La Voluntad de Poder y el Superhombre en la Filosofía de Nietzsche

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Propuesta: Nueva Ontología y Metafísica

Para Nietzsche, la realidad tiene un carácter móvil y cambiante, es perspectiva y se refiere a la realidad como el modo de vida. Según el autor, hay una estrecha correlación entre realidad y vida, entre el ser y su interpretación a través del pensamiento y lenguaje. Así, encontramos la "voluntad de poder" que expresa la visión del mundo y del hombre de Nietzsche. El mundo es voluntad de poder, significa que lo real es un conjunto de fuerzas desiguales, distintas entre sí, que dominan o son dominadas, en lucha incesante, que les impide alcanzar el equilibrio.

La ciencia moderna ha estado buscando la medición y cuantificación de las mismas. La física moderna ha creado un modelo dominado por la idea de equilibrio y orden.

Desde la perspectiva de Nietzsche, la naturaleza no es esa realidad acabada y perfecta, sino la voluntad de poder, y el ser, en cuanto a esta, es devenir, una pluralidad de fuerzas siempre cambiantes que ofrecen muchas posibilidades de análisis e interpretación.

Estas fuerzas que forman al hombre no alcanzan el equilibrio, y la razón en el hombre no es la fuerza dominante, sino una fuerza más.

Por lo tanto, la voluntad de poder en el hombre es la creadora de valores como: las teorías, obras de arte, ciencias... todo lo que el hombre hace lo hace para crecer, desarrollarse. Por lo tanto, voluntad de poder la define Nietzsche como la virtud, y es la que le da sentido de valor y justificación de las cosas. Así, el ser como voluntad de poder crea nuevos valores que afirman la vida terrenal múltiple y en constante movimiento.

Esta transmutación de los valores solo es posible tras haber asumido y superado el nihilismo, por lo tanto, la transmutación de los valores eleva lo múltiple y el devenir que se convierte en "objeto" de la afirmación a favor de la vida.

La Idea de Superhombre

La voluntad de poder afirma la vida terrenal, por eso la voluntad de poder alcanza su más alto grado de reflexión en el eterno retorno: hay que amar a la vida de forma que quiera volver a vivir porque todo vuelve a repetirse eternamente. Esto permitirá ir al hombre superándose hasta llegar al superhombre, en el cual se presentan nuevas virtudes y valores. Así será la gran política que ha de llevarnos hasta el superhombre (superar la moral contra natural).

Así, se proponen 3 metamorfosis del espíritu: el espíritu se convierte en camello, este en león y este en niño. El camello obedece ciegamente, el león simboliza al nihilista que rechaza todos los valores tradicionales, pero se transforma en niño, ya que este crea una nueva tabla de valores.

El superhombre crea una nueva moral que esté a su servicio para que este recupere los instintos vitales. Así, lo único que lleva un carácter de obligatoriedad es la vida misma. Y la moral del hombre superior tiene dos peligros: que sus criterios son de orden estético y que veía cierta belleza en los furores de la bestia germánica.

Entonces, las características del superhombre son: ama el riesgo, se mueve por instintos, para él no hay valores absolutos, cree en el pluralismo de interpretaciones, ve en el dolor una parte más de la vida, no cree en la igualdad, cree en la indiferencia, no se deja convencer, no critica ni se queja, ve la vida como un experimento personal, se despreocupa de las cuestiones sociales, se guía por la belleza, no por el saber.

Eterno Retorno

Nietzsche ve en la vida una repetición circular, eternidad en la que todo vuelve a ocurrir. Así, rechaza la concepción del cristianismo y la ilustración que tiene de la historia como una línea temporal ascendente con un principio, la creación, y un final, la venida del reino de Dios. La idea del eterno retorno es una idea mítica, todo lo que ocurre se repetirá de nuevo, en un determinado tiempo y así durante toda la eternidad, tiene un carácter valorativo, ya que si todo lo que ocurre ha de ocurrir eternamente se "revaloriza al instante", es decir, carpe diem.

Nietzsche, así, defiende que lo que realmente es, es el instante, lo que hay que amar.

Es el superhombre el que puede llegar a comprender que ningún instante tiene justificación más allá de sí mismo y que, además, en el instante feliz está la justificación de lo pasado y de lo futuro.

Por lo tanto, el eterno retorno nos libera de la fugacidad sin tener que recurrir a las "ideas eternas", es decir, Nietzsche pretende revalorizar lo sensible, lo cambiante, el mundo real, sin recurrir a la ilusión de "otro mundo ideal".

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