco de medio punto y las columnas respetan los órdenes clásicos. Los edificios se cubren con cúpulas o bóvedas de cañón decoradas con casetones. Los principales elementos decorativos son los grutescos.

Principales Arquitectos del Quattrocento y sus Obras

El primer gran artista fue Filippo Brunelleschi, quien con la cúpula de Santa María del Fiore en Florencia inauguró la época de esplendor del Renacimiento. Inicialmente escultor, en Santa María del Fiore combinó la pureza renacentista con la pervivencia gótica. Construyó una doble cúpula hemisférica en el interior y, en el exterior, una ligeramente apuntada sobre un tambor octogonal. La luz que penetra es blanca y unitaria, opuesta a la iluminación medieval. Alberti afirmó que esta obra igualaba e incluso superaba a las de la antigüedad. El primer gran proyecto de Brunelleschi fue el Hospital de los Inocentes, con un patio con arquerías de medio punto y tondos de cerámica vidriada. La Iglesia de San Lorenzo y la del Santo Espíritu, ambas en Florencia, son prototipos de basílica renacentista. San Lorenzo fue iniciada antes de que Brunelleschi se ocupara de ella, mientras que Santo Espíritu es completamente nueva. En ambas, el arquitecto introduce un trozo de entablamento entre la columna y el arranque del arco para dar mayor altura.

Michelozzo di Bartolomeo, discípulo de Brunelleschi, es autor del Palacio Medici-Riccardi. El exterior tiene aspecto de fortaleza, mientras que el interior presenta un patio renacentista que articula las habitaciones. Los paramentos son de almohadillado, signo distintivo de elevación social.

Leone Battista Alberti, arquitecto representativo de las matemáticas, la geometría y los textos de Vitrubio, creó obras como Santa María Novella en Florencia, cuya fachada recoge la tradición artística toscana. San Andrés de Mantua es un modelo de planta para las iglesias jesuitas, perfeccionado por Vignola. La planta es de cruz latina con una cúpula en el crucero y capillas laterales. El exterior es un gran arco del triunfo, inspirado en el arco de Tito. En el Palacio Rucellai, los zócalos muestran el opus reticulatum, un aparejo reticular. En Rímini, San Francesco, encargada por Segismundo Malatesta en 1450, es una pequeña iglesia monástica donde estaban enterrados sus antepasados. La fachada recuerda a un arco del triunfo, con columnas estriadas de capitel corintio y materiales de Rávena.

La transición del Quattrocento al Cinquecento la encarna Giuliano da Sangallo (1445-1516), autor de la primera villa renacentista, la Villa Medici en Poggio a Caiano, con elementos que evocan la antigüedad clásica, como una pequeña pronaos que antecede al edificio.

Principales Autores del Cinquecento y sus Obras

El primer gran arquitecto fue Donato Bramante (1444-1514), formado como pintor en la Corte Milanesa de Ludovico el Moro. Investigó el empleo de los órdenes clásicos y las plantas centralizadas. Sus obras se encuentran en Milán, lugar de su formación. A la iglesia prerrománica de San Sátiro le añadió un pequeño oratorio: Santa María presso San Sátiro. En Roma, construyó el templo de San Pietro in Montorio, encargado por los Reyes Católicos en el lugar donde la tradición sitúa el martirio de San Pedro. También proyectó la Iglesia de San Pedro del Vaticano, aunque fue Miguel Ángel quien la llevó a cabo sin concluirla. En el Patio Belvedere, ejecutó una impresionante fachada ante la que colocó una escalinata de peldaños semicirculares concéntricos.

Rafael Sanzio (1483-1520), conocido como pintor, realizó obras arquitectónicas como la Capilla funeraria de Agostino Chigi en la Iglesia de Santa María del Popolo y el proyecto para la Basílica de San Pedro.

Antonio da Sangallo "el Joven" (1484-1546) continuó la obra sobria de Bramante. Se centró en palacios que demuestran la evolución respecto al Quattrocento. Es autor del Palacio Palma Baldassini y el Palacio Farnesio. Este último tiene tres pisos y carece del almohadillado característico del Quattrocento. En el segundo piso se alternan frontones semicirculares y triangulares. El patio interior se inspira en el teatro Marcelo de Roma.

Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564) marcó la pauta para el inicio del Manierismo. Introduce la sorpresa y utiliza el lenguaje clásico con mayor libertad. Nacido en Florencia, se trasladó a Roma llamado por el Papa Julio II. En Roma realizó la Biblioteca Laurenciana, donde juega con los elementos clásicos sin respetar sus normas e introduce el agobio espacial, decisivo en la arquitectura manierista. La Basílica de San Pedro del Vaticano tenía planta cuadrada y una cúpula central. Para construirla, se inspiró en el Panteón de Roma y Santa María del Fiore: se alza sobre un tambor cilíndrico con ventanas cuadradas separadas por columnas pareadas, coronadas por frontones semicirculares y triangulares. La cúpula es semiesférica y no octogonal como la de Santa María. Como proyecto urbanístico, ejecutó la Plaza del Campidoglio de Roma, restaurando el Palacio de los Conservadores con el orden gigante y colocando en el centro la Estatua ecuestre de Marco Aurelio. En Venecia, destaca Jacopo Sansovino (1486-1570), que reforzó las bóvedas de San Marcos y trabajó en la reconstrucción de la Piazzetta y en la Biblioteca de San Marcos, admirada por su elegancia y grandilocuencia.

Arquitectura Manierista

Las obras manieristas estaban destinadas a una clientela refinada y culta. Los pintores del segundo tercio del siglo XVI pintaban "alla maniera" de Miguel Ángel, Rafael y autores del Cinquecento. No se imita directamente la naturaleza como en el Renacimiento. El Manierismo está influenciado por Miguel Ángel, al igual que Palladio.

Principales aspectos de la arquitectura manierista:

  • Utilización del lenguaje clásico con absoluta libertad.
  • Empleo de elementos tradicionales sin respetar las reglas.
  • Distribución original.

Escultura del Renacimiento Italiano

Se caracteriza por: independencia de la arquitectura, desarrollándose libremente, a diferencia de la Edad Media, donde era un complemento arquitectónico; búsqueda de la belleza y el equilibrio, con un canon anatómico; el desnudo como tema central, exaltando el cuerpo humano. Los materiales empleados son el mármol y el bronce, con la técnica de la cera perdida. El relieve alcanza un extraordinario desarrollo, con el uso del schiacciato para efectos de perspectiva.

Escultura del Quattrocento

El primer gran autor fue Lorenzo Ghiberti, quien dedicó gran parte de su vida a la decoración de las Puertas del Baptisterio de Florencia. En 1401, ganó el concurso para realizar las segunda y tercera puertas. El tema propuesto fue el Sacrificio de Isaac. Con su dominio del schiacciato, dispone las figuras en primer término con mayor volumen, mientras que las del fondo apenas se sugieren. Los personajes se mueven en amplios espacios naturales y marcos arquitectónicos.

Donato di Niccolò di Betto Bardi, conocido como Donatello, es el escultor más importante del Quattrocento. Nacido en Florencia, trabajó en el taller de Ghiberti. Estudió el cuerpo humano y su evolución. Entre sus primeras obras hay esculturas de santos, como San Jorge, con una mirada que recuerda al David de Miguel Ángel. En el basamento de esta escultura hay un relieve que demuestra su preocupación por la perspectiva.

Para los Medici realizó el David (1440), un adolescente estilizado, alejado de la anatomía de Miguel Ángel. Para la Catedral de Florencia realizó relieves de la Cantoría, con parecido a los sarcófagos romanos. Se interesó por la escultura ecuestre, como el Condottiero Gattamelata, inspirado en el retrato de Marco Aurelio.

Hizo una imagen de María Magdalena con un tronco de madera, con gran expresionismo y dramatismo. La escultura del Profeta Habacuc muestra a un hombre viejo y feo, alejado de los esquemas clásicos. En la obra de Donatello conviven realismo e idealismo.

Jacopo della Quercia (1371-1438), de origen sienés, conocía los relieves de la Antigüedad, como el Sepulcro de Ilaria del Carretto en Lucca. Para Siena realizó la Fonte Gaia, con figuras musculosas que influirán en Miguel Ángel.

Luca della Robbia (1400-1482) trabajó en los relieves de la Cantoría de la Catedral de Florencia, con imágenes infantiles. Recurrió a la terracota vidriada y policromada (La Virgen del Rosal).

Andrea di Francesco di Cione, llamado Verrocchio, es uno de los más importantes escultores de bronce del Quattrocento, admirador de Donatello y maestro de Leonardo da Vinci. Sus obras más interesantes son El David y la estatua ecuestre del Condottiero Colleoni, realizada con la técnica de la cera perdida.

Escultura en el Cinquecento: Miguel Ángel

Miguel Ángel es la figura central de la escultura del siglo XVI en Italia. Fue arquitecto, pintor, escultor y poeta. La escultura marcó su forma de entender el arte. Nacido en Florencia, se formó en el entorno de los Medici y del pensamiento neoplatónico.

Entre sus obras de juventud está un relieve en mármol que escenifica la batalla entre centauros y lapitas. Esculpió la Madonna della Scala con la técnica del schiacciato. Al morir Lorenzo de Medici, fue a Bolonia y conoció la obra de Della Quercia. Viajó a Roma y entró en contacto con el mundo clásico. En 1495 realizó La Piedad. Regresó a Florencia y le encargaron El David, que esculpe en un bloque de mármol de Carrara. El personaje mira al horizonte con fuerza y determinación, con la honda para derribar a Goliat. Miguel Ángel muestra el momento anterior a la acción, revelando su conocimiento de la anatomía.

En su segunda estancia en Roma, realizó el Monumento funerario de Julio II, con esculturas como Raquel, Lía y Moisés en San Pietro in Vincoli. Moisés muestra la "terribilitá", la fuerza contenida de sus figuras. En su tercera estancia en Florencia hizo las figuras de los Sepulcros de Lorenzo y Giuliano de Medici. Finalmente, regresó a Roma, donde su carrera dio un giro. Las superficies pulidas dieron paso a otras sin acabar. De esta época es La Piedad Rondanini, donde la Virgen sostiene el cuerpo de Cristo. Jugar con diferentes texturas tendrá peso en artistas como Rodin.

Características Generales de la Pintura Renacentista

Las técnicas empleadas son el fresco, que culmina en la Capilla Sixtina de Miguel Ángel, y el óleo, desconocido hasta el siglo XV. Los venecianos introducen el lienzo. Los temas son religiosos y profanos, dependiendo del comitente. Los encargos civiles se decantan por temas mitológicos, alegóricos e históricos. Comienza a cobrar relevancia el retrato, especialmente en Florencia en el siglo XIV, con obras de Pisanello o Botticelli. La perspectiva es la gran conquista del pintor renacentista, que representa la profundidad en un plano bidimensional. Primero se usa la perspectiva lineal, característica del Quattrocento, con líneas de fuga que se unen en un punto. Esta teoría se basa en estudios de geometría y en la obra "De pictura" de Alberti. La perspectiva aérea surge de las teorías de Leonardo: cuanto más lejanos están los objetos, más aire se interpone, desdibujando los contornos (sfumato). En el Quattrocento, el dibujo es más nítido, mientras que en el Cinquecento pierde vigor a favor del color. La luz del Quattrocento es conceptual, iluminando todo por igual. En el siglo XVI surge la luz dirigida. El cuerpo humano se convierte en una preocupación, como en el mundo grecorromano. Se analiza desde todos los puntos de vista y se emplea el escorzo, representando objetos perpendicularmente al plano. Se introduce la naturaleza y la arquitectura como fondo, a veces idealizadas, pero sin la minuciosidad de la pintura flamenca.

Pintura del Cinquecento

Leonardo da Vinci (1452-1519) nació en Florencia. Giorgio Vasari lo describe como admirable y divino. Comenzó como aprendiz en el taller de Verrocchio, y en El Bautismo de Cristo ejecutó un ángel y el paisaje. Se trasladó a Milán, donde trabajó en proyectos urbanísticos y arquitectónicos. En 1493 hizo una escultura ecuestre de Francesco Sforza. Da Vinci fue un gran observador de la naturaleza, estudiando el vuelo de las aves, las corrientes de agua y el viento, e incluso diseñó una máquina para volar. Sus grandes aportaciones son la perspectiva aérea y el sfumato. Entre sus obras más importantes está La Virgen de las Rocas, con cuatro figuras en un ambiente misterioso y un paisaje húmedo. La Última Cena es un fresco en el convento de Santa María de las Gracias de Milán, donde plasma el momento más tenso de la última cena de Jesucristo. La posición de las manos refleja la emoción de cada personaje. Entre 1503 y 1506 pintó La Gioconda, uno de los cuadros más enigmáticos de la historia del arte. El paisaje sirve de marco al retrato de una mujer de misteriosa sonrisa. En 1510 pintó Santa Ana, la Virgen y el Niño, con una composición piramidal y rostros amables. Leonardo se ocupó de la pintura con rigor científico, diseccionando cadáveres para representar el cuerpo humano en San Jerónimo.

Rafael Sanzio (1483-1520) nació en Urbino y demostró aptitudes para la pintura desde niño. A los 11 años comenzó a pintar con Perugino. Se independizó y fue a Florencia, donde entró en contacto con Leonardo y Miguel Ángel. Rafael sintetiza influencias creando un estilo personal, paradigma del Clasicismo. Julio II lo llamó a Roma para decorar estancias del Vaticano. Su vida fue breve, pero su producción artística lo convirtió en uno de los grandes pintores de la historia.

De su etapa con Perugino destaca Los desposorios de la Virgen, con la Virgen, San José y el sacerdote en el centro, y un templete octogonal al fondo. En La Madonna del jilguero se aprecia la influencia de Leonardo, con una composición piramidal y fondos desdibujados. En Roma decoró al fresco la Stanza della Segnatura, con La disputa del Sacramento, La escuela de Atenas, Alegorías de la jurisprudencia y del Parnaso, exaltando la verdad, el bien y la belleza. También decoró la Cámara de Heliodoro, donde los estudios anatómicos revelan su conocimiento de la obra de Miguel Ángel. Fue un gran fresquista y retratista, como demuestran los retratos de León X con dos cardenales, Baldassare Castiglione y El Papa Julio II. Rafael llevó a la cima el equilibrio, la serenidad y la armonía del Renacimiento.

Miguel Ángel: Cultivó varias manifestaciones artísticas. Su primera pintura fue el Tondo Doni (1503), que representa el mundo divino y el terrenal, unidos por San Juan Bautista. La escena es de gran belleza, con nitidez en el dibujo y colores vivos. En 1508, Julio II le encargó la decoración de la Capilla Sixtina, con escenas del Génesis y figuras colosales de profetas y sibilas.

El Juicio Final fue pintado más tarde en la pared del fondo, con la barca de Caronte llevando a los condenados al infierno. Tras el Concilio de Trento, las "partes pudendas" fueron "vestidas" por pinturas encargadas a Daniel Volterra. Las figuras miguelangelescas inspirarán a los pintores del Manierismo.

La Pintura Veneciana

Venecia tuvo una personalidad diferente a la de otros focos italianos. Desde el Quattrocento, los pintores venecianos sienten devoción por el color, que prevalece sobre el dibujo. El color plasma la luz dorada de la ciudad, que fascinará a los impresionistas en el siglo XIX. El comercio permitió la llegada de gentes y objetos exóticos, reflejados en los cuadros de Veronés. Es un arte sensual, que se complace en las calidades, los cuerpos femeninos desnudos y los brillos de los objetos lujosos.

En el siglo XV aparece la generación de los Bellini: Jacopo, Gentile y Giovanni, que plasmaron la ciudad en sus obras. El más interesante es Giovanni.

Giorgione, discípulo de los Bellini, sirve de nexo entre el Quattrocento y el Cinquecento en Venecia. Su pintura es más suelta, con el color como protagonista. Su obra más conocida es La Tempestad, de complejo significado. Una mujer desnuda amamanta a un niño bajo la mirada de un caballero, mientras un rayo surca el cielo.

En el siglo XVI encontramos a los tres grandes representantes de la pintura veneciana: Tiziano, Tintoretto y Veronés.

Tiziano fue discípulo de Giorgione. Sus primeras obras son tan parecidas a las de su maestro que han creado problemas de autoría. Fue un gran retratista, admirado por Carlos V y Felipe II, como vemos en El Retrato ecuestre de Carlos V en Mühlberg y el de Isabel de Portugal (Museo del Prado). Tiziano es el iniciador del retrato de aparato, donde el personaje aparece con esplendor y dignidad. Plasmó temas mitológicos, la desnudez femenina de formas redondeadas, como en Venus y Dánae recibiendo la lluvia de oro (Museo del Prado), las calidades de las telas y armaduras, y la luz dorada de Venecia. El Autorretrato (Museo del Prado) tiene contornos borrosos, precursores del impresionismo.

Paolo Veronés es el pintor de las grandes arquitecturas palladianas, las fiestas, el exótico mundo veneciano, el colorido de los ropajes y joyas, y lo anecdótico, transmitiendo un mundo de sensaciones placenteras. Entre sus obras más importantes está Las bodas de Caná.

Jacopo Robusti, conocido como Tintoretto, se cree que fue discípulo de Tiziano, aunque sus estilos son diferentes. Prefiere los colores fríos frente a los cálidos de Tiziano. En él confluyen la violencia y las anatomías de Miguel Ángel, la distorsión de Parmigianino y la narrativa de Veronés. Sus contrastes de luz y su concepción del espacio anuncian el Barroco. Una de sus obras más interesantes es El Lavatorio de los Pies, pintada para la iglesia de San Marcuola de Venecia. La escena se desarrolla en un marco arquitectónico grandioso, con los canales venecianos al fondo. Los colores fríos y la luz aumentan la teatralidad de la obra. En 1550 inició los frescos de la Iglesia de Santa María dell'Orto, empezando con La presentación de la Virgen. En su pintura hay rasgos manieristas, como la estilización de las figuras, los colores fríos y una luz irreal, aspectos que influirán en El Greco.

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