Vitalismo Filosófico y la Crítica de Nietzsche a la Metafísica Tradicional

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Vitalismo: Una Perspectiva Filosófica sobre la Vida

El término vitalismo es, en ocasiones, poco preciso, ya que engloba teorías filosóficas muy diversas. Sin embargo, todas comparten un elemento común: la reivindicación de la vida como una realidad singular e irreductible, que no puede ser comprendida en términos ajenos a ella misma. Aunque algunos autores señalan la presencia de teorías vitalistas anteriores al siglo XIX, es más común situar estas doctrinas en la segunda mitad de ese siglo y las primeras décadas del XX.

Líneas Principales del Vitalismo

Centrándonos en este período, podemos establecer dos grandes líneas del vitalismo:

  1. El Vitalismo en la Ciencia

    Con el triunfo de las ciencias naturales a partir de la Edad Moderna, muchos autores consideraron que los fenómenos vitales podían ser explicados en términos puramente materiales. El punto de vista mecanicista dominante sugería que los seres vivos podían entenderse a partir de la comprensión de los fenómenos fisicoquímicos, y que la vida no representaba un nivel de realidad cualitativamente distinto de la realidad inorgánica. Frente a esta postura reduccionista, algunos biólogos vitalistas defendieron la existencia de una diferencia esencial entre los seres orgánicos y los no orgánicos, argumentando que los primeros no pueden ser reducidos a los segundos.

  2. El Vitalismo en la Filosofía

    En la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX, encontramos importantes filósofos que desarrollaron toda su obra a partir de la reflexión sobre la vida. Dentro de esta corriente filosófica, se suelen distinguir diversas vertientes en función de su concepto particular de vida. El vitalismo en filosofía se presenta, en general, como una doctrina contraria al racionalismo.

    Los conceptos más importantes alrededor de los que gira la filosofía vitalista incluyen:

    • Temporalidad
    • Historia
    • Vivencia
    • Instintos
    • Irracionalidad
    • Corporeidad
    • Subjetividad
    • Perspectiva
    • Valor de lo individual
    • Cambio
    • Enfermedad
    • Muerte
    • Finitud

La Crítica de Nietzsche a la Metafísica Tradicional

Friedrich Nietzsche se opone vehementemente al dualismo ontológico, que considera un fiel reflejo del dualismo platónico. Este esquema metafísico postula la existencia de dos ámbitos de realidad:

  • Un mundo sensible, imperfecto y cambiante.
  • Un mundo suprasensible, perfecto, estático e imperecedero, considerado el fundamento del primero.

Según esta concepción, la realidad queda escindida: una realidad suprasensible, estática e imperecedera, frente a una realidad cambiante, sensible y perecedera, que es vista como un producto residual y "despreciable" de la anterior.

Objeciones de Nietzsche al Dualismo Platónico

Frente a este esquema ontológico, Nietzsche esgrime tres objeciones fundamentales:

  1. Inadecuación de la Razón para Conocer el Mundo Sensible

    La infravaloración de la realidad sensible se atribuye a su mutabilidad, mientras que la razón humana opera con categorías inmutables (conceptos). Sin embargo, el hecho de que la razón funcione con tales categorías no demuestra la "imperfección" ni la "dependencia" del mundo sensible, sino solo la inadecuación de la razón para conocerlo. Nietzsche nos invita a cuestionar: ¿Y si la razón no fuera la facultad adecuada para conocer el mundo? ¿Es posible acceder de forma no racional al conocimiento del mundo? ¿Es la razón nuestra única posibilidad cognoscitiva?

  2. El Mundo Suprasensible como Ilusión

    Nietzsche argumenta que el mundo suprasensible no es más que una ilusión, una ficción, una fantasía construida como negación del mundo sensible, que es la única realidad para nosotros.

  3. La Negación de la Vida: Un Acto Anti-Vital

    Recurrir a un mundo suprasensible es interpretado por Nietzsche como una reacción anti-vital, una negación de la vida misma. La vida, que está marcada tanto por el sufrimiento como por la alegría, es rechazada. Esta postura es vista como una venganza contra la naturaleza, propia de espíritus ruines, que odian la vida, un producto del resentimiento. Incapaces de aceptar un destino trágico, los hombres se rebelan contra esa vida que les aboca al sufrimiento y la niegan, convirtiéndola en un mero residuo de otra realidad, perfecta esta, donde ahogan su resentimiento.

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