Vida y Obra de Cervantes: El Quijote y su Legado Literario
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Biografía de Miguel de Cervantes
Nació en Alcalá de Henares. Fue el cuarto de siete hermanos. A los 81 años viajó a Italia por haber herido a un hombre, allí sirvió al cardenal Acquarina. Después se alistó como soldado y participó en la batalla de Lepanto, donde fue herido en el pecho y la mano izquierda. Continuó como soldado y cuando volvía a la Península Ibérica con su hermano fueron apresados y llevados como cautivos a Argel. Tras 5 años fue liberado por el rescate de su familia. Volvió a la península tras doce años e intentó varios trabajos mientras ya empezaba a escribir. Se casó y vivió en Sevilla ejerciendo de comisario de abastecimientos, esto le sirvió para conocer todo tipo de gentes que aparecerán en sus obras. Se mudó a Valladolid en busca de un mecenas ya que tenía dificultades económicas. Así, en 1605 publicó la primera parte del Quijote que alcanzó gran éxito y publicó en pocos años todo lo que tenía (Cárcel 5 años). Su primera obra publicada fue Galatea (novela pastoril) y comenzó a escribir comedias, aunque no pudo competir con Lope de Vega.
El Quijote: Origen e Influencias
El Quijote se publicó en dos partes, y la primera parte gozó de un éxito grande e inmediato. La opinión general fue desde el primer momento que era una obra excepcional. La segunda parte se publica un año después de que apareciera un Quijote apócrifo, ya que Cervantes remató aprisa esa última parte para contestarle y varió el plan primitivo de la obra.
Fuentes Literarias
- Las primeras fuentes son los libros de caballerías. Este influjo es muy notable en esa época y alcanzaba a las más diversas clases sociales, incluidos los iletrados.
- También puede ser que entre los posibles inspiradores del Quijote figuren poemas épicos del renacimiento italiano, en especial Orlando furioso de Ariosto.
- También se ve el influjo de Erasmo por la relación entre lo real y lo imaginado.
- Se ha señalado que la figura del hidalgo Camilote de Don Duardos podría ser el germen del Quijote.
Narrador y Punto de Vista
Respecto al narrador y el punto de vista, no hay un narrador único y el punto de vista cambia a lo largo del relato. Tenemos primero un narrador omnisciente, pero se quiebra con los titubeos y el desconocimiento con que se abre la obra. Hay una innovación técnica porque piensa que la obra puede tener muchos fallos, y de esta forma puede alejarse del relato y añadir al discurso comentarios que no hubiera podido. No hay una serie de cronologías a través de las que sepamos en qué tiempo estamos, y esto es propio de la novela moderna, siglo XX, la ruptura temporal. Es una manera de entender la novela como que el tiempo no tiene importancia, sino las aventuras de los personajes.
Humor y Realidad
Esta obra se presentó como una obra exclusivamente humorística, y se trataba de ridiculizar la literatura caballeresca valiéndose del extrañamiento, colocando lo caballeresco en un contexto distinto al habitual, de manera que ese choque produce humor, ya que el personaje, que funciona con el código libresco de las caballerías, choca constantemente con el entorno. Así, al colocar a un pobre loco que funciona con el código real de la caballería, en el mundo real y concreto de la España del XVII, el contraste resulta violento, y la realidad acaba imponiéndose brutalmente y da con el héroe por los suelos, molido a palos y burlado.
Personalidad de Don Quijote y Sancho
Don Quijote
Cervantes nos presenta a don Quijote como un monomaníaco que, obsesionado con la lectura, se vuelve loco. Nos ofrece una puntual descripción del proceso de enloquecimiento y de los rasgos de locura del protagonista. Don Quijote no existe en un principio, es una creación de la mente de un hidalgo manchego, y el fantástico caballero andante dejará de existir en cuanto Alonso Quijano recobre la razón. Alonso Quijano primero quiere escribir relatos caballerescos, pero llega a la pretensión absurda de encarnar los tipos literarios. En los primeros capítulos el protagonista es un personaje plano y sin relieve, pero a medida que avanza la obra, el personaje crece y se va convirtiendo en un carácter complejo y verosímil. El hidalgo es un personaje constantemente a caballo entre la verdad y la alucinación, y este juego de locura y cordura es uno de los elementos enriquecedores de la novela y el que posibilita la multitud de interpretaciones que se han dado a la obra. Otro factor de enriquecimiento y complejidad del protagonista es la nobleza de su carácter; lo grotesco y risible del personaje no se pierde nunca, pero su decidida voluntad de practicar el bien y la justicia da una nueva dimensión a su locura. Solo desde la enajenación mental es posible la práctica de la justicia.
Don Quijote siempre quiere estar al servicio del prójimo, aunque por su locura, sus actos a veces se vuelven contra aquellos a quienes intenta amparar. Cuando tratan de desengañarlo, defiende su actitud con uñas y dientes, pues siempre trata de confirmar sus creencias, y al intentar convencer a los demás, se convence a sí mismo. La segunda parte de la obra significa la progresiva desintegración del mundo del protagonista.
Sancho Panza
Se logra con el escudero un contrapunto a la figura del hidalgo, pero como la personalidad de don Quijote es compleja, la de Sancho también resulta compleja y multiforme. Sancho es una persona simple y bondadosa, en quien domina el buen sentido que alterna con el entusiasmo por algunas disparatadas ideas de su señor. Frente a don Quijote, destaca su saber empírico, su captación de la realidad a través de los sentidos. Sus intereses son distintos a los de don Quijote porque su estatus social es distinto: le interesa el dinero porque es un remedio para los suyos, a los que quiere ver en mejor posición social, es un padre de familia sin más riqueza que sus manos y el servicio a don Quijote es una forma de conseguir mejoras económicas para sí y los suyos. Sancho no aspira a ser un héroe, pero en los momentos cruciales se comporta como un hombre digno; es un hombre de bien que solo echa mano de su fuerza y valor cuando es estrictamente necesario para la defensa de su persona o de sus propiedades. La evolución del personaje a lo largo de la obra es paralela a la de don Quijote, pero a la inversa, pues se produce en él una quijotización. Esta evolución supone enriquecimiento, no radical abandono de su primitiva forma de ser, y el mérito de Cervantes consiste en hacer coherente esa evolución. El influjo del caballero sobre el escudero es evidente, pues se contagia de su lenguaje y su actitud, necesita creer en las caballerías para no admitir que su actitud al seguir al caballero es completamente absurda. Se distinguen tres etapas en la personalidad de Sancho: Sancho-Sanchuelo, es un miedoso y un mentecato que vive para comer; Sancho-Sancho, un personaje sensato, afectuoso, que confía en su propia valía, que se conoce a sí mismo, sus posibilidades y sus limitaciones, una persona del pueblo guiada por el buen sentido y el buen corazón; Sancho-Sanchísimo, el juez salomónico de la ínsula Barataria, el gobernador que intenta llevar con rectitud su quehacer y que sabe retirarse con dignidad ante los sobresaltos del poder, reconoce sus limitaciones y elige la libertad perdida.