Urbanización e Industrialización en la España de la Restauración: Crecimiento y Transformación

Urbanización e Industrialización en la España de la Restauración

La población española creció en el último tercio del siglo XIX de dieciséis a dieciocho millones de habitantes. Un crecimiento caracterizado por altas tasas de natalidad y mortalidad y por epidemias masivas. La esperanza de vida era muy baja. Este aumento de la población se produjo de forma desigual. En general, se crecía más rápidamente en las regiones periféricas, mientras que el centro de la península se iba despoblando, con la excepción de Madrid. El mayor aumento de la población se produjo en Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia y Sevilla, debido a la inmigración. El siglo XIX fue la época de las grandes emigraciones a América; un millón de españoles emigraron a Argentina, Brasil y Cuba. España fue un país predominantemente campesino; estos solían ser propietarios medios o arrendatarios. En la mitad sur predominaban los jornaleros agrícolas.

El Crecimiento de las Ciudades

Las ciudades españolas experimentaron una importante transformación en la segunda mitad del siglo XIX. Su población aumentó, y este crecimiento alteró profundamente el aspecto de las ciudades. Se derribaron muchas murallas medievales; Barcelona derribó las suyas.

El Proceso de Industrialización

Los sectores clave de la revolución industrial británica fueron el textil algodonero y el siderúrgico. El sector textil algodonero tuvo su área de expansión en Cataluña, con una importante actividad comercial y una cultura manufacturera y artesana basada en la lana. El sector del algodón se desarrolló gracias a la protección arancelaria. Las posibilidades de crecimiento fueron limitadas por su incapacidad de atraer al sector bancario, ya que predominaba la industria de bienes de equipo. Estas sufrieron una crisis general en toda la región desde finales del siglo. La siderurgia se estableció en España junto a las minas de hierro. La familia Ybarra fundó la empresa Altos Hornos y Fábricas S.A. en 1882.

Transporte y Comunicación

La existencia de una red de transporte y comunicaciones era vital para la integración de las actividades económicas nacionales. El ferrocarril fue impulsado desde la administración del estado a través de la Real Orden sobre creación de ferrocarriles de 1844, que permitió la construcción de las primeras líneas ferroviarias Barcelona-Madrid. Más tarde se promulgó la Ley General de Ferrocarriles, que concedió grandes privilegios para la construcción de trenes: creación de bancos, fomento de inversiones, pago de subvenciones y desgravación fiscal de la importación de materiales. Otros avances en comunicaciones fueron la navegación a vapor, que tuvo en España menos importancia. A partir de 1870 fue impulsada sobre todo desde el País Vasco. El transporte marítimo en Cataluña, sin embargo, permaneció vinculado a la navegación a vela, lo cual constituyó un obstáculo para el desarrollo.