Análisis - 3º fragmento del mito de la caverna

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En este fragmento de “El Mito de la Caverna” Platón expone cómo sería la vida de la persona que logra salir de la caverna, es decir, de ese mundo de las cosas, sensible, mutable, perecedero, imperfecto, material; al exterior, el mundo perfecto, inteligible, eterno, inmutable… el mundo de las ideas. El método que utiliza Platón para describir esta salida es la teoría del conocimiento, partiendo de una idea de cosas naturales o imaginación, seguido de ideas o valores morales (creencia), seguido de ideas matemáticas o razón discursiva, y por último la idea de bien o belleza (razón intuitiva).
Platón compara ahora el interior de la caverna, “vivienda-prisión” con “la región revelada por medio de la vista”, donde se halla la
idea de Bien, el Sol. También compara la subida al mundo de las ideas con la ascensión del alma a esta región, un alma tripartita formada por una parte racional (que se encuentra en la cabeza), otra irascible (en el pecho) y otra concupiscible (en el vientre). Esto último explica una de las principales teorías en Platón, su antropología, basada en el dualismo cuerpo-alma del hombre. Según él, el alma es la esencia del hombre, que se encuentra encerrada en el cuerpo, del cual sólo se libra por medio de la muerte.
También habla Platón en este fragmento de la idea de Bien, el Sol, que es lo último que se percibe, que es la causa de todo lo recto y bello que hay en las cosas, y que “quien quiera proceder sabiamente” en su vida privada o pública tiene que verlo: en su vida privada por la necesidad de conocer el bien y llevarlo a cabo en su vida cotidiana; y en su vida pública porque quien gobierna debe conocer la idea de Bien para lograr el bien común. Por ello, Platón dice que el que ha accedido a la idea de Bien es el
filósofo, el sabio, el rey, el que debe gobernar, pues es el único que conoce el bien. Esto supone la lectura política de este mito, en la que Platón dice que aquel Estado ideal es el que está gobernado por el “filósofo-rey-sabio”, y que se basa en la justicia. Si todo esto se cumple, entonces se alcanzaría la felicidad de sus habitantes.
A su vez plantea un problema respecto al gobernante, y es que por haber llegado a la idea de Bien éste podría dejar de preocuparse de asuntos humanos, ya que vive como “en otro mundo”, en el que “su alma tiende a permanecer en las alturas”. Por ello, en el mito Platón le exige a ese rey un
compromiso.
El estilo de Platón en este mito se caracteriza por el
diálogo entre Glaucón y Sócrates, que era quien lo utilizaba para demostrar el camino a la verdad. La función del mito es pedagógica.
Esta filosofía de Platón se asemeja a la de
Sócrates y a la de los pitagóricos, ya que afirmaban la existencia de algo sólido e indiscutible: para Sócrates, ese algo es la verdad; y para los pitagóricos, las matemáticas. En cambio, los sofistas no creían que hubiera algo sólido e indiscutible. Otra oposición encontró en su alumno más aventajado, Aristóteles, que decía que las ideas existían en las mismas cosas, es decir, que eran su forma. Sin embargo, Platón afirmaba que las ideas eran la causa de las cosas. Además, Aristóteles hizo una dura crítica a la teoría de las ideas de su maestro. Por último, la teoría de las ideas supone una solución al problema del cambio de Heráclito y Parménides.

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