Turismo en España: Características, Áreas y Repercusiones

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TURISMO EN ESPAÑA

El mapa temático de coropletas y figuras representa la densidad turística de las distintas regiones de España y los puntos turísticos más importantes.

Las áreas turísticas son los espacios que cuentan con una elevada afluencia de turistas, tanto extranjeros como nacionales. En unos casos son de temporada (con estacionalidad superior a la media) y en otros son especialmente turísticas (de turismo estabilizado). Los puntos turísticos son enclaves turísticos aislados.

Las zonas de alta densidad turística

Se localizan en el litoral mediterráneo peninsular (catalán, valenciano y malagueño), en Baleares, Canarias (Santa Cruz de Tenerife, las Palmas de Gran Canaria) y Madrid. En los tres primeros casos, la concentración turística se explica porque estas zonas poseen los recursos de sol y playa demandados por el modelo turístico tradicional, caracterizado por ser un turismo masivo, que reúne a un elevado volumen de turistas. De estas regiones, Cataluña y la Comunidad Valenciana son de temporada, y Málaga, Baleares y Canarias, especialmente turísticas, pues la destacada suavidad de sus inviernos atrae turistas todo el año. En Madrid, la elevada densidad turística se explica por su atractivo cultural y por su papel de capital del estado y sede de importantes empresas, que estimula el turismo cultural y el de congresos y convenciones.

Las áreas de densidad turística media y baja

Se ubican en el resto del litoral y el prelitoral mediterráneo, en el litoral atlántico andaluz, en ciertas zonas de la costa gallega, cantábrica y de Asturias.

En el resto del litoral mediterráneo peninsular las causas de la afluencia turística son también el sol y la playa. La menor densidad respecto a las otras zonas basadas en el mismo atractivo se explica en algunos casos por las peores comunicaciones aéreas y por carretera con las zonas de procedencia de los turistas. En otros casos, la zona prelitoral se ha incorporado al turismo como resultado de la necesidad de reestructurar los espacios litorales tradicionales.

Por su parte, el litoral gallego y cantábrico ofrece áreas costeras e interiores no saturadas y destacados paisajes rurales y naturales.

Los puntos turísticos

Coinciden con ciudades del interior peninsular, que basan su atractivo en la riqueza de su patrimonio histórico y artístico. Permiten un turismo cultural de visita a museos y monumentos, así como recorridos por los centros históricos (Toledo, Segovia, Granada, etc.). Predominan las estancias cortas de fines de semana, puentes y excursiones dentro de viajes de ocio, siendo la estacionalidad menor que la de los destinos litorales.

Las zonas no turísticas

Se localizan en el interior peninsular. Estas zonas carecen de los atractivos del modelo turístico tradicional (playa) y muchas están mal comunicadas con los principales centros de procedencia de la demanda turística extranjera.

Las consecuencias

De la concentración turística en ciertas zonas son: demográficas (mayor concentración de la población y peso de las actividades económicas del sector terciario); en el poblamiento (nuevas estructuras de poblamiento y conurbaciones en las zonas costeras); económicas (el turismo crea empleo, riqueza y mejor dotación de infraestructuras y servicios); políticas, culturales y sociológicas (acerca a los pueblos, incide en los modos de vida de la sociedad local y afecta a la calidad de vida de los residentes); espaciales (especulación, alta densidad de construcción, transformaciones en el medio y en la economía del entorno), y medioambientales (urbanización incontrolada, contaminación, destrucción de espacios naturales, etc.).

Entre las soluciones

Para paliar los desequilibrios territoriales en cuanto a la atracción turística y la estacionalidad está el fomento de nuevas modalidades de turismo, como el deportivo, el rural, el ecoturismo, el de congresos y convenciones, y el de la tercera edad. Para hacer frente a los problemas medioambientales se requiere estudiar previamente el impacto ambiental de los proyectos, cuidar la estética paisajística y constructiva, y recuperar los espacios degradados.

Características del modelo turístico tradicional

El modelo turístico implantado a partir de 1960 se caracteriza por una abundante oferta, dirigida a una clientela masiva, de poder adquisitivo medio o medio bajo, alojada mayoritariamente en hoteles y apartamentos de categoría intermedia y en zonas de sol y playa. También es característica la dependencia del sector respecto a tour operadores internacionales, por lo que buena parte del gasto total de los turistas queda fuera de España.

La oferta turística

Está integrada por los que venden el producto (las instituciones, que promocionan el turismo en ferias internacionales, como FITUR, y en oficinas instaladas en diversos países; y las agencias de viajes, que contratan los servicios para los turistas) y por las instalaciones turísticas, que cubren las necesidades de alojamiento, manutención y recreo.

La oferta de alojamiento es muy amplia y se concentra en el litoral mediterráneo e insular, aunque en los últimos años ha crecido la oferta de alojamientos rurales en el interior.

La demanda turística

La demanda turística estuvo dominada inicialmente por el turismo extranjero. Sin embargo, en la actualidad, la demanda nacional desempeña un destacado papel.

La excesiva estacionalidad de la demanda

Es uno de los principales problemas del turismo español. La demanda principal coincide con las vacaciones de verano (temporada alta), salvo en las estaciones de nieve, donde la temporada alta es el invierno, y Canarias, donde no hay realmente temporada baja. La mayor estacionalidad la presenta el turismo extranjero, que en un 80% toma sus vacaciones entre junio y septiembre. El turismo nacional concentra sus vacaciones en agosto, pero ha incrementado los desplazamientos de fin de semana y puentes, que suponen casi la mitad de las pernoctaciones hoteleras a lo largo del año.

La concentración de la demanda en unos pocos meses causa un exceso de utilización estacional de las infraestructuras, con la consiguiente saturación, pérdida de calidad y problemas medioambientales. En cambio, la escasa utilización durante el resto del año dificulta la amortización del capital invertido.

Las áreas del turismo tradicional

Las áreas del turismo tradicional son las islas Baleares y Canarias, y la costa mediterránea peninsular. Tienen en común recibir una importante afluencia turística basada en sus características climáticas y de playas.

El modelo de ocupación del espacio. En unos casos los alojamientos turísticos se integran en la estructura urbana preexistente, afectando a la fachada marítima del núcleo tradicional, o configurando ensanches (Benidorm, Torremolinos) o piezas yuxtapuestas (Roses). En otros casos el turismo genera nuevos asentamientos resultado de operaciones inmobiliarias, que integran alojamientos, equipamientos recreativos y deportivos, y áreas comerciales (Novo Sancti Petri en Chiclana de la Frontera).

Repercusiones del modelo turístico tradicional

El turismo tiene importantes repercusiones en las áreas turísticas tradicionales.

- Repercusiones demográficas

- Repercusiones en el poblamiento

- Repercusiones económicas

- Repercusiones políticas, culturales y sociológicas

- Repercusiones en la ordenación del territorio

- Repercusiones medioambientales

Provienen del fuerte desarrollo del sector en poco tiempo, en un espacio reducido y en un momento en el que todavía no estaba extendida la preocupación medioambiental. Las consecuencias fueron el levantamiento de grandes bloques de apartamentos y hoteles junto a las playas, la urbanización incontrolada en espacios naturales de gran valor, la contaminación de playas y bosques, etc., que exigen actualmente políticas de protección y rehabilitación.

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