Unificación de Italia y Alemania: Forjando Naciones en el Siglo XIX
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En la segunda mitad del siglo XIX se produjeron los procesos de unificación de Italia y Alemania, que presentaron una serie de similitudes.
Unificación de Italia
Tras el Congreso de Viena (1815), Italia quedó dividida en siete estados: en el norte, Lombardía y Venecia (ambos en manos de Austria) y el reino de Piamonte-Cerdeña, bajo la casa de Saboya; en la Italia Central, los Ducados de Parma. Las ideas nacionalistas que buscaban la unificación y la liberación de Italia se habían extendido entre la burguesía a través de la labor de sociedades secretas como los Carbonarios, que llevaban a cabo conspiraciones y revueltas contra la Restauración y el orden establecido. Surgió entre los intelectuales un movimiento cultural, el Risorgimento, que ensalzaba el glorioso pasado de Italia y soñaba una Italia unida y fuerte tras el fracaso de los patriotas en las revoluciones de 1830 y 1848.
Proceso de Unificación
El proceso de unificación de Italia fue militar. En 1859, la armada franco-piamontesa derrotó en Magenta y Solferino a los austriacos. Una vez alcanzada la paz en el norte, el republicano Garibaldi, encabezando un ejército de voluntarios, conquistó los estados del sur. Entonces, las tropas de Piamonte ocuparon la Italia central para impedir que Garibaldi entrara en Roma. En 1861, se proclamó el Reino de Italia, cuyo primer rey fue Víctor Manuel II, rey de Piamonte. Solo Venecia y los Estados Pontificios quedaron fuera del reino, a los que se incorporaron en 1866 y 1870, respectivamente.
Consecuencias de la Unificación Italiana
Consecuencias Políticas
Las consecuencias políticas fueron la creación de un nuevo Estado constitucional, liberal y burgués, donde las clases populares fueron apartadas del poder.
Consecuencias Económicas y Sociales
En el ámbito económico y social, se consolidó un estado capitalista, se llevaron a cabo desamortizaciones y se abolió el Régimen Señorial, marcando el fin del Antiguo Régimen. El nuevo Estado se encontró con varios problemas: los territorios irredentos y un desequilibrio entre el norte y el sur del país. El norte estaba muy industrializado y era más rico, mientras que el sur era agrario y pobre. Además, el Papado no reconoció a Italia hasta el Tratado de Letrán de 1929.
Unificación de Alemania
El Ascenso de Prusia
En 1815, el territorio alemán estaba dividido en 39 estados. El Congreso de Viena los agrupó en la denominada Confederación Germánica, presidida por Austria. El estado más poderoso fue el eje de la unificación. Fue el caso de Prusia, que en 1834 organizó una unión aduanera en la que no participaba Austria. El avance del nacionalismo quedó patente en la Revolución de 1848, cuando un parlamento reunido en la ciudad de Fráncfort le ofreció la corona de una Alemania unificada al rey de Prusia, pero este no aceptó.
El Nacimiento del Imperio Alemán
A partir de 1862, el rey de Prusia Guillermo I y su canciller Bismarck aceleraron el proceso de unificación, que se realizó por la vía militar. En 1866, tras la victoria sobre Austria en la batalla de Sadowa, Prusia creó la Confederación de la Alemania del Norte. En 1870, tras la victoria sobre Francia en la batalla de Sedán, los estados alemanes del sur se unieron a la Confederación. En 1871, nacía el Imperio Alemán, el II Reich, cuyo emperador fue Guillermo I. Alemania se convirtió en una gran potencia.
Consecuencias de la Unificación Alemana
Consecuencias Políticas
Las consecuencias políticas fueron la Constitución Imperial de 1871. Había surgido una nueva potencia que seguiría un modelo autoritario de liberalismo, una alianza entre los Junkers terratenientes y la burguesía.
Consecuencias Económicas
En el ámbito económico, Alemania en 1914 se convirtió en la primera potencia europea; surgió con fuerza el movimiento obrero y, a partir de entonces, se convirtió en el país central de la política europea.