Urbanismo y Arte Hispanomusulmán: Desde la Mezquita de Córdoba hasta el Periodo Nazarí
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El Urbanismo de la Ciudad Musulmana
La sociedad islámica potenció mucho el desarrollo de las ciudades. Fundó muchas ciudades a lo largo de sus conquistas, siendo estos centros políticos y económicos. Las ciudades suelen ser de trazados irregulares, es decir, sus calles son sinuosas, desordenadas y estrechas. Normalmente son ciudades amuralladas. Las partes que más destacan en la ciudad son:
- Alcazaba: es la parte defensiva de la ciudad. Suele estar elevada y consiste en un castillo que, además de su carácter militar, era residencia de los gobernadores.
- Alcázar: era la residencia palaciega, sede del poder político, destacando por su lujo y su magnificencia de residencia del mandatario.
- Los Baños: que reciben el nombre de hammam, los cuales recibían la tradición romana.
- Madrasa: eran las universidades donde se enseñaban estudios jurídicos.
- Maristán: identificado con el hospital.
- Zoco: es la zona del mercado dedicado al comercio. Dentro suele estar la alhóndiga, que era el sitio del almacén. Dentro también estaba la alcaicería, donde estaban las mercancías más lujosas.
La vivienda era un espacio volcado hacia el interior, donde se cuidaba mucho la intimidad. Las casas eran de fachadas sobrias y, según el poder de la familia propietaria, el interior sería más o menos cuidado. Curiosamente, los interiores solían estar desprovistos de mobiliario, y el poco que había era transportable.
Arte Hispanomusulmán
Marco Histórico-Cultural
El Arte Hispanomusulmán es el estilo que se desarrolla en Al-Ándalus entre los siglos VIII y XV, cuando los musulmanes dominaban parte de la Península Ibérica. Es una variante del Arte Islámico que comparte muchas características, pero que también introduce rasgos propios que lo convierten en un estilo distinguido. Normalmente, el estudio de este arte se divide en cuatro periodos:
- Periodo Cordobés o Arte Califal (S. VIII – XI)
- Reinos de Taifas (S. XI)
- Arte de las dinastías Africanas (S. XII – XIII): Almorávides y Almohades.
- Arte Nazarí o Periodo Granadino (S. XIII – XV)
Periodo Cordobés
Partimos del año 711, fecha de la invasión musulmana y derrota del Reino Visigodo de Toledo. Se construye un nuevo Estado en España, Al-Ándalus. En un principio, Al-Ándalus dependía del Califato de Damasco, es decir, pasa a ser un emirato dentro del califato. En el año 755 llega a Al-Ándalus Abderramán (Abd al-Rahman), que es el único superviviente de la familia Omeya que ha sido asesinada por la familia Abasí, usurpándole el poder del califato. Cuando Abderramán llega a la Península, se proclama Emir independiente del Califato Abasí, siendo así Abderramán I. En el año 929 se produce la proclamación de Abderramán III como califa, lo cual quiere decir que Al-Ándalus se transformaba en un califato. Esto hace que Al-Ándalus viva su periodo de mayor esplendor, traducido en una mayor expansión demográfica y cultural, siendo Córdoba su capital. También es el momento donde Al-Ándalus frena la reconquista cristiana, donde destaca la figura de Almanzor, que mantuvo a raya a los reinos cristianos del norte. Pero esta etapa finaliza con la fitna de 1031 por la sucesión en el califato, y a partir de entonces se produce la fragmentación del califato que dará lugar a los Reinos de Taifas, poniendo fin a la etapa del Califato Cordobés.
Mezquita de Córdoba
La Mezquita de Córdoba es el mejor exponente del Arte Califal y es uno de los más destacados ejemplos del Arte Islámico. Es un edificio donde se muestran las distintas influencias de las culturas, como el arco de herradura o el uso de las columnas romanas. Hoy día, la mezquita es fruto de cuatro grandes ampliaciones que se deben a que cada vez se requería más espacio y también al deseo de los emires de vincular su nombre a esa gran obra. Quien comenzó esta obra fue Abderramán I (756-788). La mezquita se hace sobre un solar de una antigua basílica visigoda, y la primera construcción tenía 11 naves perpendiculares al muro de la quibla con una longitud de 12 crujías. Esas 11 naves están formadas por una doble arquería en altura que elevaba el alzado del edificio a 11,5 metros, siendo la arcada de arcos de herradura en la parte inferior apoyadas en columnas romanas, y la arcada superior de arcos de medio punto apoyados en pilares. Sobre esa última arcada se apoyaba el techo. Las dovelas de los arcos combinaban el blanco y el rojo de los ladrillos, haciendo un bello contraste. La sala de oración se convierte en un bosque de columnas, con 514 columnas en toda la mezquita. Esta solución está inspirada en el acueducto romano de los Milagros en Mérida. Esta primera fase se completa con Hisham I, con la construcción en el patio de una saqifa, que era una galería reservada para las mujeres. También manda a levantar el minarete y un pabellón para las abluciones. De esta manera, la mezquita quedaba planteada con una planta regular.
La segunda gran ampliación se le debe a Abderramán II (821-852), que añade 8 crujías a las 11 naves de la sala de oración. Para ello, se desplazó el muro de la quibla hacia atrás. Esta ampliación sigue el mismo modelo y cierra los lados del patio con saqifas. Durante un siglo no hay intervención, hasta que en el S. X Abderramán III (912-961) reformó el patio plantando olivos, laureles y cipreses, y rehaciendo el minarete, imponiendo un modelo de torre prismática.
Al-Hakam II (961-976) realiza una ampliación de la sala de oración, añadiendo 12 crujías a las ya existentes, y con esta ampliación se llega al límite de ampliaciones en esa dirección debido a la cercanía del río Guadalquivir. En estas obras destaca el nombre de Chafar, al cual se le vinculan tres obras importantes, como son el lucernario, que se trata de una pequeña cubierta que permite la entrada de luz mediante una cúpula nervada donde los arcos no se cruzan en el centro, que queda reservado para una cupulilla gallonada. Otra obra es la macsura, que era la zona reservada para los altos dignatarios, y destaca por los arcos lobulados y entrecruzados, con un gran sentido decorativo y dinámico. La otra es el mihrab, que se concibe como una pequeña habitación. Toda esta zona destaca por su decoración, en la cual se empleó a un artista musivario bizantino.