La Voz de la Lírica Griega Clásica: Píndaro, Safo, Alcmán y Arquíloco en Textos Fundamentales

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Píndaro

Fragmento sobre los Tindáridas y Terón

Y ahora, a esta fiesta se llega propicio con los divinos hijos gemelos de Leda, pues cuando partió hacia el Olimpo les encomendó el patronazgo del admirable certamen en que se dirime el valor de los hombres y la habilidad en conducir veloces carros. Así pues, siento que mi ánimo me impulsa a afirmar que a los Enménidas y a Terón les llegó la gloria concedida por los Tindáridas de hermosos corceles, porque con mayor frecuencia que a otros mortales los atienden en su hospitalaria mesa, con piadoso juicio, observando los ritos de los bienaventurados. Si el agua es el don más distinguido y de las riquezas el oro lo más respetable, sin embargo ahora Terón a la más extrema tierra ha llegado con sus virtudes hasta alcanzar desde su patria las Columnas de Heracles. Lo que hay más allá es inaccesible para doctos e indoctos. No lo seguiré; necio sería yo.

Safo

Fragmento 195 (1-4)

Dicen unos que un ejército de jinetes, otros de infantería y otros que de naves, es lo más hermoso sobre la oscura tierra, pero yo digo que es aquello que uno ama. [...] Y esto es muy fácil hacerlo comprensible para todos, pues la que mucho aventajaba en belleza a los humanos, Helena, a su esposo completamente noble dejándolo tras sí, marchó a Troya navegando, y no se acordó en absoluto de su hija ni de sus queridos padres, sino que a ella la sedujo Cipris. Pues, claramente, ahora a mí me has hecho recordar a Anactoria, ausente, y de ella quisiera contemplar el andar seductor y el brillante centelleo de su rostro antes que los carruajes de los lidios y a los infantes con todas sus armas.

Alcmán

Fragmento 10

Muchachas de voz meliflua y voz sagrada, ya no me pueden sostener las piernas. Ojalá, ojalá fuera un cérilo que sobre la flor de la ola con los alciones vuela con valiente corazón, un pájaro sagrado de color púrpura de mar.

Píndaro

Olímpica XII

Te suplico, hija de Zeus liberador, Fortuna salvadora, cuida de la poderosa Hímera, pues tú en el mar gobiernas las veloces naves y en tierra las violentas guerras y las asambleas decisorias. Las humanas esperanzas surcan un mar de vanas falsedades. Arriba muchas veces, abajo otras, van rodando. Jamás hasta el momento halló mortal alguno señal fiable de la acción futura enviada por un dios: cegada está la percepción de lo venidero. El dado de la fortuna le presenta al hombre con frecuencia una cara inesperada. A unos les da la espalda la alegría, mientras que otros, aunque inmersos en la tempestad del sufrimiento, en breves momentos cambian su pena por honda bonanza. Hijo de Filénor, en verdad la valía de tus pies, cual la de un gallo dedicado a domésticas peleas junto al hogar familiar, se habría deshojado sin gloria, si la revuelta, que a los hombres enfrenta, no te hubiese privado de tu patria Cnosia. Pero ahora, coronado en Olimpia, además de haberlo sido dos veces en Pitón y otra en el Istmo, Ergóteles, ensalzas los baños termales de las Ninfas, al morar junto a las tierras de tu propiedad.

Arquíloco

Fragmento 114

No quiero al alto estratego ni que anda con las piernas abiertas ni presumido de sus rizos ni que se afeita a la perfección, sino que para mí alguien que sea bajito y que se vea en sus muslos torcido, sobre sus pies firmemente que marche con seguridad, todo corazón.

Hiponacte

Fragmento 3

Hermes, ahorcaperros, en meonio candaulo, compañero de ladrones, ayúdame aquí.

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