El Trabajo a Través de la Historia: Filosofía, Sociedad y Transformación Humana
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El Trabajo: Concepto, Evolución Histórica y Perspectivas
El ser humano se diferencia de otros seres por no depender exclusivamente de sus instintos para satisfacer sus necesidades. Es el modificador del medio natural y, por tanto, no tiene que adaptarse pasivamente para cumplir sus deseos. Esta transformación del medio se denomina trabajo. Realizar esta transformación requiere conocimiento, a partir del cual se elaboran técnicas.
Concepto de Trabajo
La noción de trabajo no es fácil de definir, ya que existe una gran variedad de culturas y circunstancias en las que se produce, lo que dificulta su conceptualización. Generalmente, el trabajo se entiende como una acción productivo-transformadora del ser humano. Las características principales de esta actividad son:
- La producción de algo útil, incluso socialmente.
- Es una actividad obligada y penosa que requiere esfuerzo. No es sinónimo de diversión, sino una acción impuesta por la necesidad de transformar la naturaleza para satisfacer nuestros deseos.
Significado Histórico del Trabajo
Históricamente, los filósofos griegos y los racionalistas valoraban la actividad intelectual por encima de la actividad productiva. Sin embargo, más adelante se superaría la idea de que el trabajo manual es una desgracia para quien lo ejerce. Este pensamiento se manifiesta en corrientes filosóficas como el marxismo, el pragmatismo y el positivismo, que consideraban que el ser humano es más pragmático que teórico, y que solo gracias al trabajo pudo desarrollar su inteligencia.
El Trabajo en la Cultura Griega
En la cultura griega, el trabajo se reconocía inicialmente como la actividad que garantizaba la supervivencia. Sin embargo, esta percepción se fue deteriorando con las guerras, que traían esclavos a quienes se obligaba a trabajar manualmente. Así, los ciudadanos libres comenzaron a despreciar el trabajo manual.
En la República de Platón, el trabajo manual era ejercido por aquellos del último escalón social, quienes se destacaban por su habilidad manual, lo que les permitía producir los bienes necesarios para el Estado. Aristóteles, por su parte, sostenía que la verdadera acción humana residía en la actividad contemplativa. Para él, las mujeres y los esclavos eran considerados seres inferiores que trabajaban produciendo bienes, mientras los hombres se ocupaban del gobierno y la defensa de la ciudad.
El Trabajo en el Cristianismo
El pensamiento cristiano defendía que el ser humano ocupaba un lugar que le correspondía para colaborar con su Dios. En la Biblia, encontramos dos visiones del trabajo: por un lado, como castigo (Génesis 3:17-19), y por otro, como la actividad que le permite al hombre dominar y someter la naturaleza (Génesis 1:28).
En la Edad Media, el trabajo manual comenzó a adquirir un significado negativo, siendo considerado una actividad propia del estamento más bajo. Sin embargo, en los siglos XIII, XIV y XV, aparecieron los gremios. Estas asociaciones promovieron un aprendizaje estructurado por maestros, lo que contribuyó a la aparición del concepto de salario.
El Trabajo en la Sociedad Moderna
En la Edad Moderna, el trabajo adquirió una dignidad desconocida hasta entonces. El desarrollo de la ciencia moderna y el empleo de mecanismos propiciaron la división del trabajo. Con ello, surgió el capitalismo y la figura del burgués, un "hombre económico" que acumulaba gran capital. Para estos, el trabajo dejó de ser un mero medio de supervivencia para convertirse en un medio de generación de riqueza.
Otro factor que contribuyó al desarrollo de una nueva valoración del trabajo como profesión fue la Reforma Protestante. El calvinismo, en particular, afirmaba que la vida laboriosa era la única capaz de reconciliar al hombre pecador con su Dios, promoviendo la ética del trabajo duro y la austeridad.
Sin embargo, lo más peculiar de este sistema económico es que, a menudo, generó condiciones infrahumanas que desembocaron en la explotación de los trabajadores, con salarios que apenas les permitían subsistir y los obligaban a seguir trabajando.
La Concepción Marxista del Trabajo
Karl Marx consideraba que el trabajo, como actividad productiva, constituye la dimensión esencial de la vida humana. Gracias al trabajo, el ser humano transforma la naturaleza, asegurando su desarrollo y reproducción.
Una de las afirmaciones propias de esta concepción es que la actividad laboral en el sistema capitalista deshumaniza al trabajador. Los productos del hombre se vuelven contra él, y se establece una relación de hostilidad entre el ser humano, la naturaleza y los demás hombres. Según Marx, esta situación solo podría superarse mediante una revolución del sistema de producción.
El Trabajo en la Actualidad
La valoración del trabajo en la sociedad contemporánea está influenciada por diversos factores:
- La división del trabajo, que a menudo fragmenta las tareas y puede llevar a la especialización excesiva.
- El desarrollo de las nuevas tecnologías, que obliga al ser humano a una formación continua y a la adaptación constante.
- El puesto de trabajo a menudo interesa más que el acto de trabajar en sí, ya que a través de él se pueden adquirir bienes materiales y alcanzar un estatus social.
En nuestra sociedad, el trabajo se percibe cada vez más como un elemento constructor de la personalidad y la identidad individual.