Triunviratos Romanos, Dinastías Antonina y Flavia: Historia y Legado

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Triunviratos Romanos y Dinastías Antonina y Flavia: Historia y Legado

Primer Triunvirato Romano

Tras las exitosas campañas de Pompeyo contra los esclavos rebelados de Espartaco y, sobre todo, la limpieza de los piratas que operaban en el Mediterráneo (ganándose el apodo de Magno), este decidió gobernar de forma indirecta (a diferencia de su mentor Lucio Cornelio Sila). Para ello contaba con el apoyo del senado (pues había estado del lado de Sila), pero necesitaba tener a su favor a los equites, o clase de los comerciantes, que controlaban las finanzas en Roma. Para ello se alió con el más prominente de ellos, Marco Licinio Craso. Ambos personajes chocaban en personalidad y carácter. Julio César, en aquella época en ascenso de su carrera política, necesitaba libertad de acción para emprender alguna campaña militar donde cimentar su renombre (dado que las victorias militares eran vistas como una fuente de fama y botín), que permitieran posicionarse políticamente de cara a los electores. Las instancias de César cerraron una alianza matrimonial con Pompeyo (éste se casó con Julia, la hija de aquél) y otra económica con Craso (quien le financió la llegada al consulado en 59 a. C.), acordando una alianza política entre los tres. Aunque este tipo de alianzas no eran raras en la vida política de finales de la República, la riqueza, popularidad y experiencia militar combinada de los tres, les permitieron acaparar (para sí y sus aliados) las principales magistraturas romanas.

Segundo Triunvirato

Se denomina Segundo Triunvirato al formado por Octavio Augusto, Marco Antonio y Marco Emilio Lépido, quienes se hicieron cargo del gobierno desde el año 43 a. C. Sin embargo, las luchas internas acabaron con él hasta que finalmente se produjo un enfrentamiento entre las fuerzas al mando de Octavio y las fuerzas al mando de Marco Antonio (ligado a la reina Cleopatra de Egipto) cuyo resultado supuso la victoria de Octavio en las aguas de Actium en el 31 a. C.

A raíz de los disturbios que siguieron al asesinato de Julio César, se forjó una alianza entre Octavio, Antonio y Lépido que supuso el aniquilamiento de las personas implicadas en dicho magnicidio. A fin de reorganizar la estructura política de la República, se organizó formalmente un triunvirii res publicae constituendi o Triumviri rei publicae constituendae. A diferencia del Primer Triunvirato (una mera alianza entre políticos dentro de la estructura constitucional), el Segundo se formó como una comisión de tres miembros destinada a reconstituir la República, y a cada uno se le asignó un área geográfica de actuación.

Dinastía Antonina

La primera característica identitaria de esta dinastía, la cual garantizó su supervivencia por 84 años con cinco emperadores notables, era la elección de un sucesor por parte del gobernante. Como la mala suerte (o la fortuna) no le proporcionó herederos a Nerva, Trajano, Adriano ni Antonino Pío, el trono pasó en cada caso no en sucesión hereditaria sino a un hombre considerado por el emperador como el mejor para el puesto. Mal considerado tras el restrictivo reinado de Domiciano, al que su padre Vespasiano había asociado al trono, el principio de herencia del trono se mantuvo olvidado en los cinco primeros mandatos. Sólo Marco Aurelio romperá la tradición al nombrar a su hijo Cómodo, que sería, por otra parte, uno de los peores emperadores de Roma.

Dinastía Flavia

Los Flavios consiguieron el poder tras el año de los cuatro emperadores, la primera guerra civil tras el comienzo del Imperio de Augusto. Sus emperadores lograron volver a poner en orden las finanzas del estado, agotadas por el reinado y fastos de Nerón, y borraron las secuelas del terrible año que acababa.

Vespasiano alcanzó el éxito en sus cometidos. Bajo su reinado, la revuelta de Judea fue aplastada (asedio de Masada), el tesoro del estado se recuperó, y las destrucciones causadas por la guerra se repararon. Signo de la gran mejoría económica del Imperio romano es que en esta época se construyó el Coliseo, probablemente la construcción antigua más impresionante.

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