Adverbios, Preposiciones y Categorías Funcionales en la Oración

Los adverbios oracionales

Constituyen una unidad fónica independiente separada del resto de la frase por pausas. Pueden ocupar cualquier lugar en la oración (posición inicial, medial o final). Se trata de elementos que quedan fuera del alcance del adverbio negativo, por lo que no van a poder ser negados por la negación oracional:

“Lamentablemente, la operación no ha terminado, sino que continúa”

Tampoco presentan restricciones al tipo de acción verbal:

“Francamente, María pesa 50 kilos”.

Las preposiciones

Relacionan objetos, personas o sucesos en el tiempo o en el espacio, incluso a menudo indican una relación más abstracta (de, a). Son palabras invariables y se construyen precediendo un complemento, es decir, nunca pueden aparecer aisladas, sino junto a su complemento o término preposicional. Esto es, exigen la presencia de un elemento (frecuentemente un SN pero también una proposición) cuyo valor semántico está determinado por el tipo de preposición que lo selecciona: de, desde seleccionan complementos que denotan lugar mientras que con, por ejemplo, hace lo propio con complementos que denotan instrumento.

Las categorías funcionales

En algunas tradiciones (la anglosajona, concretamente), se denominan también clases menores. Se trata de palabras que, a priori, no tienen un significado tan claro como las léxicas, sino que se definen o caracterizan por la función que cumplen en la oración. En consecuencia, estamos ante palabras no denotativas y se considera que forman parte de este grupo los demostrativos, los verbos auxiliares (o modales), los pronombres, las conjunciones coordinantes y los complementadores. Por otra parte, también se han incluido a veces los cuantificadores, aunque sería una clase más próxima a las categorías léxicas.

Los determinantes

Constituyen una categoría funcional por varios motivos:

• no poseen capacidad denotativa
• son elementos prosódicamente débiles
• constituyen un inventario cerrado.

Ciertamente, especifican la referencia u otras propiedades funcionales (deixis, posesión) del nombre sobre el que inciden. Se trata de los artículos, demostrativos, posesivos, numerales cardinales y algunos cuantificadores e indefinidos. Su función es contribuir a la interpretación del sintagma nominal porque especifican cuáles o cuántos de los elementos incluidos en él se deben considerar; es decir, aportan al nombre la capacidad de referencia a través de dos mecanismos: la determinación y la cuantificación. Un sustantivo sin determinantes no puede designar al individuo concreto sino a la clase a la que este se adscribe: son típicamente predicados que denotan propiedades o clases, no objetos concretos. Sin embargo, con los determinantes, pasan a denotar expresiones referenciales. El determinante permite la alusión a individuos o entidades, a objetos concretos presentes en la realidad exterior (ya no tipos o clases). Por eso se dice que el determinante aporta referencia a través de la situación espaciotemporal (deixis) o delimita su número a través de la cuantificación.

La posición de los determinantes

es siempre a la izquierda del sustantivo (en posición prenominal) aunque pueden estar separados de ellos por uno o más adjetivos (un último y titánico esfuerzo).

¿Cómo se puede identificar? En base a dos criterios (Eguren 1989):

1. Su ausencia lleva a la agramaticalidad del nombre en posición de sujeto (excepto si se trata de un nombre propio, que aparece ya especificado)
2. Pueden aparecer solos, sin necesidad de otro determinante.

El libro ha sido publicado *Libro ha sido publicado. De todos modos, existen los llamados pseudo-determinantes (propio, mismo, mero) y numerales ordinales junto con determinados demostrativos, posesivos y cuantificadores que pueden aparecer pospuestos: no se trata de auténticos determinantes, en este caso, porque, de hecho, requieren la presencia de uno en posición prenominal: el chico este *chico este.