Análisis subtemas coplas a la muerte de su padre

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Comentario de “coplas a la muerte de su padre”



INTRODUCCIÓN / LOCALIZACIÓN:
Nos encontramos ante dos de las coplas que Jorge Manrique escribíó en su obra “coplas a la muerte de su padre”, dedicada a Don Rodrigo Manrique, la cual le dio la fama que todavía hoy perdura.

Jorge


Manrique, nacido alrededor de 1440 en Palencia, pertenecíó a una de las importantes familias nobles de Castilla, de la cual también le vino su pasión por escribir, ya que su tío fue también un poeta muy popular y uno de los primeros autores dramáticos en castellano. Aunque no toda la información en torno a este autor es segura, se sabe que fue militar y luchando en uno de los enfrentamientos de la Guerra Civil fue como encontró la muerte en 1479.

Durante el Siglo XV, época en la que se escribíó esta obra, muchos autores eran monjes y escribieron obras con intención de moralizar o enseñar algo a la sociedad. Pero muchos otros, entre ellos Manrique, practicaron un tipo de poesía que se recopiló en cancioneros, basados en los sentimientos y emociones del poeta. “Coplas a la muerte de su padre”, de 1477, es su obra más conocida y un clásico de la literatura española, compuesta por 40 coplas escritas en honor a su padre recién fallecido. Es una de las pocas obras de aquella época que ha sobrevivido al paso del tiempo y hoy aún sigue siendo muy leída y comentada.

TEMA, TONO, ESTILO
Tal y como he mencionado, esta obra fue concluida después del fallecimiento de su padre, por lo que las coplas fueron escritas con lamento y nostalgia. Y es así como trata los dos temas principales de estos textos; de un modo triste, sosegado y melancólico nos habla de la muerte, de lo inesperada que nos resulta siempre, “como se viene la muerte tan callando”,  y del fugaz paso del tiempo o tempus fugit (“cuán presto se va el placer”, ”cualquier tiempo pasado fue mejor.) Este era un tema muy socorrido en aquellos años, debido a que la muerte estaba muy presente en las vidas de la gente, por guerras, pestes y enfermedades.

Jorge Manrique afronta esta idea de muerte como algo natural y humano. A pesar de la tendencia de poesía culta de aquella época, este joven autor escribíó su obra con un lenguaje sencillo, fácil y accesible para mucha gente. No utiliza excesivos cultismos y se expresa mediante la sintaxis natural del lenguaje. Hace uso también de la primera persona del plural “nuestras vidas…”, y así involucra al lector en la reflexión.

RECURSOS:
Aun así, sencillo no quiere decir vacío, y este autor se vale de varios recursos literarios para hacernos ver lo que él sentía, lo que quería transmitir. Uno de los más relevantes es el uso de la metáfora: hace una similitud entre la vida con los ríos y la muerte con el mar, como podemos ver en los versos “nuestras vidas son los ríos, que van a dar en la mar que es el morir”, o “allí van los ríos caudales, allí los otros medianos y los más chicos”. Otro de los recursos es la anáfora y el paralelismo, por ejemplo, “cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte”. Nos encontramos también con alguna suave personificación (recuerde el alma dormida) y con rima. La antítesis, además, forma parte del poema, ya que continuamente el autor se vale de palabras de significado contrario: vida-muerte / despierte-dormida / placer - dolor, etc.

GÉNERO
Debido a todo este uso especial del lenguaje, y a que el texto se basa en los sentimientos del poeta, podemos asegurar que estamos ante un texto lírico, escrito en verso. Más concretamente Jorge Manrique escribíó una elegía medieval, subgénero de la lírica que adopta una forma fúnebre o de duelo por una pérdida.

INTERPRETACIÓN

Una vez más, estamos ante una obra medieval, que bien podría aplicarse hoy en día, pues el tema de la muerte y del paso del tiempo siguen siendo hoy objeto de reflexión. Manrique expresa en esta obra de una manera muy clara y natural el dolor por la pérdida de un ser querido, pérdida que a todos nos causaría angustia, tristeza, pena y nostalgia. A pesar de ser un tema triste, no es de extrañar que se haya convertido en un icono de la literatura, pues esa reflexión que incita en el autor sobre el paso del tiempo, también nos hace valorar más la vida en sí y el tiempo del presente.

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