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Más allá del monismo y del dualismo
Interaccionismo emergentista
Karl Popper trata de superar las teorías anteriores. Por una parte, afirma la existencia de actos mentales y su esencial peculiaridad, con lo que se acerca al dualismo. Pero, por otra parte, considera que la men­te autoconsciente es un producto evolutivo emergente del cerebro, con lo que también se acerca al monismo, pero sin aceptar la visión materialista, porque piensa que la mente es algo no material y, sin em-
bargo, real.
Según Popper, no todo lo real tiene por qué ser material. Son reales las entidades que pueden actuar causalmente o interactuar con reali­dades materiales, aunque su realidad sea más abstracta. Sostiene que existen tres mundos que interactúan entre sí, conformando al ser hu-
mano:
El mundo 1, compuesto por los cuerpos físicos observables, el único existente para los materialistas.
El mundo 2, el mundo de los estados mentales, entre los que se in­cluyen los estados de conciencia, las disposiciones y experiencias psi­cológicas y los estados inconscientes.
El mundo 3, que es el conjunto de los productos de la mente huma­na, al que pertenecen las historias, los mitos explicativos, las teorías científicas, las instituciones sociales, las obras de arte, el lenguaje, etc.

Estructurismo
Es la teoría que defiende Pedro Laín Entralgo, según la cual el con­epto de estructura es más adecuado que el de emergencia para des­ribir la relación entre lo físico y lo mental. Porque cuando se utiliza el erbo «emerger» se hace referencia a algo que ya existía en la materia
de la que emerge. Más ajustado le parece el término «estructurarse desde» para dejar constancia de que la mente es una nueva realidad que «se estructura desde» el cerebro.

El cerebro es una estructura dinámica, es decir, no ha de esperar a que alguien desde fuera le dé órdenes para que funcione, y constituye el centro rector de las actividades estructurales del cuerpo. En la activi­dad del cerebro hay actos que dependen de una función regional del cerebro y otros que sólo pueden explicarse por el conjunto. La acción de ver y la de oír, el movimiento en el espacio y el habla son acciones regidas por partes del cerebro localiza bies; el pensamiento, la auto­conciencia, el ejercicio de la libertad y la creación intelectual y ar­tística, en cambio, sólo pueden explicarse por el conjunto. Esto lleva a Laín Entralgo a decir no «mi cuerpo y yo», sino «mi cuerpo: yo»,
3. El sujeto y la conciencia

El ser humano es un
-
sujeto, no un objeto, porque es un alguien que actua un quien que
responde, un yo que vuelve sobre sí y es capaz de preguntarse ¿quien soy yo?
esta capacidad de volver sobre sí mismo recibe el nombre de conciencia humana

Iodos los seres vivos tienen una conciencia, gue es la capacidad que tiene un ser vivo de
recibir información del medio que lo rodea y de sí
mismo, lo cual le confiere un cierto grado de-Independencia frente al medio una ca acidad de controlarlo. Pero qracias a su conciencia el Jer humano se percata de la real ida e as cosas, e su slgnl icao L1: de las o.osibilidades que ante él se presentan.
La conciencia humana tiene dos funciones esenciales: considerarnos
-
a nosotros mismos como una realidad propia, una realidad que se
expresa al decir yo, me, mi y mantener la continuidad del yo, seguir siendo los mismos que eramos
La conciencia de la individualidad se transforma así en una concien­cia personal porque, además de ser autoconciencia, es conciencia de las posibilidades que se 'abren ante nosotros como seres dotados de inteligencia, libertad e intimidad


Más allá del monismo y del dualismo
Interaccionismo emergentista
Karl Popper trata de superar las teorías anteriores. Por una parte, afirma la existencia de actos mentales y su esencial peculiaridad, con lo que se acerca al dualismo. Pero, por otra parte, considera que la men­te autoconsciente es un producto evolutivo emergente del cerebro, con lo que también se acerca al monismo, pero sin aceptar la visión materialista, porque piensa que la mente es algo no material y, sin em-
bargo, real.
Según Popper, no todo lo real tiene por qué ser material. Son reales las entidades que pueden actuar causalmente o interactuar con reali­dades materiales, aunque su realidad sea más abstracta. Sostiene que existen tres mundos que interactúan entre sí, conformando al ser hu-
mano:
El mundo 1, compuesto por los cuerpos físicos observables, el único existente para los materialistas.
El mundo 2, el mundo de los estados mentales, entre los que se in­cluyen los estados de conciencia, las disposiciones y experiencias psi­cológicas y los estados inconscientes.
El mundo 3, que es el conjunto de los productos de la mente huma­na, al que pertenecen las historias, los mitos explicativos, las teorías científicas, las instituciones sociales, las obras de arte, el lenguaje, etc.

Estructurismo
Es la teoría que defiende Pedro Laín Entralgo, según la cual el con­epto de estructura es más adecuado que el de emergencia para des­ribir la relación entre lo físico y lo mental. Porque cuando se utiliza el erbo «emerger» se hace referencia a algo que ya existía en la materia
de la que emerge. Más ajustado le parece el término «estructurarse desde» para dejar constancia de que la mente es una nueva realidad que «se estructura desde» el cerebro.

El cerebro es una estructura dinámica, es decir, no ha de esperar a que alguien desde fuera le dé órdenes para que funcione, y constituye el centro rector de las actividades estructurales del cuerpo. En la activi­dad del cerebro hay actos que dependen de una función regional del cerebro y otros que sólo pueden explicarse por el conjunto. La acción de ver y la de oír, el movimiento en el espacio y el habla son acciones regidas por partes del cerebro localiza bies; el pensamiento, la auto­conciencia, el ejercicio de la libertad y la creación intelectual y ar­tística, en cambio, sólo pueden explicarse por el conjunto. Esto lleva a Laín Entralgo a decir no «mi cuerpo y yo», sino «mi cuerpo: yo»,
3. El sujeto y la conciencia

El ser humano es un
-
sujeto, no un objeto, porque es un alguien que actua un quien que
responde, un yo que vuelve sobre sí y es capaz de preguntarse ¿quien soy yo?
esta capacidad de volver sobre sí mismo recibe el nombre de conciencia humana

Iodos los seres vivos tienen una conciencia, gue es la capacidad que tiene un ser vivo de
recibir información del medio que lo rodea y de sí
mismo, lo cual le confiere un cierto grado de-Independencia frente al medio una ca acidad de controlarlo. Pero qracias a su conciencia el Jer humano se percata de la real ida e as cosas, e su slgnl icao L1: de las o.osibilidades que ante él se presentan.
La conciencia humana tiene dos funciones esenciales: considerarnos
-
a nosotros mismos como una realidad propia, una realidad que se
expresa al decir yo, me, mi y mantener la continuidad del yo, seguir siendo los mismos que eramos
La conciencia de la individualidad se transforma así en una concien­cia personal porque, además de ser autoconciencia, es conciencia de las posibilidades que se 'abren ante nosotros como seres dotados de inteligencia, libertad e intimidad

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