Úlceras por Presión: Comprensión, Clasificación y Estrategias de Cuidado Integral

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Introducción a las Úlceras por Presión (UPP)

Las Úlceras por Presión (UPP), también conocidas como escaras o llagas por presión, representan una de las lesiones cutáneas más significativas y frecuentes en usuarios dependientes. Su aparición es una consecuencia directa de la inmovilización o el encamamiento prolongado.

Se definen como lesiones cutáneas que se desarrollan en cualquier parte del cuerpo debido a la presión prolongada, la fricción o una combinación de ambas.

Mecanismos Causantes de las Úlceras por Presión

Las UPP son el resultado de la aplicación sostenida de fuerzas sobre la piel y los tejidos subyacentes. Los principales mecanismos involucrados son:

  • Presión: Fuerza ejercida sobre una superficie determinada del cuerpo, que comprime los capilares sanguíneos y dificulta la irrigación.
  • Fricción: Resistencia generada por el roce o arrastre de la piel contra una superficie, como la ropa de cama.
  • Cizallamiento: Combinación de presión y fricción, donde las capas de tejido se deslizan unas sobre otras, distorsionando los vasos sanguíneos y comprometiendo el flujo sanguíneo.

Localizaciones Frecuentes de las Úlceras por Presión

Las UPP son más comunes en áreas del cuerpo con poca grasa y músculo, que se encuentran directamente sobre prominencias óseas. Estas zonas son particularmente vulnerables a la presión y el cizallamiento. Las localizaciones típicas incluyen:

  • En sedestación (sentado): Omóplatos y tuberosidades isquiáticas.
  • En decúbito supino (boca arriba): Talones, sacro, codos, omóplatos y occipucio (parte posterior de la cabeza).
  • En decúbito lateral (de lado): Maléolos (tobillos), cóndilos (rodillas), trocánter mayor (cadera), costillas, acromion (hombro) y oreja.
  • En decúbito prono (boca abajo): Dedos del pie, rodillas, órganos genitales (en hombres), senos (en mujeres), acromion, mejilla y oreja.

Factores de Riesgo para el Desarrollo de UPP

El desarrollo de úlceras por presión es multifactorial, influenciado por una combinación de elementos intrínsecos (relacionados con el paciente) y extrínsecos (relacionados con el entorno o los cuidados).

Factores Intrínsecos

  • Edad: Los cambios fisiológicos en la piel (adelgazamiento, sequedad, pérdida de grasa subcutánea) la hacen más frágil en personas mayores.
  • Incontinencia: La exposición prolongada a la humedad de la orina o las heces, junto con las sustancias irritantes presentes, altera la integridad de la piel.
  • Inmovilidad: La incapacidad para cambiar de posición de forma autónoma, común en el encamamiento prolongado, es un factor de riesgo primordial.
  • Alteraciones Neurológicas: Condiciones como la inconsciencia o la parálisis pueden disminuir la percepción del dolor y la capacidad de respuesta a la presión.
  • Déficit de Oxígeno: Problemas circulatorios que reducen el aporte de oxígeno y nutrientes a los tejidos, comprometiendo su viabilidad.
  • Deficiencias Nutricionales: La deshidratación y la malnutrición (especialmente la deficiencia de proteínas y vitaminas) debilitan la piel y dificultan la cicatrización.

Factores Extrínsecos

  • Humedad: Un secado inadecuado de la piel o la presencia de sudoración excesiva.
  • Sustancias Irritantes: Contacto con orina, heces, productos químicos agresivos o jabones inadecuados.
  • Tratamientos Farmacológicos: Algunos fármacos, como los corticoides, pueden adelgazar la piel y hacerla más vulnerable.
  • Tracción Mecánica: Dispositivos como sondas, yesos o tubos que ejercen presión o fricción constante.
  • Arrugas en la Cama: La ropa de cama arrugada o los objetos extraños bajo el paciente pueden generar puntos de presión.
  • Falta de Higiene en la Piel: Una higiene deficiente puede comprometer la barrera cutánea.
  • Problemas Sociales: Falta de recursos o apoyo para el cuidado adecuado del paciente.
  • Falta de Educación Sanitaria: Desconocimiento por parte de cuidadores y familiares sobre las medidas preventivas y de detección temprana.

Clasificación de las Úlceras por Presión por Grados

La clasificación de las UPP se basa en la profundidad del daño tisular, lo que permite estandarizar su evaluación y tratamiento. Se reconocen cuatro grados principales:

Grado I: Eritema no blanqueable

  • Piel íntegra en apariencia.
  • Afecta principalmente a la epidermis.
  • Se presenta como un eritema (enrojecimiento) que no palidece al presionar.
  • En pieles oscuras, puede manifestarse con colores rojo o azulado.
  • En comparación con la piel circundante, pueden observarse:
    • Cambios en la temperatura (frío o caliente).
    • Edema (hinchazón) o induración (endurecimiento).
    • Dolor o escozor.

Grado II: Pérdida parcial del grosor de la piel

  • Hay una pérdida parcial del grosor de la piel.
  • Afecta la epidermis y la dermis.
  • Puede presentarse como una ampolla (intacta o rota) o una úlcera superficial.
  • A menudo tiene el aspecto de un cráter superficial.
  • Generalmente, el paciente experimenta dolor.

Grado III: Pérdida total del grosor de la piel

  • Se observa una pérdida total del grosor de la piel.
  • Afecta las tres capas de la piel (epidermis, dermis e hipodermis).
  • Puede presentar tunelizaciones o socavones.
  • A menudo hay ausencia de dolor en la lesión debido a la destrucción de terminaciones nerviosas.
  • Se observa una lesión o escara por necrosis de tejido subcutáneo, sin llegar a la fascia subyacente.

Grado IV: Pérdida total del grosor de la piel con destrucción extensa

  • Representa una pérdida total del grosor de la piel con destrucción extensa.
  • Afecta todas las capas de la piel y la fascia subyacente.
  • La lesión o escara es resultado de la necrosis de músculo, hueso o articulación.
  • Al igual que en el Grado III, puede haber ausencia de dolor.
  • Frecuentemente presenta tunelizaciones o socavones profundos.

Prevención y Tratamiento de las Úlceras por Presión

La mayoría de las úlceras por presión son visibles y, aunque su prevención es clave, una vez desarrolladas, son difíciles de tratar y su recuperación es lenta. Un enfoque integral es fundamental.

A) Valoración del Riesgo de Desarrollar UPP

Es crucial identificar a los pacientes en riesgo para implementar medidas preventivas. Se utilizan escalas validadas para una evaluación individualizada:

  • Escala de Braden: Evalúa la percepción sensorial, humedad, actividad, movilidad, nutrición y fricción/cizallamiento.
  • Escala de Norton: Considera el estado físico general, estado mental, actividad, movilidad e incontinencia.

B) Cuidados de la Piel

El mantenimiento de la integridad cutánea es primordial:

  • Mantener la piel limpia, seca e hidratada.
  • No utilizar sustancias irritantes (jabones agresivos, alcohol).
  • Realizar masajes preventivos en zonas de riesgo para estimular la circulación (evitar masajear directamente sobre zonas enrojecidas o con UPP).
  • Vigilar constantemente el estado de la piel, buscando signos de enrojecimiento o cambios.
  • Utilizar apósitos protectores en zonas de riesgo.
  • Emplear dispositivos necesarios para aliviar la presión sobre la piel (colchones antiescaras, cojines, taloneras).

C) Control de la Humedad

La humedad excesiva es un factor de riesgo importante:

  • Eliminar la humedad excesiva de la piel, secando cuidadosamente tras la higiene.
  • Fomentar la reeducación de los esfínteres cuando sea posible.
  • Utilizar dispositivos para la incontinencia (pañales, colectores) que sean absorbentes y permitan la transpiración.
  • Aplicar cremas protectoras de barrera para proteger la piel de la humedad y las sustancias irritantes.

D) Control de la Presión

La reducción y redistribución de la presión son esenciales:

  • Estimular la movilidad del paciente siempre que sea posible.
  • Realizar cambios posturales cada 2-3 horas en pacientes encamados o sentados, siguiendo un plan individualizado.
  • Evitar arrastrar al paciente sobre la cama o silla; utilizar técnicas de movilización adecuadas.
  • Asegurar que la ropa de cama esté limpia, seca y sin arrugas.
  • Utilizar protectores específicos (coderas, taloneras, protectores de sacro) para zonas de alto riesgo.
  • Proteger zonas donde haya dispositivos médicos que puedan generar presión (sondas urinarias, tubos, vías).

E) Nutrición e Hidratación

Un estado nutricional óptimo es vital para la prevención y cicatrización:

  • Asegurar un aporte adecuado de nutrientes, especialmente proteínas, vitaminas (C y A) y minerales (zinc).
  • Garantizar una correcta hidratación del paciente.

F) Educación Sanitaria

La formación es clave para la prevención y detección temprana:

  • Promover la prevención y concienciación sobre las UPP entre usuarios, familiares y cuidadores.
  • Enseñar a vigilar la piel e identificar los primeros signos de úlceras por presión.

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