El Trienio Liberal, la Década Ominosa y la Cuestión Sucesoria en España (1820-1833)

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El Trienio Liberal (1820-1823)

En la ciudad de A Coruña, la mayor parte de los oficiales del ejército, contando con el apoyo de la burguesía local, detuvieron a las autoridades realistas, nombraron una Junta de Gobierno de Galicia y restablecieron la Constitución. Este triunfo estimuló el desarrollo de procesos semejantes en distintas ciudades de Galicia y de España.

Ante el éxito de los pronunciamientos liberales y sin apoyos, Fernando VII se vio obligado a jurar la Constitución. Los gobiernos liberales del Trienio volvieron a poner en vigencia toda la legislación aprobada por las Cortes de Cádiz y dieron un nuevo impulso a las transformaciones sociales, económicas y administrativas: supresión de conventos, desamortización de los bienes de la Inquisición y de los conventos suprimidos, supresión del régimen señorial, etc.

Las diferencias entre los liberales sobre temas como la necesidad de introducir modificaciones en la Constitución, el poder del rey, la participación política del pueblo o la soberanía de la nación dieron lugar a la aparición de dos corrientes o tendencias diferenciadas y enfrentadas:

  • Moderados (doceanistas): Veteranos que buscaban reformas moderadas basadas en el compromiso con las antiguas clases dominantes y el rey, a quien estaban dispuestos a dar más poder.
  • Exaltados (vinteanistas): Los más jóvenes y radicales, que querían acelerar las reformas y eran partidarios de un liberalismo más "popular".

Los problemas entre moderados y exaltados se prolongaron a lo largo del Trienio, aunque los moderados mantuvieron el poder casi todo este período. Esta división liberal provocó una gran inestabilidad política y favoreció los intentos absolutistas de restaurar de nuevo la soberanía real y las leyes tradicionales del Antiguo Régimen.

Los realistas, encabezados por el propio rey, que nunca había acatado sinceramente la imposición de la Constitución de Cádiz, intentaron acabar con el sistema liberal. Esta contrarrevolución estuvo dirigida por el clero y sectores de las élites porque la desamortización y la igualdad impositiva, entre otros factores, alteraron profundamente las bases de su mundo.

En 1822, los exaltados accedieron al Gobierno, lo que aumentó la presión internacional. El miedo a que la revolución liberal se extendiese por Europa hizo que las potencias absolutistas (Austria, Francia, Prusia, Rusia) que formaban la Santa Alianza (acuerdo de ayuda mutua para defenderse de los intentos de revolución liberal: defensa del trono y del altar, tras la caída de Napoleón) decidiesen intervenir en España para restaurar los derechos reales de Fernando VII.

De este modo, un ejército francés, popularmente conocido como los Cien Mil Hijos de San Luis, dirigido por el Duque de Angulema, invadiu España en abril de 1823, sin apenas encontrar resistencia.

En junio, el Gobierno y las Cortes marcharon a Cádiz huyendo del ejército francés. Ante la negativa de Fernando VII a emprender el viaje, fue declarado mentalmente incapacitado por las Cortes. En esta ciudad, los liberales resistieron hasta finales de septiembre, cuando decidieron liberar al monarca. El descontento y la indiferencia del pueblo con los gobiernos liberales, la pasividad de los moderados (que esperaban de la invasión la oportunidad de reformar el sistema restringiendo la participación política popular) y la ineficacia de los exaltados permitieron que las tropas francesas devolvieran el poder absoluto al monarca. El 1 de octubre de 1823 Fernando VII restauraba su poder absoluto y ordenaba una persecución implacable contra los liberales.

La Década "Ominosa" o Absolutista (1823-1833)

Pocos días antes de regresar a Madrid como rey absoluto, Fernando VII ordenó ejecutar al general Rafael del Riego, símbolo de la revolución de 1820.

Comenzaba una década considerada como uno de los períodos más negros de nuestra historia.

Una vez libre del control de los liberales, el rey decretó la abolición de todas las leyes e instituciones creadas durante el Trienio liberal. La nueva restauración absolutista implicó una dura represión política contra los liberales. Muchos de sus líderes y simpatizantes fueron ejecutados, bien por ser capturados por los realistas (como Riego y el Empecinado) bien por participar en algunos de los intentos o conspiraciones para restablecer el régimen constitucional (como el general Torrijos o Mariana Pineda). Muchos tuvieron que marchar al exilio; en total se exiliaron entre 15.000 y 20.000 personas, entre ellas lo más selecto de la clase media ilustrada y liberal. Huyeron hacia Inglaterra o Francia, desde donde siguieron conspirando y poniendo en práctica proyectos con los que lograr el restablecimiento del régimen liberal en España.

La Cuestión Sucesoria

La administración y el ejército fueron sometidos a una fuerte depuración, y la sociedad estuvo sometida al control de la policía y de los cuerpos de Voluntarios Realistas, formados por los defensores del absolutismo, de la religión y de la tradición. Aun así, los más fanáticos de los ultrarrealistas o realistas puros acusaron de pusilánime a Fernando VII y se fueron agrupando alrededor de su hermano Carlos quien, ante la falta de descendencia del monarca, era considerado el futuro heredero al trono.

En 1829, Fernando VII se casó con María Cristina de Borbón y de su matrimonio nacieron dos hijas: Isabel y Luisa Fernanda, pero la Ley Sálica, introducida por Felipe V en 1700, impedía la sucesión en el trono a las mujeres. El rey quería asegurar la sucesión y en 1830 ordena publicar la Pragmática Sanción que derogaba la Ley Sálica. En octubre de 1830 nacía la futura Isabel II y fue proclamada heredera de la Corona. Esta decisión originó un grave problema dinástico, pues Carlos, el hermano del rey, y los realistas puros se opusieron a esta medida.

En 1833, murió Fernando VII y Carlos reclamó la Corona de España, al mismo tiempo que la reina María Cristina hacía lo mismo para su hija Isabel. El choque de intereses propició el estallido de la guerra carlista y la oportunidad de que los liberales recuperasen el poder.

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