Velázquez: Vida y Obra del Maestro del Barroco Español
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Etapas de la Vida y Obra de Diego Velázquez
Etapa de Afianzamiento en la Corte (Cuarta Etapa)
Tras su regreso de Italia, Velázquez reanudó su actividad y realizó, entre otras obras destinadas a la decoración de un nuevo palacio, La Rendición de Breda, también conocida como Las Lanzas. Además, creó algunas de sus obras más importantes y conocidas, como Marte, Menipo y Esopo. De tema religioso, pintó El Cristo Crucificado y La Coronación del Conde Duque de Olivares. También realizó la serie de retratos de los enanos y bufones de la corte, como Sebastián de Morra, Calabacillas, El Niño de Vallecas, Don Juan de Austria y Pablillos de Valladolid.
Segundo Viaje a Italia (Quinta Etapa)
En esta etapa, sus intereses ya no se centraban en aprender de los artistas vivos, sino en meditar sobre el pasado y reencontrarse con las alegorías mitológicas. En Roma, tuvo la ocasión de realizar retratos como el del Papa Inocencio X, y los pequeños lienzos Vistas del Jardín de la Villa Médici en Roma, que prefiguran lo que será la pintura impresionista. También realizó uno de los desnudos femeninos de tema mitológico más célebres: La Venus del Espejo.
Últimos Años (Sexta Etapa)
Al regresar de Italia, continuó con sus trabajos de decoración del nuevo Alcázar Real, lo que le llevó a ser nombrado Aposentador Mayor de Palacio. Por eso, en estos años su producción es escasa pero fundamental. Realizó una serie de cuatro lienzos de tema mitológico, de los que se conserva Mercurio y Argos. A esta etapa final pertenecen Las Hilanderas o La Fábula de Aracne, y Las Meninas. Finalmente, murió en palacio el 6 de agosto de 1660.
Obras Más Destacadas de Velázquez
1. Las Lanzas (La Rendición de Breda)
- Autor: Diego de la Silva Velázquez
- Estilo: Barroco
- Técnica: Óleo sobre lienzo
- Dimensiones: 307 x 367 cm
- Localización: Museo del Prado, Madrid
- Tema: Pintura histórica conmemorativa
- Análisis: Representa el momento en que Justino de Nassau entrega las llaves de la ciudad de Breda a Ambrosio de Spínola. El primer plano del caballo es un gesto típicamente barroco. Velázquez imagina la escena en tono afable y caballeresco hacia el vencido. El colorido ha seguido evolucionando. El amplísimo fondo de verdes y azules plateados es de gran belleza y construye un paisaje en forma de U. Dividió la obra en dos partes: en un lado los vencidos y en el otro los vencedores, y en medio el ritmo vertical de las lanzas. Es, en definitiva, un ejemplo de concordancia luz-espacio-color.
2. Retrato del Papa Inocencio X
- Autor: Velázquez
- Cronología: 1650
- Estilo: Barroco
- Técnica: Óleo sobre lienzo
- Dimensiones: 140 x 120 cm
- Localización: Galería Doria Pamphili, Roma
- Tema: Retrato
- Análisis: En Roma, Velázquez pintó al Papa Inocencio X. En este retrato, muestra una técnica suelta y decidida, así como una habilidad para representar los rasgos psicológicos. Se considera su mejor obra como retratista. Representa al Papa sentado en un sillón, vestido con encajes blancos que anticipan el impresionismo. La sinfonía de los rojos de distintas tonalidades se esparce por el cuadro. El pontífice sostiene en la mano un pliego de papel con la petición de Velázquez para conseguir el título de don. De todo el retrato, destaca el rostro, tan incisivo y natural, del Papa.
3. Las Hilanderas (La Fábula de Aracne)
- Autor: Velázquez
- Estilo: Barroco
- Técnica: Óleo sobre lienzo
- Localización: Museo del Prado, Madrid
- Tema: Mitológico
- Análisis: De nuevo, representa un tema de carácter mitológico. En lo que a simple vista es el trabajo en un taller de tapices, se representa la fábula de Aracne. En el fondo, se representa el momento en el que Minerva va a castigar a Aracne. Dos muchachas contemplan la escena, mientras que en primer término se encuentran las obreras del taller. Destaca el tratamiento magistral de la luz y de la perspectiva aérea, y la maravillosa representación de la rueda en movimiento. Las actitudes contrapuestas de las dos obreras del primer término se inspiran en dos modelos de la bóveda de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel. Se conoce con el nombre de La Leyenda de Aracne. La escena está dividida en dos partes o zonas. En la primera, trabajan las hilanderas de la fábrica. La segunda zona es una especie de escenario en la cual tres mujeres observan el tapiz. Estos dos planos son los más importantes. La inspiración literaria, que deriva de Las Metamorfosis de Ovidio, y las soluciones de orden técnico y pictórico que aparecen, anticipan el impresionismo.
4. Las Meninas (La Familia de Felipe IV)
- Autor: Velázquez
- Cronología: 1656
- Estilo: Barroco
- Técnica: Óleo sobre lienzo
- Dimensiones: 318 x 276 cm
- Localización: Museo del Prado, Madrid
- Tema: Retrato colectivo
- Análisis: Velázquez juega en esta obra con la ficción, de manera que el espectador se convierte en los reyes a quienes retrata, mientras que los personajes del cuadro se convierten en los espectadores que nos observan. Se trata de un magnífico retrato de grupo en el que el pintor ha sabido captar a la perfección la atmósfera. Su título no es el más apropiado, ya que convierte en protagonistas a las jóvenes doncellas. La antigua denominación, La Familia de Felipe IV, resultaría más adecuada. Son muchas las interpretaciones de esta pintura. La más admitida es que Velázquez se encuentra pintando a los reyes, que están reflejados en el espejo y podrían encontrarse en la sala posando. También es posible que los monarcas se encuentren en la estancia viendo pintar al artista. Por ello, no es descabellado admitir que Velázquez está pintando la propia escena de Las Meninas. Es posible que Velázquez haya querido rendir un homenaje a su profesión de pintor, considerándose un artista que crea, piensa e inventa. El centro de la composición lo ocupa la infanta, atendida por sus dos doncellas, a la izquierda y a la derecha. Junto a esta, aparece la enana Mari Bárbola y otro enano que coloca su pierna sobre un mastín. Detrás del grupo principal, aparecen dos ayos. Finalmente, en el fondo de la pintura, aparece el aposentador de palacio. En la pintura, destacan la magistral soltura del pincel y un excepcional estudio de la perspectiva aérea. El golpe de luz y la penumbra en el techo del recinto constatan una gradación decreciente de la luz, efecto que crea espacio, pudiéndose decir que el artista ha pintado el aire.