Análisis de la escultura del David de Miguel Ángel
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El David de Miguel Ángel
Contexto histórico y artístico
El David es una escultura individual y exenta, de bulto redondo. Su autor es Miguel Ángel. Está esculpida en mármol. La obra es estrecha y de considerable altura ya que sus dimensiones son de 4,34 metros, con un peso de 5,5 toneladas. Pertenece al arte del Renacimiento, movimiento cultural y artístico que se inició a comienzos del siglo XV y se prolongó hasta finales del siguiente.
Las directrices socio-artísticas que marcaron el período artístico del Renacimiento son las siguientes:
- Recuperación del arte clásico: Se recuperan los órdenes arquitectónicos clásicos, los modelos escultóricos del período griego clásico y algunos temas mitológicos de la Antigüedad representados en la pintura, en un afán por conciliar el pensamiento antiguo con el cristianismo.
- La figura humana como centro de atención: La figura humana comenzará a ser centro de atención de las representaciones artísticas, dejando de ser Dios el protagonista, aunque sin abandonar los temas religiosos.
- Perfección técnica y belleza: La perfección técnica y la belleza se antepondrán al significado y la espiritualidad de la obra.
- El arte como actividad intelectual: El arte se convierte en una actividad intelectual, deja de ser, por tanto, una actividad meramente artesanal. Se aplica al arte los estudios humanísticos de matemáticas, geometría, historia, lenguas, cultura clásica y ciencias de la naturaleza. Los artistas firmarán, por primera vez, las obras y serán considerados como genios.
Pintura y escultura en el Renacimiento
La pintura empieza a mostrar un inusitado carácter propio e independiente, ya que no se halla exclusivamente sometida a la arquitectura. Aunque sigue existiendo pintura al fresco, la tabla y luego el lienzo se convierten en los soportes preferidos. El repentino auge de la técnica pictórica con el enorme avance del estudio de la perspectiva y el tratamiento de la luz y el color representan un reto muy significativo en la técnica pictórica.
La escultura adquiere un mayor protagonismo, al igual que la pintura, no viéndose sometida al marco en la que se inserta. Al contrario de lo que ocurría en el gótico, muchas obras son ideadas para ser situadas en espacios públicos. Aparece una concepción de los personajes mucho más humana y realista.
En arquitectura apreciamos una vuelta al empleo de las formas de la Antigüedad, con la recuperación de los órdenes clásicos, los arcos de medio punto, frontones, el predominio del empleo de las figuras rectilíneas, etc.
Etapas del Renacimiento
Durante el Renacimiento se desarrollaron varias etapas entre las que destaca el Quattrocento en el siglo XV y donde sobresalen ciudades como Florencia o la propia Padua, y el Cinquecento en el siglo XVI, donde Florencia va perdiendo el protagonismo artístico por la ciudad de Roma.
Influencias y evolución de la pintura
El principal antecedente de toda la pintura del Renacimiento fue Giotto, un pintor del Trecento italiano, extremadamente innovador que es considerado el precursor de la evolución hacia la tridimensionalidad. Sus composiciones pictóricas ya tenían ciertos relieve y profundidad, aunque Giotto carecía de conocimientos sobre la anatomía humana que sí van a poseer los artistas del Renacimiento. La consecuencia es que introduce plenamente la perspectiva en la pintura, su testigo será recogido por los grandes maestros del Cinquecento que, poco a poco, derivarán desde la perspectiva lineal y matemática que representa esta pintura y la de su autor hasta los inicios de la perspectiva aérea con Leonardo y que verá su culminación en el Barroco con Velázquez.
Otro aspecto reseñable es la temática, que se amplía notablemente con respecto al gótico. Si bien es cierto que los temas religiosos siguen ostentando un gran peso, aparecen obras mitológicas, escenas de la vida cotidiana, retratos, etc. A esta variada temática se le une una mejora técnica notoria, que avanza rápidamente desde las creaciones más arcaicas del primer Renacimiento hasta las más elaboradas del Manierismo.
Análisis de la escultura del David
La escultura de David está concebida para ser observada desde múltiples puntos de vista, aunque domina el frontal, ya que el escultor recibe el encargo de tallar un bloque de mármol -ya devastado- alto y plano que llevaba cuarenta años abandonado en el patio de la catedral florentina. Observamos movimiento en la actitud del personaje que parece estar a la espera de que ocurra un acontecimiento.
La composición es cerrada, tendente al movimiento hacia el centro con líneas de fuerza que vuelven hacia el bloque de mármol, como se muestra en ambos brazos mantenidos cerca del cuerpo. Es una estatua colosal que representa al David como un joven desnudo, musculoso y atlético, con la mirada penetrante y fija en busca de su enemigo Goliat al que va a enfrentarse con sus armas sencillas: una honda, que le cruza sobre su espalda, y una piedra, elementos que sostiene con ambas manos. La figura es realista destacando su estudio anatómico que nos lleva a la búsqueda de la belleza del desnudo clásico. Destaca su cabello, musculatura, tendones y venas con exquisito detalle, sacándole el artista partido al estrecho bloque de mármol, que casi tiene tratamiento de relieve, huyendo de la visión frontal al mostrarnos al personaje con un giro de cabeza. Por último, intuimos un claro contraposto clásico que rompe la rigidez de la pieza al apoyarse más en su pierna derecha y manteniendo la otra pierna en flexión.
Ubicación y simbolismo
El David fue realizado en el siglo XVI, entre los años 1501 al 1504, por Miguel Ángel, por encargo de la ciudad de Florencia para ser ubicada en la Plaza de la Signoría, como símbolo cívico-patriótico de la República y donde en la actualidad se emplaza una copia.