Aristóteles: Motor Inmóvil, Ética, Virtudes y Política

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El Motor Inmóvil o Primer Motor

El estudio del movimiento ha de llevarnos a la causa última del mismo. El cambio sólo puede darse a partir de algo que está en acto, todo paso de la potencia al acto requiere algún principio en acto.

Para que algo pase de ser en potencia a ser en acto, debe haber previamente algo en acto.

Todo cambio ha de tener una causa.

Para todo objeto que se mueve, debe haber otro que sea causa de su movimiento, que será su motor. El problema es que ese objeto estará en movimiento, por lo que tendremos que buscar una causa anterior.

La serie no pudo ser infinita, si no hubiera un primer motor que pusiera en movimiento al resto, no observaríamos ningún movimiento.

El primer motor mueve todo lo demás, pero lo hace sin moverse él mismo. Es inmóvil. Es eterno.

La Ética de Aristóteles

La Eudaimonia como Bien Supremo

El concepto inicial de la ética aristotélica es el bien, expresado como el fin hacia que todas las cosas tienden a su desarrollo, aunque es preciso aclarar que, a diferencia de lo que ocurría en Platón, la nación de bien a la que se refiere Aristóteles está ligada al mundo terreno.

Este carácter pragmático queda expuesto cuando comprobamos la preocupación por la felicidad humana. La primera tarea es la de la definición del concepto mismo de la felicidad y, para ello, analizar todo aquello que hace felices a los seres humanos, es decir, aquello que por sí solo hace deseable la vida y no necesita de ninguna otra cosa.

El Desarrollo de la Racionalidad como Base de la Eudaimonia

Si tenemos en cuenta la constitución humana, es claramente racional y su finalidad conduce hacia su continuo perfeccionamiento, la felicidad consistiría en la realización de las tareas propiamente humanas.

El concepto de teleología, ligado al desarrollo de las cuestiones morales, ya que la propia estructura personal implicaría su necesaria tendencia hacia la consecución de la felicidad a través de la facultad de la razón. Es a través de su propia actividad pensante como puede desplegarse completamente la condición feliz del ser humano.

Felicidad es actividad.

Según Aristóteles, el alma racional define al sujeto y su actividad contemplativa es la base de la felicidad.

Las Virtudes y el Ethos

La felicidad no se identifica solo con la virtud, aunque es inseparable de ella.

La virtud, basada en ciertas cualidades intrínsecas y ciertas disposiciones de su alma para comportarse de un modo excelente. Es necesario que el sujeto adquiera hábitos de conducta personal y social que actualicen estas posibilidades de desarrollo. Así, el hábito es el camino a través del cual Aristóteles propone la construcción moral del ser humano.

Las Virtudes Intelectuales y las Virtudes Morales

Las virtudes residen en el alma. Ahora bien, la concepción aristotélica del alma implica una doble dimensión de la misma: una racional y otra irracional.

Por lo tanto, habrá dos grandes grupos de virtudes:

  • Las virtudes dianoéticas consisten en el ejercicio y desarrollo de las distintas capacidades intelectuales. Son, por ejemplo, la prudencia, la ciencia y la sabiduría.
  • Las virtudes éticas consisten en la capacidad para regir nuestras acciones en el orden práctico mediante el conocimiento intelectual.

El conocimiento que ha de regir nuestra acción moral es la Phronesis (prudencia).

Tipos de Virtudes Éticas

Hay dos tipos de virtudes éticas:

  1. Según regulen la parte irracional del alma (valor, generosidad, etc.).
  2. Según regulen las relaciones sociales del hombre con sus semejantes (justicia, equidad).

La Virtud Ética como Término Medio

La unión del hábito con la virtud permite a Aristóteles proponer una definición que ha llegado hasta nuestros días.

Él mantiene que la virtud consiste en el término medio, es decir, en el equilibrio entre dos extremos igualmente perniciosos de las cosas.

Ni el exceso ni el defecto son apropiados. Es preciso medir el centro y situar en él nuestros comportamientos.

Sin embargo, admite que no todo comportamiento tiene un término medio y, además, hay comportamientos inequívocamente buenos o malos en su esencia.

Política

El Animal Político y la Finalidad del Estado

La ética y la política están indisolublemente unidas en Aristóteles.

La conducta moral del individuo no tiene sentido si no se realiza en el seno de una comunidad, debido a la sociabilidad natural del ser humano.

Aristóteles afirma que el hombre tiende naturalmente a la vida en sociedad, por lo que esta sociedad está originada de manera natural.

El individuo encuentra en su lugar natural y su posibilidad de crecimiento en el Estado y asegurar las condiciones para que sus miembros alcancen la felicidad y la perfección que le son propias.

El bien común es prioritario y supera al bien individual (por lo que la ética queda subordinada a la política).

El Estado debe favorecer el desarrollo de las virtudes éticas de sus ciudadanos; por esto, la educación de quienes componen la comunidad debe ser organizada y cuidada por el Estado de igual manera para todos sus miembros.

La Justicia y las Formas de Gobierno

La virtud clave para la organización perfecta del Estado es la justicia.

Aristóteles distingue dos clases:

  • La justicia general, definida por la necesidad del cumplimiento de las leyes.
  • La justicia particular que, a su vez, puede mostrarse como:
    • Conmutativa: asegura la igualdad de trato de los ciudadanos por parte del Estado.
    • Distributiva: atiende al mérito y a los servicios prestados por cada ciudadano para proceder a la determinación del trato que el Estado debe dispensarlo.

Para Aristóteles, las formas justas de organización social serían la monarquía, la aristocracia y la politeia, y las injustas, la tiranía, la oligarquía y la demagogia.

Las formas justas tienen en cuenta el interés común, mientras que estas solo atienden al interés de los dirigentes.

El gobierno ideal sería la monarquía de un hombre perfectamente virtuoso, pero encontrar un hombre perfecto es muy difícil, propone como ideal la politeia. La preferencia aristotélica se inclina hacia la politeia, basada en el predominio de las clases medias y regida por aquellos ciudadanos que destaquen en mérito y excelencia.

Desea hacer prevalecer una constitución basada en la clase media, esta clase es la que asegura la estabilidad del Estado, permanece fiel a las leyes y desconfía de los arrebatos pasionales. No trabaja en su solo interés, sino en el de todos los gobernados.

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