El Turnismo y Caciquismo en la Restauración Española: Claves del Sistema Político

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El Turnismo y el Caciquismo en la Restauración Borbónica

El funcionamiento constitucional de la Restauración fue adulterado por sus propios defensores. Los gobiernos no cambiaban de forma natural, sino que se sugería a la Corona el nombramiento de un nuevo gobierno. El nuevo presidente era siempre el líder del partido hasta entonces en la oposición, quien recibía el decreto de disolución de las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones. El ministro de Gobernación «fabricaba» los resultados electorales desde el encasillado del Ministerio. Se procedía a manipular las elecciones a través de la extensa red de caciques y autoridades repartida por todo el país.

El régimen de la Restauración fue profundamente conservador. Todos los que lo apoyaban compartían unos intereses fundamentales: la defensa del orden social y de la propiedad, la monarquía como garantía de estabilidad y la unidad de la patria, incluyendo el mantenimiento de las colonias. Este sistema había sido restablecido por políticos conservadores, hombres de negocios y mandos militares. Las clases medias, por su parte, no participaron activamente en la vida política y, con el paso de los años, el nuevo régimen perdió su respaldo. En la década de 1890, la difusión de la prensa comenzó a resquebrajar el sistema canovista.

La Práctica Política hasta 1885: El Dominio Conservador

Hasta 1881, gobernó el Partido Conservador, dirigido por Antonio Cánovas del Castillo. Su política se basaba en la defensa del orden social, de la monarquía y de la propiedad. Durante este periodo, se mantuvo y acentuó una política represiva, caracterizada por la censura, el cierre de periódicos y las restricciones a la libertad de cátedra. También se recortaron las libertades de reunión y asociación, afectando especialmente a las organizaciones obreras. Tras el fin de la Tercera Guerra Carlista, se abolieron los fueros vascos.

La Ley Electoral de 1878 estableció un censo electoral que limitaba el derecho al voto a aproximadamente un 5% de la población. El Partido Liberal se formó a partir del antiguo Partido Progresista, liderado por Práxedes Mateo Sagasta. Sus miembros aceptaron la Monarquía y la Constitución, constituyéndose como la «oposición liberal dinástica».

En enero de 1881, Cánovas cedió el poder al primer gobierno del Partido Liberal. Sagasta tomó medidas para flexibilizar las restricciones a la libertad de expresión y permitió que las asociaciones obreras y republicanas volvieran a actuar con mayor libertad. No obstante, también reprimió movimientos populares y un intento de golpe de Estado republicano.

La Regencia de María Cristina y el Pacto de El Pardo (1885-1902)

En noviembre de 1885, falleció Alfonso XII, y su segunda esposa, María Cristina de Habsburgo, asumió la regencia (1885-1902). Ante esta situación, Cánovas y Sagasta establecieron un acuerdo crucial conocido como el Pacto de El Pardo. Se comprometieron a apoyar la regencia para asegurar la estabilidad monárquica, aunque este pacto también contribuyó a agudizar la corrupción política y a falsear la voluntad popular.

Entre 1885 y 1890, gobernó el Partido Liberal, cuyo programa político era considerablemente más aperturista. Restableció la libertad de cátedra y amplió las libertades de expresión y asociación. En 1890, una nueva ley electoral estableció el sufragio universal masculino. En 1899, el estallido de la insurrección en Cuba puso a prueba la solidez del sistema canovista.

Principales Reformas del Periodo Liberal (1885-1890):

  • Servicio Militar Obligatorio: Medida para modernizar el ejército.
  • Ley de Asociaciones (1887): Legalización de sindicatos y otras organizaciones.
  • Nuevo Código Civil (1889): Adaptado a los tiempos y necesidades de la sociedad.
  • Ley de Sufragio Universal (1890): Concedió el derecho al voto a todos los hombres mayores de 25 años.

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