El árbol de la ciencia Pío Baroja comentario literario selectividad

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Pío Baroja: El árbol de la ciencia. (En Alcolea del Campo. Quinta parte, capítulo 5.)


ESTRUCTURA


El texto puede dividirse en tres partes:

Descripción de la situación social de Alcolea, dominada por la insolidaridad de sus habitantes y la influencia de la religión católica (líneas 1-13).2ª) Descripción de la situación política de Alcolea, dominada por el caciquismo de los partidos políticos conservador y liberal, y por la corrupción (líneas 14-31).3ª) Reflexión pesimista de Andrés, que considera que no debe irritarse ante hechos que parecen insolubles (líneas 32-38).El texto recoge, preferentemente, dos modalidades textuales: la descripción y la argumentación. Tras describir la situación del pueblo, el autor, por boca de su personaje Andrés Hurtado, reflexiona y expone sus ideas sobre la cuestión.

TEMA

Crítica durísima a la nefasta situación social y política de un pueblo español.

RESUMEN

  El narrador expone la situación social y política de un pueblo español, Alcolea del Campo, dominado por el egoísmo de sus habitantes, la cerrazón, la influencia de la moral católica, la ineptitud de los gobernantes, el caciquismo y la corrupción política. Andrés Hurtado reflexiona con pesimismo ante esta situación, contra la cual piensa que es absurdo luchar. 

COMENTARIO CRÍTICO

Se trata de un texto literario, fragmento de una novela, en el que, más que narrar, se expone o describe de manera muy crítica la situación de ese pueblo español y se reflexiona sobre ello. Esto hace que el texto esté más cerca del discurso expositivo-argumentativo que del propiamente narrativo. El fragmento pertenece a El árbol de la ciencia, la novela más representativa de Baroja, y se sitúa en el momento en que el protagonista, Andrés Hurtado, se ha trasladado a Alcolea como médico, en lo que podemos considerar como una experiencia más de su aprendizaje en la vida. Está escrito con un estilo sencillo, en léxico y sintaxis, muy carácterístico de la técnica narrativa rápida y espontánea de Pío Baroja.
 Alcolea es en el texto un pueblo simbólico, que está reflejando la situación común de un pueblo español a principios del Siglo XX. El narrador lo expone con brevedad al comienzo, en la primera línea, como si se tratara de una tesis que va a demostrar a continuación con diferentes argumentos.Y así es. En la descripción crítica de la sociedad insolidaria y cerrada de Alcolea, el narrador recurre a un vocabulario de connotaciones muy negativas, a comparaciones despectivas (“como los trogloditas en su cueva”) y a imágenes degradadoras que llaman la atención, como sucede al comparar a Alcolea con una ciudad sitiada por la moral católica o con un cementerio. Todo ello nos transmite la impresión de un pueblo anquilosado, cerrado al exterior, muerto. Más despiadada es la visión que nos ofrece de su situación política. Critica irónicamente la “selección” de los gobernantes (“los más aptos eran allí los más ineptos”). Censura el caciquismo, fenómeno bien evidente en la política española de la época, y la alternancia en el poder pactada por los dos partidos, conservadores y liberales (“mochuelos y ratones”). Estas animalizaciones despectivas, la adjetivación usada para caracterizar a sus alcaldes (“muy clerical”, “bárbaro y despótico”, “bandidos”, etc.) y las actuaciones depravadas de éstos, con robos constantes al municipio, dejan clara la intención sarcástica del narrador.Andrés Hurtado, como en otros momentos de la novela, reflexiona y extrae conclusiones, que responden a su espíritu angustiado y pesimista. Va inclínándose cada vez más por situarse a un lado, por la “no acción”: “¿Por qué incomodarse, si todo está determinado, si es fatal, si no puede ser de otra manera?” La influencia del pensamiento pesimista de Schopenhauer, que consideraba la vida como algo doloroso ante la cual lo mejor es abstenerse, parece clara. El narrador emplea un tono variado. Adopta un tono burlesco cuando censura la sociedad y política del pueblo (con rasgos tan extremados en la descripción de los caciques que están cerca del esperpento de Valle-Inclán). Y se torna serio, reflexivo, acorde con el espíritu del protagonista, al apuntar los pensamientos de Andrés Hurtado.


La intención del autor no ofrece dudas. Es Baroja, inconformista radical, quien está detrás de esta crítica clamando contra tantas injusticias de su época.

[Sugerencias de opinión]

 Se considera El árbol de la ciencia como una de las novelas más “noventayochistas”, una de las que mejor definen el espíritu de la crisis del fin del Siglo XIX. El fragmento comentado lo muestra bien. Hay, por un lado, una crítica concreta a la situación de España. Es el tema de España, fundamental en la Generación del 98. ¿Cómo se refleja en otros autores leídos y estudiados como Antonio Machado? ¿En qué poemas?Hay, por otro, un protagonista, Andrés Hurtado, “alter ego” del autor, que ante la crisis ideológica general, adopta una actitud pesimista. Son los llamados “conflictos existenciales” de la Generación del 98, evidentes también en la obra de Machado, Unamuno, Azorín, etc. ¿Qué temas existenciales aparecen en la poesía de Machado? ¿Y en los textos de Unamuno comentados? ¿De qué trata el relato "Las nubes" de Azorín?El texto de Baroja nos parece de plena actualidad. Algunos de los asuntos que critica siguen estando presentes en la realidad española de hoy: las costumbres cerradas de los pueblos, la influencia de la Iglesia, la ineptitud de los gobernantes... Hay uno, quizás, que nos llama la atención por su actualidad. Nos referimos a la corrupción política. Hay hoy en España muchos “mochuelos” y muchos “ratones” que, como dice Baroja, de forma suave o brutal, siguen saqueando la economía de nuestros municipios. ¿Qué actitud debemos adoptar ante ello? ¿Optamos por la protesta? ¿O preferimos adoptar esa postura desencantada y pesimista de Andrés Hurtado?

COMENTARIO DE TEXTO

1ESTRUCTURA
El texto, que contiene numerosos párrafos, puede dividirse en tres partes: 1ª) El narrador describe la llegada de los alumnos de Medicina a clase de química el primer día de curso (líneas 1-13). 2ª) El protagonista de la novela, Andrés Hurtado, dialoga con dos compañeros  sobre la actitud de los estudiantes (líneas 14-34).3ª) Se narra la aparición teatral del profesor y la reacción de los alumnos, que aplauden como si se tratara de un espectáculo (líneas 36-49).Se trata de un texto narrativo que contiene elementos propiamente narrativos, descriptivos y de diálogo. Al tratarse de un texto narrativo, quizás pueda hablarse de la estructura clásica en tres partes: presentación, nudo, desenlace.

TEMA

Primer día de clase de unos estudiantes de Medicina. Desencanto de Hurtado en el primer día de clase de Medicina. Crítica a la lamentable situación de la enseñanza de Medicina en España.

COMENTARIO CRÍTICO

Texto narrativo, fragmento de una novela, situado al principio. Pío Baroja y El árbol de la ciencia. Lenguaje claro, directo, en vocabulario y sintaxis (párrafos breves, sintaxis sencilla).

1ª parte

Críticas al estado de las instalaciones para estudiar Medicina: -La clase de química se da en una antigua capilla y se señala que es un defecto frecuente en España: “anomalía clásica”. Crítica al poco entusiasmo de los alumnos por el estudio:  -Los estudiantes muestran impaciencia por ser el primer día de curso. Se da a entender que los próximos días no lo tendrán (pesimismo del autor)

2ª parte

Actitud escéptica de Andrés ante los estudios: -Contesta con un “Ya ves” poco esperanzador. Confirmará después esta actitud con experiencias posteriores (por ejemplo: su paso por el Hospital de San Juan de Dios). Crítica a la situación de la clase, que se asemeja no a un aula universitaria sino a un espectáculo. Comparaciones (16 y 31-32). Aracil y su amigo se burlan del entusiasmo de los estudiantes, en línea con lo expuesto por el narrador anteriormente (33-34).

3ª parte:

Continúa la crítica a la situación de la clase, que se considera un espectáculo deplorable.  -Se compara con un “gallinero del teatro”.


-Se destaca el ruido infernal (“golpes con el bastón”). -La aparición del profesor es “teatral”. -Finalmente, los estudiantes aplauden y el profesor saluda como si de tratara de un espectáculo. Frente a esto, el comentario de Hurtado muestra claramente su disconformidad con lo que ve: “Esto es una ridiculez”. Esta actitud, desencantada y pesimista respecto a la Medicina, crecerá en los capítulos siguientes. VALLE-INCLÁN: LUCES DE BOHEMIA (ESCENA SÉPTIMA)

ESTRUCTURA U ORGANIZACIÓN DE LAS IDEAS

En este texto teatral se distinguen dos partes introducidas por sendas acotaciones:La primera parte abarca la primera acotación y la primera intervención de Dorio de Gadex. En ella este personaje se burla de la situación política de España.La segunda ocupa la segunda acotación y el diálogo posterior entre los personajes presentes. Dorio y don Filiberto discuten con ideas enfrentadas sobre diferentes aspectos de la realidad española.Puesto que los mismos personajes se mantienen en el escenario a lo largo de todo el texto, podemos hablar en términos propiamente teatrales de una sola escena.

TEMA

Enfrentamiento entre Dorio de Gadex (epígono modernista y antisistema) y Don Filiberto (prototipo de periodista adaptado al sistema).

RESUMEN

Los poetas modernistas, que han irrumpido en la redacción de El Popular para solicitar su apoyo a Max Estrella, detenido en el calabozo, se enzarzan en discusiones sobre la vida política y cultural con el periodista Don Filiberto, quien les acusa de irreverentes, insolentes y antipa­trióticos, advirtiendo la diferencia entre ellos y una nueva juventud, estudiosa y responsable.

COMENTARIO CRÍTICO

Este texto es un fragmento de la escena séptima de Luces de bohemia, pieza con la que Valle-lnclán inaugura en 1920 sus esperpentos,y para muchos, obra cumbre en la producción del autor. El hilo argumental de Luces de bohemia es sencillo: un poeta ciego, Max Estrella, sale de casa acompañado de su lazarillo Don Latino de Hispalis hacia la librería de Zaratustra, donde han empeñado unos libros. Juntos recorren la noche madrileña y al regresar, ya de madrugada, Max muere en el zaguán de su casa, arrastrando a su mujer y a su hija al suicidio. Pero este argumento no es más que un pretexto para dibujar una pintura colectiva del Madrid de principios de Siglo XX(un Madrid pobre, acanallado, dominado por la hipocresía y la sinrazón) a través de una amplia galería de personajes y situaciones. La escena que comentamos se sitúa en la redacción del periódico El Popular, adonde Don Latino, acompañado de un grupo de bohemios modernistas, ha acu­dido para protestar contra la detención de Max Estrella en lo que entiende que es "un indigno atropello de la policía". El redactor jefe, Don Filiberto, acaba de decirles que no se atreve a cederles espacio en el diario sin el permiso de su jefe, que está ausente. No obstante, se ofrece a llamar al Ministerio de la Gobernación para inte­resarse por el caso. Cuando regresa de realizar esa llamada, se encuentra a uno de los modernistas, Dorio de Gadex, sentado en la silla del director y con los pies encima de su mesa. Entonces comienzan una discusión en la que ambos perso­najes quedan retratados como prototipos de dos grupos sociales contemporáneos: los periodistas adaptados al sistema y los bohemios modernistas antisistema.En las acotaciones se describe, esperpéticamente, a Don Filiberto por su profesión ("un periodista"), su aspecto físico y su salud algo decadentes ("calvo y catarroso, con manos amarillas, de esqueleto memorialista en el día bíblico del Juicio Final") y se incide en el carácter prototípico del personaje ("el hombre lógico y mítico de todas las redacciones"). Las intervenciones del periodista confirmarán el retrato: Don Filiberto es un burócrata gris, con escaso sentido del humor, bastante pedantería y gran respeto por las instituciones. Su interlocutor es el prototipo contrario. El grupo modernista se retrata igualmente por sus propias palabras -las de Dorio en este caso- y por la descripción del periodista, a quien la insolente actitud de Dorio le da pie para descalificar colectivamente a todo el grupo.


La disputa entre ambos personajes da, de este modo, un salto de lo particular a lo general y, desde la declaración de Don Filiberto ("son ustedes unos niños procaces"), todas las descalificaciones irán destinadas, en plural, "a vosotros los bohemios modernistas", a quienes acusa de "irrespetuosos, desgraciados, antipatrióticos, nihilistas, iconoclastas y cínicos". Acusaciones que el propio Dorio confirmará con su irreverente actitud y sus desafiantes (e ingeniosas, ciertamente) respuestas en dicha lucha dialéctica. Pero si analizamos la función de la escena en la acción global de la obra, el retrato de los epígonos del Modernismo va todavía más allá. Recordemos que habían acudido al periódico para protestar contra la detención de Max Estrella, ocurrida en la escena sexta. Sin embargo, ¿cuántas energías invierten en ello? Parece que no muchas... Es cierto que entran reivindicando y visiblemente alterados, pero Dorio enseguida se enzarza en un enfrentamiento verbal con el redactor del periódico olvidando el propósito inicial de ayudar a su amigo. Todo esto nos lleva a preguntarnos: ¿cuál es la intención del autor en esta escena y en Luces de bohemia en general? Desde nuestro punto de vista, precisamente el del retrato y la crítica de todos los estratos sociales, grupos y colectividades que conforman la pintura de la España contemporánea. Así el retrato de Don Filiberto sirve de crítica a los medios de comunicación que están al servicio de un poder; el retrato de Dorio sirve de crítica a los epígonos patéticos de un Modernismo caduco y atrasado que malgastaba sus energías en estériles disputas y tertulias de café. Veamos ahora qué otras denuncias están presentes en el fragmento. Don Filiberto recrimina a los modernistas su descrédito hacia las instituciones políticas y culturales. En la dis­cusíón se alude a la falsedad de los políticos (Maura es "el rey del Camelo"), al favor que algunos artistas menores tenían por parte del poder (A Benlliure -escultor y pintor valenciano de moda- lo consideran un "santi boni barati",es decir, un artista callejero) y al nepotismo imperante en la vida civil del momento (al jefe de El Popular se le considera "un yerno más"). Podemos pensar que Valle comparte con Dorio de Gadex la crítica que éste vierte sobre las instituciones, pero no por ello debemos pensar que la bohemia modernista se libra de la mirada esperpéntica. Solo existiría, entonces, la alternativa a la que se refiere Don Filiberto en su última intervención de este fragmento: "una juventud que no son ustedes, una juventud estudiosa, una juventud preocupada, una juventud llena de civismo". Pero, ¿a qué juventud se refiere el periodista? Según interpreta el propio Don Latino en su siguiente intervención, a los jóvenes de la Acción Ciudadana, una asociación cívica que colaboraba con la policía en la represión en huelgas y manifestaciones. Ni que decir tiene que en ella tampoco veía Valle la esperanza de nuestro país, en el que, como diría el hiperbólico Max Estrella, "la barbarie es unánime". En definitiva, Valle refleja la tragicomedia en que la sociedad coetánea esta­ba inmersa y lo hace con una estética renovada, en busca de un nuevo lenguaje para una nueva realidad ("El sentido trágico de la vida española solo puede darse con una estética sistemáticamente deformada", afirma Max Estrella en la famosa escena XII de Luces de bohemia). Dicha voluntad estética se hace evidente en la viveza de los diálogos (ágiles, ingeniosos y sentenciadores) y en la riqueza de unas acotaciones, que trascienden la mera indicación escénica y destacan por su valor literario y expresivo. La interpretación y el testimonio de la sociedad contemporánea a través de la lúcida, humorística y a veces trágica óptica valleinclanesca nos llega a los lectores de hoy -un siglo después- con una contemporaneidad que produce vértigo. ¿Acaso hoy ya no existe la corrupción en la política y en la cultura?, ¿ya no hay nepotismo en los cargos públicos?, ¿ya no hay desgana, desencanto, descrédito generalizado hacia las instituciones? De hecho, no es difícil encontrar similitudes entre la llamada "Crisis del fin del Siglo XIX" y la actual crisis económica: ambas trascienden los ámbitos político, económico y social para convertirse en una crisis de ideas,


representada por la pérdida de valores. De nosotros, de todos, depende que esta crisis se convierta o no en la oportunidad para repensar, redefinir y tratar de construir la sociedad en la que nos gustaría vivir.

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