El Viaje de Dante: Pasajes Clave del Purgatorio y Paraíso

Enviado por Chuletator online y clasificado en Griego

Escrito el en español con un tamaño de 3,56 KB

Purgatorio

Canto I

En el Purgatorio se purifica el espíritu humano para poder ser digno de ir al cielo. Dante ve a un anciano con larga barba canosa, al igual que sus cabellos. Los rastros de las cuatro luces santas alumbraban su rostro como si hubiese sido el sol. Les pregunta quiénes son, cómo escaparon del Infierno y quién los guio para salir de allí. Virgilio le dio a entender a Dante, por medio de gestos y señales, que debía ser respetuoso, doblar la rodilla e inclinar la vista. El guía le explicó que desde el Cielo fue mandado para que acompañe a Dante y lo ayude. Le pide que lo acepte allí, en el Purgatorio. El anciano les dijo que no deben explicar nada si una mujer desde el Cielo los envía allí. Luego el anciano desapareció y Virgilio le dice a Dante que vuelvan hacia atrás porque la llanura va a descender hasta su último límite. Llegaron a un lugar y Dante tenía las mejillas cubiertas de lágrimas y volvieron a su color, del que las privó el Infierno. Luego llegaron a una playa donde ningún hombre navegó nunca por sus aguas para salir de ellas. Se creó otra planta de donde había arrancado la anterior.

Canto XXX

Dante ve, al terminar el día, una dama coronada de oliva sobre un velo blanco, vestida del color de una vívida llama. Su espíritu quedó abatido y temblando por su presencia, y sin reconocerla, pero aun así sintió el poder del antiguo amor. Dante lloraba porque Virgilio se iba, ya que no podía ingresar al Paraíso. Ella le dice que es Beatriz y le preguntó cómo se dignó a subir al monte y si no sabía que allí el hombre era dichoso. Dante sintió vergüenza y le pareció como una madre irritada hacia su hijo, pero Dante comprendió que se compadecían de él, por sus dulces palabras (de ella).

Paraíso

Canto 33

En los primeros versos se encuentra la invocación de San Bernardo de Claraval a la Virgen: una invocación en el momento más difícil conceptualmente del poema entero. San Bernardo invita a Dante a mirar en alto. Dante contempla, en el culmen del deseo, la Luz, presencia constante de todo el Paraíso. Dante expresa su dificultad para expresar con palabras y con recuerdos, con certeza, la visión de Dios. Para eso, Dante usa dos símiles: El primero, relacionado con el mundo de los sueños, cuando intenta recordar el sueño. Y el segundo, relacionado con la naturaleza, cuando la nieve se derrite bajo el sol, dejando una pequeña huella bañada. La imagen de Dios es el conjunto de las imágenes del mundo y de todo lo que el universo conoce. En la profunda Luz, Dante parece ver tres círculos de colores distintos y se reflejan el uno con el otro como los colores del arcoíris. Mirando los círculos, ve en estos una imagen que asume forma humana. Una visión que se muestra incomprensible, que solo la gracia permite a Dante comprender el final. Sin embargo, el poeta no puede comunicar con palabras lo que ha comprendido. El Paraíso se cierra con la imagen de las estrellas y de Dante, que es envuelto en la imagen misma que está mirando.

Entradas relacionadas: