Análisis de la Cúpula de Brunelleschi en la Catedral de Florencia
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Encuadre:
Obra:
Iglesia y cúpula de Santa María de las Flores.
Autor:
Filippo Brunelleschi (1377-1446).
Estilo:
Arte del Renacimiento. Quattrocento.
Género:
Arquitectura. Religiosa. Exterior.
Cronología:
Siglo XV (1420-1461). Florencia (Italia).
Otras obras del autor:
Iglesias de San Lorenzo y del Santo Espíritu, Hospital de los Inocentes, Capilla Pazzi, Palacio Pitti, todas en Florencia.
Análisis:
La Catedral de Santa María del Fiore, en la ciudad de Florencia, es una de las obras más importantes y, al mismo tiempo, más influyentes del Renacimiento; decisiva hasta el punto de que ha sido tomada como referencia esencial de este estilo, ya que la Cúpula que remata la Catedral gótica abre las puertas al nuevo estilo renacentista.
Se trata de una cúpula de dimensiones colosales, 42 m. de altura, apuntada o parabólica al exterior (no podía desentonar con el resto de la catedral gótica) y rematada por una gran linterna, con una estructura realizada con ladrillos, sobre una base octogonal (como era el tambor ya construido) y compuesta de dos cascarones o cúpulas paralelas. Se trata de la mayor estructura de ladrillo del mundo, construida con ladrillos romanos, de muy buena calidad, y fabricados bajo la estricta supervisión de Brunelleschi. Así, la cúpula está integrada por dos cascarones, uno interior de forma semicircular y otro exterior, de sección octogonal, formado por ocho lunetos triangulares que se curvan sobre aristas de mármol. Aunque, posiblemente, la intención de Brunelleschi era construir una cúpula semicircular, el hecho de que conociese los problemas que el muro presentaría para sustentarla, para soportar sus fuertes empujes, le llevó a realizar una segunda cúpula de sección poligonal de ocho lados y apuntada que se encargase de neutralizarlos. La cúpula exterior y la interior se unen mediante gruesas piedras colocadas en la base de las mismas. En el exterior de la cúpula es posible ver ocho nervios, a los que han de sumarse otros dos en cada uno de los paños que permanecen ocultos. Para su construcción se utilizaron ladrillos huecos dispuestos en opus spicatum, un aparejo empleado ya por los romanos que recibe esta denominación porque la manera en que se colocan los ladrillos recuerda a las espinas de un pescado. Este conjunto está culminado por una linterna por la que penetra una luz blanca, limpia, que nos remite más al Panteón de Roma que a la luz de los edificios góticos, coloreada e irreal. De la misma manera, la concepción del espacio, la tendencia a la centralización que queda perfectamente expresada en esta obra, nos hablan del deseo del hombre renacentista por volver a colocarse en el centro de la Creación, antes ocupado por la figura de Dios, por recuperar el antropocentrismo del mundo clásico.
Esquema de la estructura constructiva y vista exterior, con las semicúpulas de refuerzo.
El tambor está revestido en el exterior por placas de mármol blanco de Carrara y verde de Prato, dispuestas en bandas, como era costumbre en la arquitectura medieval italiana, que acentúan la sensación de horizontalidad contrastando con la verticalidad de la cúpula. La linterna, con sus 16 metros de altura y un peso aproximado del 10% de total de la cúpula, es una pieza clave en el conjunto arquitectónico. Hasta aquel momento las linternas eran pequeñas o inexistentes.
Como ya hemos dicho, la cúpula se levanta sobre un cimborrio octogonal y subdivide su peso, para dar menos empuje, con una cúpula interior más baja y una cúpula externa que, peraltándose en arco apuntado, sirve de contrafuerte a la cúpula interior. En efecto, las cúpulas semiesféricas tienden, debido al peso de su centro, a hundirse de manera que sus extremos se abren hacia fuera; en cambio, las cúpulas apuntadas tienden a abrirse por la cúspide y, en consecuencia, sus extremos ejercen un gran impulso hacia dentro. De esta manera, contradecía muchas opiniones de la época, que auguraban que esa cúpula tan grande cedería irremediablemente. Al combinar ambas, Brunelleschi pudo contrarrestar el empuje horizontal de la cúpula semiesférica con el peso, en sentido contrario, de la cúpula exterior de perfil apuntado (es el mismo sistema que las cúpulas cistercienses). La idea de las dos cúpulas permite, por otra parte, dejar un espacio libre entre ambas, con lo que se resuelve asimismo el problema de la accesibilidad a la parte alta de la construcción y al trasdós de la cúpula interior.
Introdujo también el sistema de construirla sin cimbras: la cúpula no se podía levantar con los medios técnicos disponibles (ya no se sabían construir cimbras tan grandes). Brunelleschi hubiese podido intentar recuperar la técnica olvidada, utilizada en el Trecento, pero optó por inventar una nueva técnica, pero no para construir cimbras sino para autosostener la cúpula durante su construcción: la cúpula se iba cerrando a medida que iba subiendo.
Comentario:
Esta iglesia, iniciada por el arquitecto gótico Arnolfo di Cambio en 1296, se ubica en el mismo lugar en que estaba la iglesia de Santa Reparata. Una vez que muere Di Cambio en 1302, se produjo una interrupción en el proceso constructivo de, aproximadamente, 30 años, de tal manera que en 1331 las obras se reanudaron con Giotto. En líneas generales, este edificio se ajustaba bastante bien a las características de la arquitectura gótica italiana, espaciosa y muy luminosa.
En el concurso de 1418 para la cúpula de la catedral participó también Ghiberti, pero el ganador fue Brunelleschi. De esta manera, el 1420 se le confió la finalización de la catedral (la fachada moderna es de finales del siglo XIX y sustituye la que fue destruida el 1588) mediante la cúpula que estaba como coronación del crucero. La dificultad inicial radicaba en la magnitud de la cúpula y su empuje colosal. El problema de cubrir aquel amplio espacio con una gran cúpula o cimborrio se planteaba fundamentalmente en torno a la necesidad de construir una gran cimbra y los andamiajes, lo que suponía un elevado coste. Brunelleschi conocía la cúpula del Panteón de Roma, aunque no se inspiró directamente en ella. El Panteón es una semiesfera apoyada en gruesos muros de carga y diseñada para ser vista desde el interior. Brunelleschi se enfrentaba con una base octogonal de diámetro parecido, lo que complicaba el equilibrio de fuerzas, y quería levantar una cúpula que fuera un referente para la ciudad. No podía, pues, usar muros de carga ya que éstos no permiten cúpulas que sobresalgan más de una tercera parte de su diámetro por encima de los muros. También conocía la técnica constructiva de las cúpulas bizantinas con sus nervaduras, materiales ligeros y la distribución de las fuerzas y cargas en pechinas y contrafuertes. Proyectó la doble cúpula no sólo por razones técnicas que exigía la mecánica de fuerzas, sino por una específica razón formal. Es decir, que la finalidad de la doble cúpula es la de diferenciar sus proporciones según se trate de los espacios vacíos del interior o de los volúmenes plenos, de la distribución de las masas, en el exterior.
Fachada del Duomo de Florencia y Campanile exento (obra de Giotto). Nótese la diferencia con la cúpula (el gótico clasicista en ambas: mármol, decoración geométrica, arcos apuntados, gabletes, rosetones...)
Esta cúpula no es ya la expresión colectiva del sentimiento religioso de la comunidad, sino la expresión individual de un artista que interpreta el sentimiento colectivo. La cúpula no se limita a concluir un edificio de otra época, sino que lo redefine, lo adopta, transforma su significación. Brunelleschi se propuso equilibrar, con la cúpula, todos estos espacios (masas en el exterior, espacios vacíos en el interior), es decir, transformar en proporcional el edificio concebido en sentido dimensional. La ciudad no es ya el municipio libre para el que Arnolfo había pensado la catedral en el sitio de la antigua iglesia de Santa Reparata. Es el centro de un pequeño estado, y la cúpula es el pivote de los barrios y las calles de la ciudad, domina y caracteriza el paisaje urbano, pero con el desarrollo en altura y con la amplitud de sus curvas se une al horizonte de las colinas que rodean la ciudad.
Este conjunto, y especialmente la cúpula que se erige orgullosa en el cielo florentino, se convierten en emblema inigualable de esta ciudad, en un momento en que existían fuertes rivalidades entre los distintos Estados que conformaban la península Itálica. La gran habilidad constructiva ha sido loada por artistas de todos los tiempos, incluso, lo que es más infrecuente, por sus propios contemporáneos, como Alberti o Miguel Ángel. Lo que Brunelleschi representa para la arquitectura renacentista queda perfectamente expresado en esta magna obra, síntesis inigualable de los avances estéticos y técnicos.
Filippo Brunelleschi (1377-1446) fue hijo de notario y estudioso de las matemáticas y de la mecánica; fue escultor, arquitecto y diseñador. Sus estudios en boceto sirvieron para desentrañar los secretos de la perspectiva lineal. Su obra se desarrolla por completo en Florencia. Sus principios teóricos se basan en tres leyes:
- Disposición clara y ordenada del trazado, en planta y alzado;
- Edificación proporcionada según módulo;
- Modelado sencillo de los detalles de la construcción.
Además de la Cúpula de Santa María de las Flores, una obra capital es la Iglesia de San Lorenzo, realizada en 1421 tiene una planta de cruz latina inspirada en las basílicas paleocristianas. Tiene tres naves con una central ligeramente más alta, sin crucero, con cabecera plana rectangular y no circular. En ella Brunelleschi introduce una novedad muy sutil: construye toda la Iglesia de acuerdo a un módulo y este módulo es el cuadrado del crucero, con sus múltiples y submúltiplos. Los soportes son columnas clásicas con un capitel corintio y un trozo de entablamento encima y de cornisa. Sobre ella ya nace el arco de medio punto. Otras obras de Brunelleschi son La Iglesia del Santo Espíritu, de iguales características que la anterior, o la Capilla de los Pazzi, de planta centralizada cubierta con una cúpula sobre pechinas en el medio, y dos naves rectangulares a cada lado del centro que se cubren con dos bóvedas de medio cañón, de extraordinaria sencillez y claridad. La fachada recuerda a un arco de triunfo en forma de pórtico. Suyo es también el Hospital de los Inocentes, un pórtico abierto, de amplio ritmo de arcadas de medio punto, con las enjutas decoradas con tondos de cerámica, y el Palacio Pitti, donde empieza a introducirse algunas nuevas características que lo diferencian de los palacios medievales, tales como la pérdida del aspecto militar, unificación en alturas y forma cúbica y sencilla, disposición regular y geométrica de los vanos en las fachadas y disposición en torno a un patio interior con cuatro fachadas. Tiene tres cuerpos con sillar almohadillado, con sillar rústico en el piso bajo que le da más robustez y tercer piso más estrecho.
Otros grandes arquitectos del Quattrocento italiano son el florentino León Batista Alberti, teórico y gran remodelador de fachadas, como Santa María la Novella o San Andrés de Mantua, Michelozzo Michelozzi (Palacio Medicci-Ricardi), Giuliano de Sangallo (Palacio Strozzi) o Antonio Amadeo (Cartuja de Parma).
Interior de la Cúpula de Brunelleschi en el Duomo
Contexto histórico:
El Renacimiento es un movimiento artístico que se inició a comienzos del siglo XV y se prolongó hasta finales del XVI. Mientras el resto de Europa caminaba aún en el estilo Gótico en el siglo XV, en las repúblicas italianas irrumpe con fuerza este movimiento que trata de recuperar la antigüedad clásica y la belleza formal de la antigüedad. Ello fue debido a los cambios socioeconómicos y al desarrollo de la artesanía y el comercio, la organización política en ciudades-estados de las repúblicas italianas y al peso de la tradición clásica. Así surge una nueva mentalidad basada en el hombre como centro de todas las cosas (humanismo frente al teocentrismo medieval), el afán de conciliar el pensamiento antiguo con el cristianismo (Neoplatonismo), la secularización de la cultura y el triunfo del pensamiento humanista. En este ambiente, los príncipes y burgueses protegieron y financiaron a los artistas y pensadores, destacando como Mecenas Lorenzo el Magnífico en Florencia.
El Renacimiento italiano se divide en dos grandes períodos: 1) Quattocento (siglo XV), etapa de indagación y experimentación del nuevo lenguaje artístico, que tuvo en la Florencia de los Médicis su foco más importante. 2) Cinquecento (siglo XVI), etapa en la que se difunde al resto de Europa, con dos momentos diferentes: el clasicismo en la Roma de los Papas, y el Manierismo, etapa donde se resquebraja el mundo ordenado y optimista del Renacimiento, debido a la crisis de la cristiandad por la Reforma Protestante y por los conflictos bélicos entre España y Francia por el control de Italia.