Aristóteles: Virtud, Felicidad y Política en la Antigua Grecia
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Aristóteles: Virtud, Felicidad y Política
La Virtud Ética como Hábito
Una vez definida la virtud ética como hábito, Aristóteles analiza cuál es ese hábito. Señala que la razón es la naturaleza específica del hombre, es decir, ejercitándola y controlando sus pasiones conseguirá la perfección, del mismo modo ocurre en los demás seres con sus respectivas naturalezas específicas. Aristóteles indica que nuestra conducta, en la virtud ética, tiene que ajustarse a un término medio entre dos extremos erróneos (uno por exceso y otro por defecto); este término medio hay que ajustarlo a cada sujeto, ya que ninguno es igual. El grado “extremo” que puede alcanzar el hombre es la virtud, que no implica mediocridad.
El Periodo Helenístico y la Influencia de Macedonia
La hegemonía de Esparta duró poco; fue derrotada por Tebas en el 371 a.C. Sin embargo, Tebas tampoco duró mucho y Macedonia comenzó a ejercer su influencia sobre el mundo griego, poniendo fin al régimen democrático. Aristóteles educó a Alejandro Magno y a sus generales, quienes fueron fieles a la cultura griega y al antiguo ideal de la polis como ciudad-estado independiente. Alejandro Magno decidió extender la cultura griega declarando la guerra a los persas. Dominó un extenso territorio, pero su muerte temprana le impidió consolidar sus conquistas, por lo que lo decidieron sus sucesores, llamándolos “reinos helenísticos”. Este periodo se conoce como “periodo helenístico”, en el que la cultura griega dominaba todo el mundo entonces conocido.
En el contexto cultural, destacan las comedias de Menandro y, en el campo de la oratoria, Demóstenes, quien con sus discursos trata de oponerse a la expansión del poder macedónico, defendiendo la antigua libertad ateniense en sus Filípicas. El arte del periodo helenístico abandona el severo idealismo del periodo clásico y se vuelve más realista: Praxíteles en escultura y Apeles en pintura. En el ámbito científico hay que destacar a Eudoxo de Cnido, matemático y astrónomo, creador del modelo de Euclides, quien en su obra Los Elementos constituye la geometría como ciencia axiomática.
Aristóteles y la Academia
Aristóteles estudió en la Academia durante 20 años. Junto con otros antiguos estudiantes de la Academia, llevó a cabo numerosas investigaciones biológicas, interesándose por la observación de la naturaleza y las teorías que sobre ella habían formulado los presocráticos para explicarla.
Comparación con Platón
Compararé a Aristóteles con Platón. Platón divide el alma en tres partes, cada una vinculada a una virtud: el alma racional, relacionada con el mundo de las ideas y a la que corresponde la virtud de la prudencia; el alma irascible, que corresponde a lo divino o voluntad y cuya virtud es la valentía; finalmente, el alma apetitiva, que corresponde a los apetitos o pasiones inferiores del cuerpo, correspondiéndole la virtud de la templanza o moderación. La virtud se consigue cuando cada parte del alma realiza la función que le corresponde y se alcanza un equilibrio o armonía entre las tres partes. Este equilibrio permite que el alma alcance la virtud de la justicia.
Ética y Política en Aristóteles
Las ciencias prácticas son la ética y la política. La ética aristotélica es eudemonista (busca la felicidad), también es una ética de la virtud, ya que con ella alcanzamos la felicidad. Aristóteles, frente a Platón, considera que no existe la idea del bien, sino que el bien es una palabra equívoca. Por eso, el bien ha de ser el bien del hombre, es decir, un bien realizado y poseído por el ser humano.
La conducta humana se mueve por fines jerarquizados para obtener fines superiores. El bien supremo y el fin último del ser humano es alcanzar la felicidad, aunque no todos los hombres están de acuerdo, ya que cada uno la identifica de distintas maneras. Aristóteles aprecia el valor de todos los bienes, puesto que sin ellos no se puede ser feliz; pero no acepta que los bienes sean la felicidad misma, esto significa confundir medios con fines.
Aristóteles señala que para alcanzar la felicidad suprema cada ser tiene que realizar la función propia de su naturaleza. La naturaleza del ser humano es la razón, es decir, a través del intelecto su vida será más perfecta y feliz. La vida contemplativa o teorética es la más adecuada para el hombre porque le permite alcanzar las virtudes propias de la razón: la sabiduría y la prudencia. El hombre no es solo alma, ni puede dedicarse solo a la contemplación intelectual; es también cuerpo y tiene una parte sensitiva y volitiva, que debe ser regulada racionalmente, es decir, para tener una vida plenamente feliz hay que practicar la virtud ética. La virtud ética depende del ejercicio y el hábito de controlar nuestras pasiones. La virtud ética es un hábito situado en un término medio entre dos extremos erróneos, uno por exceso y otro por defecto. Este hábito en el ser humano es la razón. La virtud es un extremo de perfección y nada fácil de lograr. La virtud más importante es la justicia. Para Aristóteles, la ética está subordinada a la política, ya que trata de proporcionar la felicidad a los pueblos y las ciudades (estados), lo que la hace superior y más perfecta. Aristóteles considera que el ser humano no puede desarrollar plenamente su naturaleza viviendo aislado. Necesita de los demás, por eso afirma en La Política que “el hombre es, por naturaleza, un animal social”. Para Aristóteles, el hombre apartado de la sociedad es el peor de los animales; en cambio, guiado por la ley del Estado, es el ser más perfecto y mejor. Aristóteles mantiene un organicismo social, y es en el Estado donde se cumple mejor el fin último de la vida perfecta y feliz. En política, Aristóteles distingue, por tanto, entre “la mejor constitución en absoluto” y “la mejor constitución dadas las circunstancias”. Esta última siempre que no abandone el bien común. Aristóteles distingue tres formas de gobierno legítimas y tres ilegítimas. La mejor constitución para Aristóteles es la que mantiene el “justo medio” entre las formas legítimas.