Análisis de 'Luces de Bohemia' de Valle-Inclán: Entre el Modernismo y el Esperpento
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PERSONAJES
Luces de bohemia, primera obra esperpéntica de Valle-Inclán, publicada en 1920 en la revista España, transita por las vidas de más de 50 personajes procedentes de diversas clases sociales. Los principales son Max Estrella y Don Latino de Hispalis.
Max Estrella
Los rasgos básicos y biográficos de Max Estrella están inspirados en el escritor Alejandro Sawa. Ambos eran escritores, casados con mujeres francesas y murieron ciegos, locos y en la miseria, tras recibir una carta donde se prescindía de sus servicios en el mundo del periodismo.
Max es un poeta frustrado cuya obra no ha tenido éxito. Vive en una sociedad insensible a la obra literaria y se siente superior al mundo burgués. Max puede entenderse como un álter ego de Valle-Inclán: sus discursos reflejan opiniones, valoraciones y críticas que el autor sostenía sobre la sociedad española.
Max es un personaje muy complejo y lleno de contradicciones. Su ceguera no le impide ver el sufrimiento del pueblo y las injusticias por las que se sienten impotentes ante la miseria intelectual y moral de la España de la época. Es crítico y denuncia la tiranía, pero sucumbe al poder aceptando una paga del ministro que gastará en champán, mientras su familia sufre.
La sociedad que le rodea es tan cruel y grotesca que convierte su vida heroica en una existencia patética y absurda. Su degradación se refleja en la muñequización, como si fuese un fantoche: es estafado por Zaratustra, engañado por Don Latino y encarcelado. Incluso su muerte es ridícula, pues es confundida con una borrachera y catalepsia.
Don Latino
Don Latino es el asiduo acompañante de Max Estrella. Sawa solía ir acompañado de un can; Valle, con recursos del esperpento, caracteriza a Don Latino como un perro.
Este personaje es un desdoblamiento del protagonista, es reflejo de la degradación de la bohemia que ha perdido la pureza de sus ideas y se ha corrompido.
Es un personaje inmoral, un parásito, un ser ruin y mezquino. Don Latino estafa a Max, lo abandona moribundo y le roba la cartera y un décimo de lotería premiado, causando el suicidio de la mujer y la hija del poeta.
Reúne varias personalidades simbólico-míticas: Virgilio, Sancho Panza que acompaña a su dueño, Lazarillo engañando a su ciego amo o el criado gracioso típico de la comedia española de los Siglos de Oro.
MODERNISMO Y 98
Luces de bohemia constituye el adiós del autor a la estética modernista. A través de la identificación entre Max y Victor Hugo, la presencia de Rubén Darío y ver al marqués de Bradomín degradado, aceptando su derrota.
Por una parte, está Don Latino, un golfo buscavidas que nada tiene de heroico, y por otra una multitud de aficionados, niños de papá que juegan a ser poetas rebeldes y cuyo trabajo será olvidado rápidamente. Incluso Max se contagia de la degradación aceptando el dinero que le ofrece el ministro.
Si la vida bohemia ya no es posible, tampoco lo es la estética modernista. Eso lleva a Max a la proclamación de la técnica del esperpento que es capaz de ofrecer una visión del mundo cierta y deformada.
Se le ha comparado con Don Quijote: ambos emprendieron un viaje por la realidad española y percibieron antes de morir la sinrazón de su vida anterior. En ambos casos hay una despedida de una forma de vida y un rechazo de una estética de carácter evasivo.
Luces de bohemia manifiesta disconformidad con la España de la época y contiene un duro ataque a la realidad española, lo que la aproxima a las preocupaciones de los noventayochistas. Nadie se libra de la crítica. Todo ello parece remitirnos a la palabras de Max Estrella: “España es una deformación grotesca de la civilización europea”.
Se relaciona con el 98 la renovación literaria experimental que intenta superar el estancamiento de la comedia burguesa.
Es propio de la Generación del 98 el uso predominante de la prosa, del diálogo y la recuperación de localismos, arcaísmos o gitanismos. La función poética de las acotaciones, la presencia de cultismos o neologismos o el cosmopolitismo nos permiten relacionar esta antitragedia con la estética modernista.
LA REALIDAD POLÍTICA Y SOCIAL
Se acumulan hechos y referencias históricas en un confuso anacronismo, lo cual no impide situar la acción en un tiempo histórico concreto: se mencionan las últimas colonias españolas, la Revolución rusa, la Semana Trágica, a Rubén Darío o Benito Pérez Galdós... Son sucesos temporalmente anacrónicos para producir el efecto deformador. Esta confusión cronológica permite desvelar la esencia de una sociedad.
Publicada en 1920, retrata el estado de degradación del sistema político nacido con la Restauración que se caracterizaba por la alternancia pacífica en el poder de los partidos mayoritarios. El movimiento obrero no tuvo fácil entrada y el fraude electoral era lo más recurrente.
La propiedad de la tierra estaba en manos de unos pocos y los salarios bajos provocaron episodios de violencia reprimidos por la autoridad. Los trabajadores se organizaban alrededor del anarquismo y el socialismo. Los obreros recurrían en ocasiones a la violencia para luchar por sus derechos, como se refleja en el preso catalán o en los disturbios callejeros.
En Cataluña y Madrid hubo huelgas reprimidas con dureza. La Revolución Rusa había dado a los trabajadores el impulso para luchar por sus derechos. La patronal reaccionó iniciando la guerra sucia con el pistolerismo blanco y creó sindicatos libres y asociaciones cívicas que empleaban la violencia armada contra los obreros y ayudaban a reprimir las manifestaciones.
En 1921 se aprobó la Ley de fugas que permitía a las fuerzas del orden fusilar directamente a cualquier acusado de haber intentado huir, como el obrero anarquista compañero de Max en prisión.
La corrupción e ineficacia política se refleja en las alusiones a Maura y a Alfonso XIII.
Existen menciones religiosas como cuando Max proclama por una “religión nueva” que regenere España, por eso bautiza al preso catalán como Saulo, un apóstol.
En síntesis, Luces de bohemia manifiesta disconformidad con la España de la época y contiene un duro ataque a la realidad española, lo que la aproxima a las preocupaciones de los noventayochistas. Nadie se libra de la crítica. Todo ello parece remitirnos a la palabras de Max Estrella: “España es una deformación grotesca de la civilización europea”.
CARACTERÍSTICAS Y SU REFLEJO
Luces de bohemia (1920) es la primera obra que el autor califica como esperpento, que consiste en distorsionar nuestro entorno para expresar lo trágico, grotesco y absurdo de la vida española.
Para conseguirlo se emplean procedimientos como la ridiculización de la realidad. Los personajes se enfrentan a un destino trágico, pero el autor lo muestra como algo grotesco. Hay un enorme drama a nivel colectivo e individual, pero estos hechos aparecen como ridículos. Es más: la muerte de Max es grotesca. No hay nada solemne en su fallecimiento ni en su velatorio.
La estética del esperpento también se alcanza por medio de la degradación de los personajes, que son presentados como seres caricaturescos, a través de la animalización, cosificación y muñequización.
La intertextualidad se utiliza como un discurso de deformación. Max es ciego como Homero y su peregrinación nos evoca la Odisea que realiza Ulises de Troya a Ítaca. Además encontramos:
- Referencias a la Divina comedia
- Citas directas de Shakespeare, Rubén Darío o Calderón de la Barca
- Reminiscencias al Lazarillo de Tormes y el Quijote.
Hay una variedad de registros en los diálogos para parodiar o criticar a los personajes: lenguaje pedante y cursi de los modernistas y la jerga vulgar de las clases bajas, también se combinan cultismos y gitanismos. El empleo de contrastes es peculiar de la estética valleinclanesca.
Esta paradoja se percibe desde el mismo título: se trata de un intencionado claroscuro con el que aspira a degradar la realidad.
El esperpento fusiona novela y teatro. Esta indefinición de géneros se hace patente en la función de las acotaciones, muy extensas, con valor literario e imitan las intervenciones de un narrador omnisciente.
Se acumulan hechos y referencias históricas en un confuso anacronismo, lo cual no impide situar la acción en un tiempo histórico concreto: se mencionan las últimas colonias españolas, la Revolución rusa, la Semana Trágica, a Rubén Darío o Benito Pérez Galdós... Son sucesos temporalmente anacrónicos para producir el efecto deformador.