Afrodita, Minotauro, Dédalo e Ícaro, y Teseo: Mitos de la Antigüedad

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Afrodita

Afrodita era la diosa griega del amor, la lujuria, la atracción física y el sexo. En un mundo como la Antigüedad, en el que las relaciones sexuales no eran consideradas como algo pecaminoso ni negativo, el ámbito de influencia de la diosa Afrodita era amplio y variado, lo que explica la gran atención que recibió esta diosa, tanto desde el punto de vista del desarrollo de sus mitos como de la aparición de todo tipo de cultos a lo largo y ancho del Mediterráneo. En efecto, Afrodita fue una de las divinidades más veneradas en la Antigüedad, contando con grandes templos en las principales ciudades y santuarios. Tal fue la fuerza de esta diosa que acabó por absorber a todas las divinidades menores con las que compartía algún tipo de ámbito, en un complejo proceso de sincretismo religioso que dio lugar a una gran variedad de cultos y advocaciones diferentes de la misma Afrodita.

Minotauro

El minotauro era hijo de Pasifae, esposa del rey Minos de Creta y de un toro blanco enviado por Poseidón, dios del mar. Minos había ofendido gravemente a Posidón quien como venganza hizo que Pasifae se enamorase del animal. Fruto de dicha unión nació el Minotauro, un ser violento, mitad hombre, mitad toro, que se alimentaba de carne humana. Para esconder su vergüenza y proteger a su pueblo, el rey Minos rogó al inventor Dédalo que le construyera un laberinto del que el monstruo nunca pudiera salir. Cada nueve años, a fin de apaciguarlo, Minos le ofrecía la bestia, siete mujeres y siete jóvenes que imponía como tributo a la ciudad de Atenas.

Dédalo e Ícaro

Dédalo era un artista e inventor ateniense que había aprendido su arte con la diosa Atenea en persona. Sin embargo, le aventajaba su sobrino Talos, el cual siendo aún muy joven, inventó la sierra, el torno de alfarero y el compás. Celoso, Dédalo arrojó a Talos desde el tejado del templo de Atenea y lo mató. Por esa razón fue desterrado hallando refugio en la corte del rey Minos, don de tuvo, con una joven esclava un hijo al que llamaron Ícaro.

Teseo

Se cuenta que, en una ocasión, Pasifae, esposa del rey de Creta, Minos, incurrió en la ira de Poseidón, y, este, como castigo, la condenó a dar a luz a un hijo deforme: el Minotauro, el cual tenía un enorme cuerpo de hombre y cabeza de toro. Para esconder al “monstruo”, Minos había mandado a construir por el famoso arquitecto Dédalo el laberinto, una construcción tremendamente complicada de la que muy pocos conseguían salir, escondiéndolo en el lugar más apartado. A cada luna nueva, era imprescindible sacrificar un hombre, para que el Minotauro pudiera alimentarse, pues subsistía gracias a la carne humana. Sin embargo, y cuando este deseo no le era concedido, sembraba el terror y la muerte entre los distintos habitantes de la región.

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