El Turbulento Reinado de Amadeo I y la Primera República Española: Un Periodo de Crisis y Transformación en el Siglo XIX
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El Reinado de Amadeo I de Saboya (1870-1873)
El breve y turbulento reinado de Amadeo I de Saboya (1870-1873) comenzó bajo un mal presagio. Mientras el nuevo monarca viajaba hacia España, el General Prim, su principal valedor y figura clave en su ascenso al trono, fue asesinado en un atentado. Este trágico suceso marcó el inicio de un periodo de profunda inestabilidad.
Un Reinado Marcado por la Oposición y la Inestabilidad
La acogida de Amadeo I por parte de la sociedad española fue muy fría. Desde el primer momento, tuvo que hacer frente a una férrea oposición de diversas facciones políticas y sociales:
- Republicanos: Partidarios de un cambio de régimen hacia una república.
- Carlistas: Defensores de la rama tradicionalista de los Borbones, que protagonizaron la Tercera Guerra Carlista (iniciada en 1872).
- Alfonsinos: Partidarios de la restauración de la dinastía borbónica en la figura de Alfonso XII, hijo de Isabel II.
A estas fuerzas políticas se sumó la oposición de la nobleza, la Iglesia y la burguesía financiera colonial, que veían con recelo al nuevo monarca extranjero. Los partidos de la oposición torpedearon constantemente la labor de los seis gobiernos que se sucedieron durante su reinado, manifestándose en:
- Insurrecciones republicanas.
- Disputas internas entre los partidos leales a la monarquía.
- Levantamientos carlistas, que escalaron hasta convertirse en una guerra civil.
- Movimientos independentistas en Cuba, Filipinas y Puerto Rico.
- Numerosos atentados políticos.
Tras solo dos años de reinado, Amadeo I, abrumado por la ingobernabilidad del país, abdicó la Corona en febrero de 1873, definiendo a los españoles como "ingobernables". Tras su marcha, las Cortes proclamaron la Primera República Española.
La Primera República Española (Febrero de 1873 - Enero de 1874)
La instauración de la Primera República fue la única alternativa viable ante la profunda crisis de la monarquía democrática. Sin embargo, el contexto en el que nacía era extremadamente hostil, lo que auguraba un futuro incierto:
Contexto Adverso y Desafíos
- La Hacienda pública estaba completamente agotada.
- El Ejército mantenía una fuerte tendencia monárquica y era reacio al nuevo régimen.
- La Tercera Guerra Carlista estaba en pleno apogeo, desestabilizando amplias zonas del país.
- Los movimientos independentistas en Cuba continuaban, exigiendo recursos y atención.
Divisiones Internas del Republicanismo
Los propios republicanos, a su vez, se presentaban fuertemente divididos en dos grandes facciones, lo que dificultó la cohesión y la gobernabilidad:
- Republicanos Unitarios: Partidarios de una república centralista con un único gobierno y unas únicas Cortes, buscando la unidad del Estado.
- Republicanos Federalistas: Defensores del federalismo, una doctrina política que aboga por el derecho al autogobierno de las regiones frente a un estado centralista. Pi i Margall fue su principal teórico y figura destacada.
Tendencias dentro del Federalismo
Dentro del republicanismo federalista, se distinguían dos tendencias principales:
- Los Moderados: Partidarios de alcanzar el modelo descentralizado de Estado a través de la vía parlamentaria, es decir, mediante su aprobación por las Cortes.
- Los Intransigentes: Defensores de la federación "desde abajo" y de la insurrección como medio para conseguirla. Estos, junto con socialistas y anarquistas, protagonizaron el Cantonalismo, un movimiento que trasladaba el federalismo radical a las ciudades, declarándolas repúblicas o cantones independientes.
Fases y Crisis de la República
A) La República Federal (Febrero - Junio de 1873)
Desde febrero hasta junio de 1873, la Presidencia de la República recayó en Don Estanislao Figueras, apoyado por los unitarios. En junio, las Cortes Constituyentes nombraron Presidente a Pi i Margall (federalista), quien, a pesar de sus ideales, se vería sobrepasado por la magnitud de los acontecimientos.
La caída de Amadeo de Saboya y la posterior debilidad de la República permitieron a los carlistas obtener algunas ventajas militares en el País Vasco, Cataluña y Navarra, aunque finalmente serían derrotados de forma definitiva en 1876.
Fue en este periodo cuando se produjo el levantamiento cantonal por toda España. Regiones, ciudades y comarcas se declararon repúblicas o cantones independientes, rebelándose violentamente contra el Estado central. Ante la imposibilidad de controlar la situación, Pi i Margall dimitió.
Le sucedió Don Nicolás Salmerón (unitario), quien encargó al Ejército acabar con la insurrección. La mayoría de los cantones fueron sometidos, lográndose la pacificación en toda España salvo en Cartagena, que resistió hasta enero de 1874.