Victimología: Comprensión del Proceso Victimal y sus Consecuencias
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El Proceso Victimal
El fenómeno victimal es notablemente dinámico; en muchos casos, la participación de la víctima es fundamental para llegar a la victimización.
Iter Criminis vs. Iter Victimae
Para comprender mejor el proceso victimal, es útil compararlo con el iter criminis, o el camino del crimen. Ambos conceptos describen un proceso con fases internas y externas.
Iter Criminis
El iter criminis es el proceso, vía o itinerario del crimen. Tiene dos fases fundamentales:
- Interna: Existe solo mientras el delito no se manifiesta (idea, delibera y resuelve).
- Externa: Cuando la conducta ya sale a la luz (prepara, tienta o consuma).
Zaffaroni define el iter criminis como: "Desde que el designio criminal surge como producto de la imaginación en el fuero íntimo del sujeto hasta que se opera el agotamiento de la ejecución del delito, tiene lugar un proceso, parte del cual no se exterioriza necesariamente en forma de que pueda ser advertida por ningún observador fuera del propio autor. A este proceso se denomina iter criminis o camino del crimen, significado así por el conjunto de etapas que se suceden cronológicamente en el desarrollo del delito".
Iter Victimae
El iter victimae es el camino que sigue un individuo para convertirse en víctima. Estudia el camino, interno y externo, que sigue la víctima para llegar a ser victimizada. Debe considerarse desde el momento en que cruza por la mente la idea de ser sacrificada; esta idea puede ser aceptada o rechazada. Pueden ser rastreados por sus actos preparatorios, las medidas que toma para defenderse o su simple inmovilidad.
Hentig señala que: "Separando en el tiempo fatal la armonización de las partes, la formación de una explosiva combinación social puede ser advertida: puede quedar esperando el potencial perpetrador sin una víctima y una potencial víctima sin un compañero que pudiera victimizarla. Cuando la víctima es escogida por cuestión de sus ideas políticas, de su religión, de su raza, etc., el peligro criminal llega a su más alto punto de delincuencia y peligro social".
La Precipitación Victimal
Wolfgang utilizó el concepto de precipitación victimal como hipótesis, exponiendo que en múltiples crímenes, la víctima contribuye ampliamente al hecho, siendo el directo y positivo precipitante del mismo. Reckless afirma que la víctima vicia la relación, envía varias señales que recibe el victimario, y puede presumirse que la víctima genera el comportamiento criminal en el autor.
En la reunión de Bellagio (Italia, 1975) se propuso que el papel de la víctima puede ser enfocado mejor a través de conceptos tales como "participación de la víctima" y "vulnerabilidad de la víctima" en vez de "precipitación de la víctima" y "provocación de la víctima".
La Dinámica Victimal
La dualidad cercanía-lejanía es fundamental en la dinámica victimal. La proximidad familiar lleva a delitos sexuales y a la violencia doméstica, la proximidad profesional a delitos de cuello blanco y la cercanía social a todos los delitos. La cercanía con una zona criminógena produce la zona victimógena.
El factor de proximidad geográfica es influenciado por otros factores de riesgo, como la identidad social, atracción y exposición. Otro aspecto fundamental es la identidad socioeconómica. Un informe del VII Congreso de la ONU (Milán, 1985) plasmó que, respecto a los delitos corrientes, los delincuentes y las víctimas tendían a ser de condición social similar y a provenir de un medio social similar. Es más probable que las víctimas compartiesen más características socioeconómicas, raciales y otras características demográficas similares con los delincuentes que abusan de ellas que con otros grupos de la misma sociedad.
Similitudes entre Criminal y Víctima
Existen ocasiones en que "las víctimas y sus victimarios tienen más semejanzas que diferencias", principalmente en algunos delitos, como la violación. Los jóvenes victimizan a jóvenes. Comúnmente, las víctimas proceden de los mismos estratos socioeconómicos que sus victimarios. Existen cercanías geográficas entre zonas criminógenas y victimógenas. Inclusive, investigaciones norteamericanas y australianas demuestran que los perfiles demográficos de las víctimas de delitos son notablemente similares a las características de los criminales convictos.
Braitwaite y Biles afirman que las víctimas son comúnmente también criminales. El sujeto que se reúne con criminales es victimizado por ellos, pero aprende también a delinquir.
El Hecho Victimal
Las formas de delitos como el terrorismo aumentan la posibilidad de ser víctima, ya que se elige indiscriminadamente, se es una víctima reemplazable. Cuando la víctima no es sustituible, puede actuar no solo dando forma al delito, sino también fortaleciéndolo e incluso desencadenándolo. El haber sido seleccionado como víctima en forma aleatoria disminuye las probabilidades de defensa, pues no se puede anticipar o evitar la comisión de la victimización o minimizar el daño. Con igual o mayor facilidad se puede llegar a ser víctima de un crimen o cometerlo.
La posibilidad de ser víctima aumenta en la vida moderna: tecnología, aumento de vehículos automotores, concentración urbana. Una víctima seleccionada al azar disminuye sus posibilidades de protección. Una víctima seleccionada específicamente actúa dando forma al delito y también lo puede fortalecer y desencadenar.
Reacción de la Víctima
Varía según el delito sufrido, la magnitud del daño y la personalidad del sujeto. La relación con el victimario es fundamental, pues en muchos casos es tomada por el Derecho como atenuante o agravante. El grado de participación de la víctima influye mucho en su propia reacción.
Consecuencias de la Victimización
Las consecuencias incluyen desajuste psicológico y deseo de no reincidir. La victimización aísla a la víctima, y generalmente, busca medios de autodefensa. El haber sido víctima produce una reacción mediata. Las medidas más comunes son: no salir de noche, no salir solo, cambiarse de casa, uso de mirillas, chapas, candados, etc. También conseguir armas, contratación de seguridad privada u otros medios de protección.
El Miedo al Crimen
Es uno de los fenómenos sociales y psicológicos más preocupantes. La victimización produce y aumenta el miedo al crimen, es decir, a ser víctima de una conducta antisocial. Una hipótesis plantea que una persona que ha sido victimizada tiene más temor al crimen que aquella que no lo ha sido.
El Círculo Victimal
Existe una teoría circular de la victimización, o retroalimentación victimal. En el VII Congreso de la ONU (Milán, 1985) se le denominó "espiral de la victimización". El proceso para convertirse en víctima tiene dos dimensiones: individual y social, que interactúan aún en formas no suficientemente identificadas. Uno de los sentimientos más fuertes es el de injusticia. La mayoría de las víctimas prefiere la justicia por propia mano, ya que existe desconfianza de la administración pública. Esto puede llevar a la venganza: "Algunas víctimas agredidas se convierten en delincuentes".
El otro lado es el criminal que se ve victimizado por el aparato de justicia penal. Se dice que: "El criminal de hoy será la víctima del mañana y la víctima de hoy puede ser el criminal del mañana". Se encontró que los delincuentes no perciben el mundo menos o más peligroso que los no delincuentes; la delincuencia no está asociada con menor miedo. Los delincuentes han sido más victimizados que los no delincuentes.
"El amo no es más libre que el esclavo, el vencedor no es más feliz que el vencido y el criminal no es menos víctima del determinismo antropológico y sociológico" - Stanciu