Aportaciones que tuvo debussy a la historia

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Una de las influencias más poderosas en el curso de la música del s. XX fue la de Claude Debussy (1862‐1918). Uno de los aspectos de su estilo (un aspecto que a veces se ha exagerado en demásía) se resume en el término impresionismo.
Esta palabra se aplicó por primera vez a una escuela de pintura francesa que florecíó a partir de 1880, aproximadamente y hasta fines del siglo; su principal representante es Claude Monet (1840‐1926).  En relación  con  la  música,  el  impresionismo  es  un  enfoque  de la composición  destinado  a  crear  atmósferas  e  impresiones sensoriales mediante armónías y timbres. Difiere de la mayor parte de la música programática por el hecho, de que en primer lugar, no trata de expresar emociones profundas ni de contar una historia, sino de evocar un clima, un sentimiento fugaz, un atmósfera, con ayuda de títulos sugerentes, reminiscencias de sonidos naturales, ritmos de danza, fragmentos melódicos y recursos similares. En segundo término, el impresionismo se funda en la alusión  y  el sobreentendido  y;  en  cierto sentido,  es  la  antítesis de  las  expresiones profundas, vigorosas y rectilíneas de los ROMánticos. Diversas  influencias  tempranas contribuyeron  a  la  formación  del  estilo  de Debussy. Entre los antecedentes inmediatos se incluyen a Cesar Frank, Saint‐Säens y al 
ingenioso  y  original  Emmanuel  Chabrier  (1841‐1894);  pero  es probable  que  los pintores  y poetas  contemporáneos ocupasen (cuando menos  en misma proporción que estos músicos) también los pensamientos de Debussy. Su admiración por Wagner se vio acompañada por una reacción contra la grandilocuente retórica de este último y sus tentativas  de  exponer  la  filosofía  en  la  música.  la  música  rusa,  en especial Mussorgsky, revelaron  a Debussy  posibilidades  de orientaciones nuevas;  ya  hemos mencionado la influencia de Grieg; después de 1900 se destaca asimismo la de Ravel, especialmente en su música para piano. El color local español, inspirado en parte por España de Chabrier y por la Habanera de Ravel, es evidente en Soireé dans Grenade, y en  el movimiento  Iberia  de  las  Imágenes,  orquestales.  De  la  tradición francesa, Debussy  heredó  su  fina  sensibilidad,  su  gusto  aristocrático  y su  concepción antirromántica de la función de la música; además, en sus últimas obras regresó con renovada convicción a la herencia de Couperin y Rameau. Es evidente que, como en los casos de Mussorgsky y Fauré, no se utilizan los acordes para configurar una frase mediante la tensión y la distensión, en lugar de ello, se concibe cada acorde como una unidad sonora dentro de una frase cuya estructura se  ve  determinada  más  por la  forma  melódica  o  el  valor  tímbrico  que  por  el movimiento  de  la armónía.  Debussy  habitualmente  manténía  un  foco  tonal,  pero desafió las relaciones tonales convencionales entre los acordes confiriéndoles poderes como estructuras independientes con rasgos distintivos particulares. La orquestación de Debussy se ajusta admirablemente a sus ideas musicales. Exige  una  gran  orquesta,  pero  el músico rara  vez utiliza  para  obtener  una  fuerte sonoridad. Las cuerdas, a menudo, están divididas y asordinadas; las arpas añaden un toque distintivo; entre los instrumentos de viento, la flauta (sobre todo en el registro grave),  el oboe  y  el  corno  inglés  intervienen  habitualmente  en solos;  trompas  y 
trompetas, con sordina en muchas ocasiones, se oyen en breves frases en pianissimo, otra fuente colorido con los instrumentos de percusión de variados tipos: timbales, tambores,  bombo,  platillos  grandes  y  pequeños,  tam‐tams,  celesta,  glockenspiel,xilófono. Su técnica orquestal queda bien ejemplificada en los Nocturnes, Preludio a la siesta de un fauno, y El mar. Es fácil hallar ejemplos de estos recursos en la música pianística de Debussy, la cual (junto con la de Ravel) constituye la contribución más importante aportada a la literatura de este instrumento a comienzos del s. XX. Las principales obras pianísticas impresionistas  de Debussy  aparecen  en  colecciones  publicadas  entre  1903  y  1913: 
Estampes, dos libros de Images y dos libros de Preludes. La única ópera que terminó Debussy es su  versión de  la obra simbolista de Maurice Maeterlinck  (1862‐1949)  Pelleas  et  Melisande.  Las  veladas  alusiones  e 
imágenes del texto se equiparan perfectamente a las extrañas armónías (a menudo modales), los colores matizados y la contenida expresividad de la música. Las voces, que cantan un plástico recitativo, se ven apoyadas, aunque jamás dominadas, por un fondo orquestal continuo, mientras que los interludios instrumentales hacen avanzar la acción del drama. Los cambios introducidos por Debussy, sobre todo en el sistema armónico, le 
convirtieron en una de las grandes fuerzas generadores de la historia de la música. Nombrar a los compositores que, en un momento u otro, se sintieron atraídos, seria mencionar a casi todos los músicos importantes de comienzos y mediados del s. XX.  

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