Urbanismo Renacentista: De la Ciudad Medieval a la Ideal
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La Visión Renacentista de la Ciudad: Creación y Reforma Urbana
El Renacimiento trajo consigo dos alternativas fundamentales para intervenir en la ciudad medieval con una visión renovada: la creación de nuevas ciudades y la reforma del espacio urbano existente, esta última concebida básicamente como una operación cosmética.
Brunelleschi y la Integración Urbana
Filippo Brunelleschi, el primer arquitecto con esta finalidad, comprendió que los edificios se integran en un espacio urbano. Por ello, previó la creación de plazas y espacios abiertos delante de sus edificaciones, entendiendo que la construcción no solo requería un nuevo lenguaje (el clásico), sino también un nuevo planteamiento urbanístico.
Alberti y el Modelo de la Ciudad Romana
El primer tratadista sobre la ciudad fue Leone Battista Alberti, en su influyente obra De re aedificatoria. Alberti se inclinó por seguir el esquema de la ciudad romana, donde se elegía cuidadosamente el terreno, se acotaba un espacio rectangular y se trazaban las dos calles principales: el cardo y el decumano. Cuando estas se cruzaban, generaban una plaza central donde se establecían los templos, el foro y los edificios más notables y públicos. Los cuatro grandes espacios resultantes se dividían en perpendiculares y paralelas en las que se edificaban las casas. Si esta ciudad se fortificaba, las cuatro puertas principales coincidían con la apertura del cardo y el decumano.
El Castrum y su Legado
Existía también el castrum o campamento militar, un modelo más pequeño, generalmente cuadrado, con tiendas de campaña en lugar de casas, formando calles. Este esquema perduró en la Edad Media con las bastidas (ejemplo: Santa Fe).
Tipología de Calles según Alberti
Alberti postuló que una ciudad debía tener dos tipos de calles: las principales y las secundarias. Las calles principales debían ser anchas y espaciosas, confluir en la plaza (o plazas), un espacio público que él definió como spectacoli, sentando las bases para la ciudad moderna, concebida como un teatro que acoge espectáculos. Las calles secundarias, por su parte, debían ser mucho más estrechas y tortuosas, desembocando en las principales. Argumentaba que una calle estrecha y tortuosa era más fácil de defender que una principal. Además, las calles principales debían estar porticadas, con soportales (para proteger del sol y del frío, dada la importancia del clima), y las plazas, construidas en altura sobre gradas, para resaltar los edificios principales.
Propuestas de Ciudades Ideales
La concepción renacentista de la ciudad moderna presentaba una doble perspectiva: la de crear ciudades nuevas o reformar las existentes.
La Ciudad Circular de Vitruvio (1411)
La primera propuesta de ciudad ideal, formulada por un traductor de Vitruvio en 1411, la concibió como una ciudad circular, aún influenciado por la forma circular de la muralla medieval. Este planteamiento incluía una calle principal (o varias) que coincidía con la doble puerta, la cual accedía a una avenida que desembocaba en la gran plaza, donde se ubicaba la catedral, concebida como una iglesia centralizada de planta circular.
El Esquema Defensivo de Andrea de Sangallo
Andrea de Sangallo, por su parte, propuso un esquema mucho más elaborado. Aunque coincidía en la planta circular, su diseño incorporaba las nuevas técnicas de defensa, modificando la concepción previa. Con la aparición de la artillería, el tipo de muralla anterior se volvió obsoleto, dando paso a la formación de bastiones, en cada uno de los cuales se emplazaba una pieza de artillería. Posteriormente, situaba las dos calles principales, generando cinco plazas: una principal y otras secundarias destinadas a edificios administrativos. Dentro del recinto amurallado, el alcázar y una fortaleza se establecían en la parte más difícil de combatir.