Vanguardias Españolas: Creacionismo, Ultraísmo y Ramón Gómez de la Serna
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Las Vanguardias en España: Creacionismo y Ultraísmo. Ramón Gómez de la Serna
En España, las vanguardias tienen como pionero e impulsor a Ramón Gómez de la Serna. Proliferan las tertulias y revistas donde el Vanguardismo halla gran acogida. Las tertulias eran famosas, como las del Café de Pombo, presidida por Ramón Gómez de la Serna, o la del Café Colonial, en torno a Cansinos-Assens.
El Futurismo se conoció pronto en España: Ramón publicó en 1910 su manifiesto en la revista Prometeo, pero no creó escuela. Se hallaron huellas de su temática en poetas del 27: Salinas escribe poemas a la bombilla eléctrica o a la máquina de escribir; Alberti compone al billete del tranvía, a un portero de fútbol…
El Ultraísmo recogió elementos futuristas, junto a facetas cubistas, etc. Es un movimiento español, cuyo primer manifiesto aparece en 1919, en la revista Cervantes. Su nombre (Ultra o Ultraísmo) indica su voluntad de ir “más allá” del Novecentismo imperante. Incluye los temas maquinistas y deportivos, busca imágenes nuevas y recurre a disposiciones tipográficas al modo de los Caligramas. El principal promotor del Ultraísmo fue Guillermo de Torre, que ilustró sus doctrinas con los poemas “visuales” de su libro Hélices.
El Creacionismo fue iniciado en París por el poeta chileno Vicente Huidobro. En 1918, Huidobro lo dio a conocer en España. El poema será un objeto autónomo, “creación” absoluta (no “imitación”). Entre sus seguidores españoles destaca Gerardo Diego.
El Surrealismo. España es posiblemente el país europeo en que la repercusión del Surrealismo resultó mayor. A Juan Larrea debe atribuirse la orientación surrealista de varios poetas del 27. Para otros es fundamental la influencia de Dalí o de Buñuel. Los componentes del 27 quedaron marcados por el Surrealismo. Aunque en general, el Surrealismo español no es “ortodoxo”: nuestros poetas no llegaron a los extremos de la pura creación inconsciente, ni practicaron la “escritura automática”. Lo que sí hubo es una liberación de la imagen, desatada de bases lógicas y con ello, un enriquecimiento prodigioso del lenguaje poético.
Ramón Gómez de la Serna. Su vida y su obra son una perpetua ruptura con las convenciones. Cultiva lo extravagante, lo grotesco, lo provocativo, en cualquier terreno. Defendió y difundió las nuevas corrientes, a las que dedicaría un libro, Ismos (1931).
Su obra tiene como eje y base la greguería. Con este nombre designó nuestro autor ese género inventado por él hacia 1910. Se trata de apuntes breves que encierran una pirueta conceptual o una metáfora insólita. Suya es esta definición: “Humorismo + Metáfora = Greguería”. La greguería revela una concepción del arte como juego, algo característico de las vanguardias.